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Satanismo olímpico

Escritor Invitado,

El pasado día 26 de julio, París acogió la ceremonia de apertura de los XXXIII Juegos Olímpicos. Tras la celebración del pasado Mundial de fútbol en 2024 en Catar, Francia se convierte en el segundo país islámico en organizar un evento deportivo multitudinario a nivel mundial. Y no defraudaron.

Estas olimpiadas llegan en mitad de una crisis política, aunque Francia lleva así periódicamente desde que le cortaron la cabeza a Luis XVI. En las elecciones europeas, la lista oficialista del presidente Macron se pegó tal tortazo contra la derecha de Le Pen que el centrista convocó elecciones legislativas. La jugada le ha salido bien: pese a que la formación Agrupación Nacional sacó más de diez millones de votos, el endiablado sistema electoral francés le ha relegado a la tercera posición.

Todo ello es debido a que el liberal Macron, ministro de economía durante el gobierno del socialista Hollande que llevó la fiscalidad individual al 75% a partir del millón de euros, pactó con comunistas, socialistas y verdes (todos unidos en un Nuevo Frente Popular) que no se presentarían en aquellas circunscripciones donde ambas formaciones hubieran pasado a la segunda vuelta, siempre para evitar la victoria de Le Pen. La jugada ha sido victoriosa para Macron: no tendrá que nombrar un primer ministro conservador y podrá cumplir el sueño de María Guardiola: gobernar con los socialistas.

Francia: ir a misa con escolta
Volviendo al evento deportivo, a los franceses se les ocurrió sacar la ceremonia de apertura del estadio olímpico y, en su lugar, montar una especie de desfile con barcos por el Sena. Bueno, viendo los problemas de seguridad durante la celebración de la final de la Liga de Campeones en 2022, cualquier cosa que no sea andar por las afueras de París está bien pensado. Para culminar el despropósito, el comité organizador buscó la forma de herir los sentimientos de la forma más directa posible de los católicos. Católicos que tienen que ir a la Misa del Gallo escoltados por la policía.

Aquí, tras años de preparación, tuvieron a bien en parodiar el cuadro La Última Cena, la inmortal obra de Leonardo da Vinci que se puede disfrutar en el convento dominio de Santa Maria delle Grazie de Milán. Cambiando a Jesucristo por una DJ francesa con un cuerpo poco deportista, añadiendo drags queens y cualquier cosa que ofendiera lo máximo posible a los cristianos y ya de paso al espíritu olímpico.

Pero la cosa no termina aquí. En la competición de boxeo femenino (66 kg.), la italiana Angela Carini, campeona del mundo en 2019, se encontró en primera ronda contra la boxeadora argelina Imane Khelif. Esta boxeadora no pudo competir en el mundial de boxeo celebrado el año pasado porque, para competir en dicho torneo, había que realizarse dos test de ADN.

Imane Khelif, intersexual y medalla de oro
Hay que decir que esta luchadora no es transexual, en el sentido de nacer hombre y luego realizar la transición a mujer, con las inyecciones y operaciones que ello suponga. Lo que Khelif tiene es algo rarísimo: es intersexual. Nació con aparato reproductor femenino, pero tiene testículos internos y altos niveles de testosterona. Ello le hace obtener una ventaja física sobre sus rivales femeninas. Podríamos afirmar que tiene cromosomas XY, pero no diremos que eso es lo que tenemos los hombres porque no queremos que nos metan tal multa que tengamos que vender hasta el busto del padre Mariana para pagarla.

De hecho, como decimos, por eso la Federación Internacional de Boxeo no la dejó competir el año pasado en el mundial. Pero, el Comité Olímpico Internacional (COI) no realizó dichas pruebas. Simplemente, el COI ha dicho que puede competir en la categoría femenina porque ha presentado un pasaporte donde dice que es mujer. Parece que los del COI no saben que ahora en España uno se puede cambiar de sexo sin necesidad de presentar más que un papel en el Registro Civil donde dice que se siente mujer.

Juegos wokelímpicos
En resumen, los Juegos wokelímpicos han conseguido la cuadratura del círculo: para dar más visibilidad a los deportes femeninos, lo mejor es llenar la competición de deportistas masculinos con cromosomas XY. Ahora resulta que un hombre zurrando a una mujer es deporte olímpico. Una deportista de veinticinco años, un modelo de trabajo y esfuerzo para todo el mundo, se harta a trabajar durante tres años para buscar su momento en unas olimpiadas y, oh sorpresa, se encuentra un rival contra el que no tiene opciones por una cuestión genética, no deportiva. Por supuesto, al igual que la ceremonia de apertura, esto fue planificado durante años. No ha sido una consecuencia imprevista. Esto TIENE que ser así. El que se resista, sufrirá las consecuencias.

Fuente: Panampost

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