martes, noviembre 26, 2024
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El verdadero criminal vive en Miraflores

IBÉYISE PACHECO,

Existen suficientes evidencias que desenmascaran a la supuesta democracia con la que se venían escudando Maduro y sus aliados del crimen organizado. Y aunque eso a él no le importa y se burla de que el mundo constate que es un tirano porque su prioridad está centrada en mantenerse en el poder a sangre y fuego, habrá de pagar las consecuencias.

El blanco presente y de vara alta es el presidente electo, Edmundo González Urrutia. Para procurar debilitarlo y con ello intentar disminuir la decisión del país que votó por él, Maduro se escuda nuevamente en la Fiscalía General de la República y amaña un proceso con el que pretende llevarlo a prisión.

Es el mundo al revés. Evidentemente en la dictadura venezolana los valores están invertidos. Se premia el delito, se aplaude al inmoral, se asciende al torturador, se estimula al traidor, se protege al asesino.

En estos años de Maduro en el poder la decencia no solo ha sido dejada a un lado si no que ha terminado siendo castigada. El régimen de Maduro es una cleptocracia que ha convertido a nuestro país en un espacio depauperado y en un pueblo desahuciado. A los venezolanos bajo el régimen de Maduro les fue eliminada su privacidad; nuestra soberanía se la entregó a Cuba. Porque quien vive en Miraflores ha traicionado a los venezolanos.

Es un asunto difícil de digerir y procesar, pero en Venezuela mandan los cubanos. A Maduro no lo sostiene Vladimir Padrino López y su élite de militares corruptos, el asunto es peor. Maduro es literalmente un títere de Miguel Díaz Canel y Manuel Marrero Cruz y los militares venezolanos reciben línea de los estrategas de la isla, así como los organismos de seguridad son supervisados a distintos niveles por los órganos de seguridad e inteligencia cubanos.

¿Cuál es la urgencia de Maduro al arriesgarse a cruzar la línea roja y ordenar apresar a Edmundo González Urrutia, claro ganador de la elección presidencial del pasado 28 de julio?

Los números le confirman a Nicolás Maduro que mientras el rechazo hacia su persona ha crecido aún más, el apoyo y la admiración hacia González Urrutia se ha multiplicado con solidez a pesar de la sanguinaria represión. Además, Maduro ahora duda de su entorno. Para él ha perdido credibilidad Jorge Rodríguez y con él, los encuestadores convenientemente optimistas de su triunfo antes del 28J, como lo fueron Luis Vicente León y Oscar Schemel; porque la verdad creer el cuento del empate técnico y la promesa de que una pequeña diferencia posibilitaría amañar el resultado, y que eso no sucediera, fue un duro golpe para Nicolás.

Así que el país expresó hace más de un mes y de manera contundente su desprecio hacia Maduro. No hay manera de que eso cambie, de allí el camino de la tiranía con las terribles consecuencias para el país, y adicionalmente para Latinoamérica. Allá entonces aquellos mandatarios que creen posible convivir con un tirano sin sufrir las consecuencias. Allá también los jefes de gobierno de Norteamérica y Europa que ven lo ocurrido en nuestro país como un asunto local sin entender las dimensiones de una dictadura que una vez afianzada en el poder continuará su expansión con la respectiva multiplicación de sucursales de la tiranía y despachos varios para el crimen organizado.

Es la posible detención de Edmundo González Urrutia un punto de inflexión, un momento decisivo que puede alterar la trayectoria futura de nuestro continente y más allá, puede significar el afianzamiento del totalitarismo, birlando la democracia en sus propias narices a los gobiernos del mundo libre.

Maduro apuesta a que encerrar, maltratar, humillar e incomunicar a González Urrutia llevará a disminuir la admiración, el entusiasmo que un personaje honesto y sencillo ha generado, porque la verdad es que Edmundo González Urrutia ha significado tras la fuerza noble y arrolladora de María Corina Machado, la certeza de lo que el venezolano necesita retomar con urgencia: La paz, el remanso y la decencia. Pero las cosas no son como Maduro y sus asesores piensan. Así como se equivocaron antes y durante el 28 de julio por subestimar al venezolano, se siguen equivocando después.

Es un escándalo, un descaro de indecencia, una violenta ilegalidad procurar la detención del presidente electo. Al tocar su libertad están disparando a cada uno de los más de 7 millones de 300 mil votantes sin contar los millones a quienes nos impidieron hacerlo por vivir en el exterior.

Eso será la sentencia de muerte de Maduro. Probablemente las consecuencias no las vea enseguida, pero le vendrán.

Entretanto tenemos que resistir.

Fuente: Diario Las Américas

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