Si el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se tomó en abril cinco días para decidir su continuidad en el cargo, tras la acusación de corrupción en contra de su esposa, Begoña Gómez, ahora la polémica que ronda el exilio en Madrid del líder Edmundo González, que involucra directamente a su Administración, lo tiene contra la espada y la pared en La Moncloa.
La mediación del mandatario socialista desde el fraude electoral cometido por el régimen de Nicolás Maduro en los comicios del 28 de julio, para mantenerse en el poder hasta 2030, lo posiciona en una línea de fuego que está lejos de extinguirse y amenaza con sofocarlo.
Las acusaciones de coacción, presión o chantaje ejercidas por la dictadura de Maduro retumban sobre Sánchez. A dos semanas de que el avión de las Fuerzas Armadas españolas despegara de Caracas con González a bordo, el mandatario español enfrenta las críticas por una diplomacia errática, contradictoria y complaciente con el chavismo.
El precio de la mediación
La factura por todo ello que paga el presidente del gobierno español rompe las barreras. Si bien condicionó el reconocimiento de González al respaldo de la Unión Europea, con la idea de que no existiría consenso al respecto, la comunidad lo sorprendió con un sí, el mismo que emitió el Senado, con el apoyo de Vox y Junts (el PNV no participó en la votación esta vez) y el Congreso para instarlo no sólo a reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela sino a promover ante el Tribunal Penal Internacional una orden de arresto contra Nicolás Maduro y otros “sospechosos” de crímenes de lesa humanidad.
Miraflores busca imponerse en el conflicto con la amenaza de romper relaciones con España, su tercer socio comercial, con lo cual afectaría a las 60 empresas ibéricas que operan en Venezuela, cuyas inversiones superan los 500 millones de euros. Ni más petróleo, ni ron, ni langostinos, ni camarones caribeños saldrían al otro continente.
Sánchez sin más excusas
La situación presiona directamente a Sánchez. Al mandatario ya no le quedan más excusas para dilatar el reconocimiento del abanderado de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), considerando que al margen de los vicios del chavismo, en búsqueda de anular, mediante una carta, el triunfo de González, ningún documento está por encima de la voluntad democrática expresada por los venezolanos en las urnas el 28 de julio.
De hecho, ni siquiera la supuesta “renuncia” de González podría dejarla a un lado o minimizarla, debido a que sólo los venezolanos tienen la facultad constitucional para incidir sobre la soberanía que “reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente e indirectamente, mediante el sufragio”. Lo establece el artículo número cinco de la Carta Magna venezolana que avaló e impulsó el chavismo hace dos décadas.
Entre la espada y la pared
Con esa realidad encima, desde la Moncloa niegan la participación del Ejecutivo de Sánchez en la firma de un documento o la negociación entre González y la dictadura de Maduro. Fuentes de la Cancillería española aseguran a Infobae que “cuando Edmundo González solicitó ser acogido en la residencia del embajador español, tuvo la garantía de que podía verse o realizar las gestiones que decidiera hacer con relación a su situación”. Incluso, sostienen que el ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares, “dio instrucciones directas al embajador de no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor”.
¿Dicen la verdad? El abogado de Edmundo González, José Vicente Haro, tiene dudas. Aún no entiende cómo la administración de Sánchez autorizó o facilitó una reunión entre Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional chavista, la vicepresidente de la República, Delcy Rodríguez -sancionada desde 2020 por la Unión Europea- y su representado en la sede diplomática, sino que además permitiera grabaciones y fotografías sin consentimiento, dentro de territorio español.
Los hermanos Rodríguez amenazan a González con mostrar supuestas “pruebas” de su encuentro si no desmiente sus acusaciones. Él los desafía. No está dispuesto. “Lo que deberían estar divulgando son las actas de escrutinio. La verdad es lo que es y está en las actas que ustedes pretenden ocultar”, les responde desde Madrid. “No me van a callar. No van a callar a un país que ya habló. Millones de venezolanos tienen la voluntad de cambio y yo voy a cumplir con ese mandato”.