BUENOS AIRES.- En medio del claroscuro de los gobiernos en Latinoamérica, Venezuela se ha convertido en un problema político de peso para la izquierda en la región, luego de los fraudulentos resultados electorales del 28 de julio pasado.
“Venezuela es signo de un fracaso para la izquierda latinoamericana, la evidencia de que algo salió mal casi desde cualquier punto de vista, se asocia a lo económico y democrático”, afirma el analista político José Natanson, tras considerar que es un “punto ciego” para Colombia, Brasil, Chile, México, e incluso el peronismo argentino.
La falta de verificación de las actas de escrutinio que el régimen venezolano se niega a publicar, a pesar de la presión internacional y de sus aliados, y la decisión de Nicolás Maduro de no dejar el poder, aunque no fue favorecido con los resultados, plantean a la izquierda una “nueva situación”: la división frontal frente a lo que ha significado el chavismo.
“La izquierda democrática llegó al poder por elecciones y cuando perdió se fue; lo hizo Lula, el kirchnerismo, y otros, salvo Venezuela”, destaca.
El analista y periodista argentino considera que frente a la crisis que el régimen ha generado ya existe en la región un nuevo mapa político de las izquierdas, según las posiciones que los países han adoptado. Aclara, sin embargo, que Venezuela rompió con la democracia en 2015, dos años después de asumir Maduro por primera vez.
“Aunque ya arrastraba señales de autoritarismo desde el gobierno de Hugo Chávez”, precisa Natanson, especializado en política latinoamericana y autor del libro “Venezuela. Ensayo sobre la Descomposición” (Debate 2024).
División de la izquierda en Latinoamérica
Natanson distingue tres reacciones distintas en los gobiernos de izquierda por la falta de publicación de las actas de votación. Menciona, en primer lugar, las posiciones de Cuba y Nicaragua, aliados políticos y estratégicos de Venezuela, que han reconocido a Maduro como vencedor en los comicios.
“Son los únicos que no son democráticos junto con Venezuela”, precisa. Daniel Ortega, quien ejerce el poder en Nicaragua desde 2007, expresó su “formal y claro reconocimiento del resultado electoral» dado por el CNE, mientras que Cuba se encargaba de atacar a la Organización de los Estados Americanos (OEA) por “carecer de autoridad moral” para decidir sobre los resultados de las presidenciales en Venezuela.
“Venezuela, que tiene poco de izquierda, Cuba y Nicaragua primero hicieron revolución y ahora son regímenes autoritarios”, afirma, tras explicar que la izquierda latinoamericana actual “tiene más que ver con la definición de democracia y no democracia”.
Destaca la posición “más dura e intensa” del presidente de Chile, Gabriel Boric, exdirigente estudiantil socialista. A días de las elecciones, dejó claro que Chile “no reconoce” a Maduro como presidente electo”. Fue el primero en pedir la publicación de las actas, luego poner en duda los resultados del CNE denunciado por irregularidades.
“Es una reacción que Boric se puede permitir sobre Venezuela, porque tiene menos cosas que perder: no hay fronteras comunes, aunque sí mucha migración, pero los asuntos bilaterales son menores”, apunta en relación con la tensa relación que ocasionó el asesinato del teniente venezolano Ronald Ojeda, exiliado en ese país, en 2023. Resalta que el impacto de la política venezolana en Chile es menor. “Boric no tiene relación sentimental con el chavismo, como sí lo tienen otros líderes de izquierda”.
Por un recauce en Venezuela
Natanson cita por último las reacciones de Brasil, Colombia y México por “intentar contribuir a un recauce democrático” de Venezuela con la propuesta de repetir la elección presidencial en la que el opositor Edmundo González Urrutia resultó el ganador, según las actas conocidas de la oposición. Afirma que, a diferencia de Chile, ninguno de aquellos gobiernos ha desconocido ni reconocido ganador.
“No ha habido de Lula Da Silva, ni de Petro ni de López Obrador, este con menos claridad, pero también en este grupo, ni un solo tuit felicitando a Maduro como vencedor”.
“Entiendo esa reacción, pero me parece que la posición de estos no está llegando a buen puerto”. “Colombia necesita a Venezuela por muchas razones, entre estas gestionar la frontera y el acuerdo de paz con el ELN. Con Lula tiene también muchos asuntos bilaterales y romper con Venezuela significaría para estos países un costo muy alto”.
El analista puntualiza que el giro autoritario en Venezuela “no fue un proceso que se diseñó a partir de una hoja de ruta revolucionaria, ni nacionalista, ni de ningún tipo; es como el proceso soviético o el chino”. “En Venezuela se dio por medio de una acumulación de decisiones tácticas que han ido llevando hacia un autoritarismo caótico” que es el que predomina hoy.
Un caos en la región
Natanson asegura que, “al menos hasta ahora”, Venezuela no era una dictadura en un sentido clásico. “Durante lo que fue la ola de la izquierda, en la primera década del siglo XX, progresistas o nacional-populares (populistas) como Lula, Morales, los Kirchner, Correa y Chávez eran parte legítima de esa familia, aunque era disfuncional”. Señala que el chavismo se fue de “esa familia” cuando Venezuela “dejó de ser una democracia, como la hay en Chile, Colombia, Brasil, Argentina y México. “Y ahora es más cercana de Cuba y Nicaragua”.
Un problema de peso significativo que afecta naturalmente a la izquierda democrática de la región, según dice.
“El fantasma de la ‘venezualización’ de Argentina, de Brasil o de Colombia fue uno de los argumentos de los candidatos liberales o conservadores en América Latina, en los últimos años, para llegar al poder, como alguna vez fue la ‘cubanización’. Y eso es así porque el declive, el caos que caracteriza a Venezuela termina emparentándola con lo peor del socialismo”.
Las filas para hacer compras, el desabastecimiento y el autoritarismo han hecho de Venezuela lo peor de las izquierdas, un proceso que Natanson ubica en 2015.
“Venezuela se apartó de la izquierda cuando la oposición ganó las elecciones legislativas y Maduro se las arrebató, le quitó a la oposición los tres diputados de la Asamblea Nacional y anuló de facto el resultado de las legislativas, y se convocó la Constituyente”. Y agrega: “No existen democracias ni dictaduras puras, es cuestión de grados, hay degradaciones de grises tanto en democracias como en autoritarismos y en este punto digo que Venezuela cruzó la frontera y dejó de ser democracia en 2015”.