Mookie Tenembaum,
La decisión que enfrenta Netanyahu: cómo un contraataque de Israel a Irán podría afectar el precio del petróleo y las elecciones en EE. UU.
Israel sufrió un ataque de 220 misiles, intensificando aún más la ya delicada situación de seguridad en la región. En respuesta, el gobierno israelí ha advertido que tomará medidas drásticas contra Irán, considerando dos opciones: atacar directamente los pozos petrolíferos iraníes o sus centrales nucleares para frenar el avance de su programa atómico. Ambas acciones podrían tener consecuencias devastadoras para la economía global, especialmente en el precio del petróleo.
Si Israel opta por atacar los pozos petrolíferos de Irán, es probable que esto provoque un impacto inmediato en los mercados petroleros. La incertidumbre y el riesgo geopolítico suelen desencadenar subidas abruptas en los precios del crudo. Además, los posibles daños a la infraestructura petrolera iraní reducirían la oferta mundial de petróleo. Esto podría hacer que el precio del petróleo, que hasta ahora se ha mantenido relativamente estable, se dispare, afectando directamente el costo de la gasolina en las estaciones de servicio de Estados Unidos.
Tengamos en cuenta que, para Estados Unidos y el mundo, una guerra en la cuenca del Golfo Pérsico, donde se encuentra Irán y grandes productores de petróleo, significaría un aumento en el precio del preciado producto energético.
El petróleo iraní está embargado por restricciones de la ONU y técnicamente no debiera influir en el precio internacional del producto. Sin embargo, China sí compra petróleo iraní y si para de hacerlo tendría que obtenerlo de otros países, lo que aumentaría el precio internacional del producto.
Para comprender cómo un aumento en el precio del petróleo impacta a los consumidores estadounidenses, es importante considerar el proceso de refinación y distribución. Desde que el precio del barril sube en los mercados internacionales hasta que este incremento se refleja en las gasolineras, transcurren entre dos y cuatro semanas. Generalmente, los primeros aumentos se observan en las estaciones de servicio unas dos semanas después de la subida inicial. Esto significa que, si Israel lleva a cabo un ataque contra Irán, los estadounidenses podrían sentir el impacto en sus bolsillos justo a tiempo para influir en su comportamiento electoral de cara a las elecciones presidenciales.
Un aumento sostenido en los precios de la gasolina en EE. UU. podría ser un factor determinante en el resultado de las elecciones de 2024. Históricamente, cuando el precio de la gasolina sube, el descontento de los votantes tiende a favorecer a la oposición. En este caso, con Joe Biden en la presidencia, un incremento en el precio de la gasolina podría beneficiar a los republicanos, especialmente a Donald Trump.
Frente a este panorama, Biden podría intentar evitar un alza brusca en los precios de la gasolina mediante intervenciones en la reserva estratégica de petróleo de EE. UU. o presionando a sus aliados en Medio Oriente, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, para que aumenten significativamente su producción de crudo. Sin embargo, la influencia de Biden sobre estos actores ha sido limitada en el pasado, y un incremento repentino en la producción podría no ser suficiente para contrarrestar el efecto de un ataque israelí en los mercados internacionales.
La posición de Netanyahu es singular, ya que su decisión de atacar o no podría tener repercusiones más allá de Israel e Irán, afectando incluso la política interna de Estados Unidos. Mientras que un ataque a los pozos petrolíferos iraníes podría elevar significativamente el precio del crudo, un ataque a las centrales nucleares podría no impactar inmediatamente en los precios, pero sí escalaría las tensiones en la región a niveles sin precedentes. Esto podría llevar a Irán a tomar represalias contra Israel y otros aliados de Occidente.
En cualquier caso, una acción militar por parte de Israel probablemente provocaría una respuesta de Irán, que podría incluir ataques a intereses israelíes en el extranjero o el uso de sus aliados en la región para lanzar misiles y coordinar ataques. Una escalada de esta magnitud no solo mantendría elevados los precios del petróleo, sino que también podría desencadenar una crisis energética global.
Por lo tanto, la decisión de Netanyahu no se limita a consideraciones militares o estratégicas, sino que también tiene importantes implicaciones económicas y políticas. En un momento en que las elecciones presidenciales de Estados Unidos se presentan como una contienda reñida, cualquier fluctuación en el precio del petróleo podría inclinar la balanza. Con las encuestas mostrando una diferencia mínima entre Kamala Harris y Trump, un aumento sostenido en el precio de la gasolina podría ser un golpe letal para la campaña del actual presidente.
En resumen, las acciones de Israel podrían desempeñar un papel crucial en el futuro político de Estados Unidos. Si Netanyahu decide atacar los pozos petrolíferos de Irán, no solo provocaría un aumento en el precio del crudo, sino que también podría influir decisivamente en el destino electoral de Harris y favorecer la posible elección de Trump. De manera irónica, en las manos de Netanyahu podría estar no solo la seguridad de Israel, sino también el resultado de las elecciones en Estados Unidos.
Las cosas como son.