Washington, 7 oct (EFE).- En cada noche electoral de Estados Unidos existe una posibilidad, remota pero no imposible, que es todo un sueño para los más apasionados de la política estadounidense: que haya un empate de votos electorales entre los dos candidatos.
La vicepresidente y aspirante demócrata, Kamala Harris, y el expresidente republicano Donald Trump (2017-2021) se enfrentarán este 5 de noviembre en las elecciones que se prevén muy ajustadas y en las que no se puede descartar ningún escenario.
¿Cómo es posible un empate?
El presidente de Estados Unidos no se elige por el número de votos total obtenido a nivel nacional (conocido como voto popular), sino que se utiliza el sistema del Colegio Electoral.
Mediante este mecanismo, cada uno de los 50 estados del país aporta un número determinado de electores o votos electorales repartidos en función de su población.
La gran mayoría de estados entregan todos sus votos al candidato que gane los comicios en el estado, de manera que quien venza en California se lleva los 54 votos de ese estado y el que lo haga en Wyoming se embolsa los tres votos que allí están en juego.
En total, el Colegio Electoral está compuesto por 538 votos electorales y se convierte en presidente quien logre al menos la mitad más uno, es decir la cifra mágica de los 270.
Pero hay un pequeño detalle a tener en cuenta. Al ser 538 un número par, existe la posibilidad de que Harris y Trump empaten a 269 votos cada uno.
¿Cómo se resuelve?
La respuesta está en la Constitución, concretamente en la Enmienda número 12.
El árbitro que debería desempatar entre Harris y Trump es la nueva Cámara de Representantes, cuya composición también se elegirá el próximo 5 de noviembre.
La Cámara Baja debería reunirse en una sesión especial a partir del 6 de enero para elegir al mandatario.
En ese caso, cada delegación estatal tendría un voto, por lo tanto, el peso de California y el de Wyoming sería exactamente el mismo a pesar de que la primera es mucho más numerosa que la segunda, cuenta a EFE Morris Fiorina, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford.
Como hay 50 estados, el candidato que lograra 26 votos o más se convertiría en el nuevo presidente de Estados Unidos.
Actualmente, los republicanos controlan precisamente 26 delegaciones estatales en la Cámara de Representantes (los demócratas 22 y hay dos empatadas) y los analistas esperan que conserven esa mayoría después de las elecciones.
Al haber un mayor número de delegaciones republicanas, Trump tendría más opciones de ser presidente en caso de un empate con Harris, explica Rick Hasen, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
¿Qué pasaría con la Vicepresidencia?
La elección del vicepresidente, entre el demócrata Tim Walz y el republicano J.D. Vance, la decidiría el Senado, donde votarían los 100 senadores, de manera que ganaría el aspirante que lograra 51 apoyos.
Al ser dos votaciones separadas, podría darse el inusual caso de que el presidente y el vicepresidente fueran de partidos diferentes.
El Senado está actualmente controlado por los demócratas, pero el 5 de noviembre se renovará un tercio de su composición.
¿Es un escenario realista?
Nunca en la historia ha habido un empate en el Colegio Electoral y este sigue siendo un escenario muy improbable, pero no se puede descartar por completo.
Parte de la clave está en Nebraska, que junto con Maine es el único estado que reparte sus votos electorales por distritos. Allí los republicanos suelen llevarse cuatro votos y los demócratas tradicionalmente solo consiguen uno que proviene de la zona urbana de Omaha.
En un escenario en el que Harris ganara a Trump en los tres estados bisagra del Medio Oeste (Míchigan, Pensilvania y Wisconsin) y el republicano se impusiera en los otros estados clave, Omaha marcaría la diferencia entre hacer a Harris presidenta por 270 votos o generar un empate a 269.
Por eso, los republicanos intentaron modificar las leyes de Nebraska para que el estado entregue todos sus votos al ganador y quitar así el voto de Omaha a Harris, pero su intento fracasó en septiembre.
Otro escenario que arrojaría un empate sería la victoria de Trump en Pensilvania, Míchigan y Carolina del Norte, y de Harris en Arizona, Georgia, Nevada y Wisconsin.
Pero sería una combinación bastante sorprendente teniendo en cuenta la tradición electoral de esos estados. “¿Es posible? Sí. ¿Es probable? No”, sostiene Miles Coleman, del Centro de Política de la Universidad de Virginia.