Desde el inicio de la administración de Joe Biden, su plan Bidenomics ha estado en el centro de un intenso debate sobre la dirección económica de Estados Unidos. Las políticas adoptadas bajo este enfoque han tenido efectos profundos en diversos sectores de la economía, revelando numerosas limitaciones y fallos que han impactado negativamente a millones de estadounidenses. A continuación, se presenta un análisis más detallado de los siete principales fracasos de Bidenomics y su repercusión en la economía nacional.
Inflación fuera de control
El estímulo masivo de $1.9 billones aprobado al inicio de la administración Biden, destinado a mitigar los efectos económicos de la pandemia, ha sido un factor clave en la aceleración de la inflación. Aunque se argumentó que esta inyección de capital era necesaria para evitar una recesión prolongada, la falta de previsión sobre sus efectos a largo plazo ha resultado en un aumento desmesurado de los precios. La inflación alcanzó un máximo del 9.1% en junio de 2022, una cifra alarmante que no se había visto en décadas. Este aumento no solo afectó a los precios de bienes de consumo básico, sino que también incrementó los costos en sectores clave como la vivienda, la energía y los alimentos. Las familias estadounidenses vieron cómo su poder adquisitivo se erosionaba rápidamente, creando una sensación de inseguridad económica generalizada. Además, la Reserva Federal se vio obligada a intervenir con aumentos agresivos en las tasas de interés para intentar controlar la inflación, lo que a su vez ha frenado la recuperación económica al encarecer el costo del crédito para empresas y consumidores.
Quiebras en masa de pequeñas empresas
Las pequeñas empresas han sido uno de los sectores más golpeados por las políticas económicas de Bidenomics. Estas empresas, que representan la columna vertebral de la economía estadounidense, se han enfrentado a una tormenta perfecta de desafíos: costos operativos en aumento, nuevas regulaciones más estrictas y problemas persistentes en la cadena de suministro. Estos factores han llevado a un aumento significativo en las quiebras de pequeñas empresas. En la primera mitad de 2024, las quiebras en este sector aumentaron un 61% en comparación con el año anterior. Este aumento dramático refleja la incapacidad de las políticas de Bidenomics para proteger a los negocios más vulnerables. Muchas de estas empresas, especialmente aquellas que operan con márgenes de ganancia estrechos, no han podido soportar la carga financiera adicional, lo que ha resultado en el cierre de miles de establecimientos. Este colapso ha tenido un efecto dominó en las comunidades locales, aumentando el desempleo y reduciendo la actividad económica.
Destrucción del sector energético
El sector energético ha sido uno de los más afectados por las decisiones políticas bajo Bidenomics. Desde el inicio de la administración, se ha puesto un fuerte énfasis en la transición hacia energías limpias, a menudo a expensas de la industria tradicional de combustibles fósiles. Aunque la transición a fuentes de energía más sostenibles es un objetivo a largo plazo importante, la rapidez y el enfoque unilateral de estas políticas han causado una disrupción significativa en el sector. Los precios de la gasolina han aumentado un 48% y los del gas natural un 27% desde que Biden asumió la presidencia. Estos incrementos han afectado directamente el costo de vida de los estadounidenses, encareciendo todo, desde el transporte hasta la calefacción de los hogares. Además, la cancelación del oleoducto Keystone XL, una decisión emblemática de esta administración, resultó en la pérdida inmediata de 11,000 empleos. Esta cancelación no solo eliminó puestos de trabajo bien remunerados, sino que también envió una señal preocupante a la industria energética sobre el compromiso del gobierno con los proyectos de infraestructura energética. Además, las restricciones adicionales en la exploración y extracción de petróleo y gas, incluidas las moratorias en nuevos permisos de perforación en tierras federales, han limitado la capacidad de Estados Unidos para mantener su independencia energética. Esto ha forzado a la industria a depender más de las importaciones de energía, exponiendo al país a las fluctuaciones de precios en los mercados internacionales y debilitando su posición en el escenario global.
Revisión de las cifras de empleo: Una revelación preocupante
Recientemente, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos realizó una importante revelación que ha generado nuevas dudas sobre la efectividad de las políticas económicas bajo la administración Biden. Según esta revisión, se crearon 818,000 empleos menos durante los últimos 12 meses de lo que originalmente se había reportado. Este ajuste significativo en las cifras de empleo expone una sobreestimación considerable en la creación de puestos de trabajo, lo cual plantea serias preguntas sobre la veracidad de los datos económicos utilizados para justificar las políticas de Bidenomics. Esta corrección no solo reduce el número total de empleos creados bajo la administración Biden, sino que también pone de manifiesto la volatilidad y la incertidumbre en el mercado laboral estadounidense. La discrepancia entre los números reportados inicialmente y las cifras revisadas sugiere una falta de precisión en la medición y proyección de la recuperación económica, lo que podría tener implicaciones negativas para la confianza empresarial y del consumidor. Además, esta revisión llega en un momento en que la administración Biden ha defendido sus políticas como clave para la recuperación económica post-pandemia. Sin embargo, la reducción de más de 800,000 empleos en las estadísticas oficiales socava esta narrativa y refuerza las críticas de que las políticas de estímulo masivo y de gasto público, características de Bidenomics, no han logrado generar un crecimiento sostenido y estable en el empleo.
Pérdida masiva de empleos por políticas ambientales
Las políticas climáticas impulsadas por la administración Biden, como la reincorporación al Acuerdo de París y la implementación del «Green New Deal», han tenido un impacto devastador en el sector de combustibles fósiles. Aunque estas políticas están diseñadas para reducir las emisiones de carbono y combatir el cambio climático, lo han hecho a un costo significativo para la economía y el empleo en industrias clave. Se estima que cientos de miles de empleos en la industria de combustibles fósiles están en riesgo debido a estas políticas. Las restricciones en la producción de energía tradicional han llevado al cierre de plantas, la cancelación de proyectos y la reducción de la producción en diversas instalaciones. Este declive ha afectado no solo a los trabajadores directamente empleados en la industria, sino también a las comunidades dependientes de estos empleos, que enfrentan una pérdida significativa de ingresos y una menor actividad económica. Además, la transición forzada hacia energías limpias, sin un plan adecuado para reubicar o reentrenar a los trabajadores desplazados, ha dejado a muchos estadounidenses sin alternativas viables de empleo. Esto ha generado un resentimiento creciente en regiones que históricamente han dependido de la industria energética, poniendo en duda la viabilidad de una transición energética que no tenga en cuenta el impacto social y económico en las comunidades afectadas.
Declive del sector manufacturero y mayor dependencia de China
El sector manufacturero, que ha sido durante mucho tiempo un pilar de la economía estadounidense, ha sufrido gravemente bajo Bidenomics. La combinación de políticas comerciales y ambientales ha debilitado la competitividad de Estados Unidos en el mercado global, particularmente frente a China. Más de 200,000 empleos en manufactura se han perdido debido al aumento de importaciones desde China, impulsado por políticas que favorecen la reducción de emisiones y la transición a energías limpias a expensas de la industria tradicional. Este declive ha sido especialmente visible en industrias como la del acero, el carbón y otros sectores intensivos en energía, donde las regulaciones ambientales han incrementado los costos de producción y reducido la competitividad internacional. El «Green New Deal» ha exacerbado esta situación, al imponer nuevos estándares ambientales que han incrementado los costos para las empresas manufactureras. Además, estas políticas han aumentado la dependencia de Estados Unidos hacia la República Popular China (RPC) para la importación de materiales y componentes esenciales para la industria manufacturera y las energías renovables. Esto incluye una mayor dependencia en la importación de minerales críticos y componentes para la tecnología verde, como las baterías de vehículos eléctricos, donde China domina el mercado global. Esta dependencia incrementada pone en riesgo la seguridad económica y la autonomía industrial de Estados Unidos, haciéndolo más vulnerable a las tensiones geopolíticas y a las decisiones de la RPC.
Crecimiento descontrolado de la deuda nacional
La deuda nacional ha alcanzado una asombrosa cifra de $34 billones bajo la administración Biden, un nivel que muchos economistas consideran insostenible. El continuo gasto deficitario, sin un plan claro para reducir la deuda, ha planteado serias preocupaciones sobre la estabilidad fiscal a largo plazo de Estados Unidos. Este aumento en la deuda no solo refleja un problema de gestión fiscal, sino que también limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Con una deuda tan alta, el margen de maniobra para implementar nuevas políticas de estímulo o inversiones en infraestructura es cada vez más limitado. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, a medida que aumentan las tasas de interés, desvía recursos que podrían haberse destinado a otras áreas críticas, como la educación, la salud o la seguridad nacional. La falta de disciplina fiscal bajo Bidenomics ha generado críticas tanto a nivel nacional como internacional, poniendo en duda la credibilidad de Estados Unidos como líder económico global. A medida que la deuda continúa creciendo, los riesgos de una crisis de deuda soberana se vuelven más palpables, lo que podría desencadenar un colapso financiero con consecuencias devastadoras para la economía mundial.
Incertidumbre económica persistente
Finalmente, la falta de dirección clara y la incertidumbre en la implementación de las políticas económicas han contribuido a una revisión a la baja de las proyecciones de crecimiento para 2024. Esta incertidumbre es el resultado de una combinación de factores, incluidos los efectos prolongados de la pandemia, las tensiones geopolíticas, y la falta de reformas estructurales. La economía de Estados Unidos se encuentra en una posición precaria, vulnerable a choques externos y a una desaceleración global. Sin un liderazgo económico claro y una estrategia coherente, las perspectivas de crecimiento a largo plazo se ven cada vez más sombrías. Esta incertidumbre ha llevado a muchas empresas a retrasar sus inversiones, lo que ha contribuido a una desaceleración general en la actividad económica y ha afectado negativamente la confianza del consumidor.
Conclusión
Bidenomics, en lugar de proporcionar una solución a los problemas económicos de Estados Unidos, ha creado nuevos desafíos y profundizado las crisis existentes. La inflación fuera de control, la destrucción de empleos en sectores clave, el aumento insostenible de la deuda, y la mayor dependencia hacia China son sólo algunos de los problemas que han surgido bajo estas políticas. Para evitar un mayor deterioro de la economía nacional, es necesario un cambio de rumbo urgente que priorice la estabilidad fiscal, el crecimiento sostenible, la independencia industrial, y la protección del empleo en todos los sectores de la economía.