Mookie Tenembaum,
El reciente ataque en Yemen, donde bombarderos estratégicos de Estados Unidos destruyeron depósitos de armas de los hutíes, es difícil de entender a primera vista, sobre todo cuando se habla de aviones como el B-2 Spirit. Para aclararlo: un bombardero es un avión militar diseñado para llevar y lanzar bombas sobre un objetivo específico. En este caso, el B-2 es particularmente relevante porque no solo vuela distancias largas, lo hace con una ventaja crucial: es muy difícil de detectar por radares enemigos. Esto, le permite atacar sin previo aviso. Esa capacidad de mantenerse “invisible” lo convierte en una herramienta esencial para operaciones en áreas fuertemente defendidas.
Los hutíes es un grupo terrorista respaldado por Irán. Este ataca barcos en el mar Rojo y amenaza a países en la región. Este bombardeo, por lo tanto, no solo fue una acción directa contra este grupo, también es un mensaje para Teherán: Estados Unidos puede llegar a cualquier sitio, por muy protegido o remoto que esté.
Estos bombarderos tienen la capacidad de lanzar grandes cantidades de bombas y pueden emplear armamento especializado para destruir búnkeres y refugios subterráneos. En este ataque, se habrían utilizado bombas diseñadas para penetrar el suelo y destruir construcciones fortificadas a gran profundidad. Estos explosivos arrasan con estructuras subterráneas, fuera del alcance de ataques convencionales.
Esto cobra particular relevancia en un momento de crecientes tensiones entre Irán e Israel, en el que el programa nuclear iraní es una preocupación internacional. El uso del B-2 es una muestra de poder que subraya que, si Irán apoya a grupos como los hutíes o avanzando en su programa nuclear en instalaciones subterráneas, Estados Unidos tiene los medios para neutralizar esos sitios.
Un aspecto adicional que refuerza la importancia de esta operación es la participación de Australia, lo que demuestra que no se trató solo de una acción unilateral de Estados Unidos, sino de un esfuerzo coordinado por una coalición de países interesados en mantener la estabilidad en la región. Esto añade aún más presión sobre Irán.
El ataque en Yemen fue, entonces, un golpe táctico que debilitó la capacidad operativa de los hutíes, pero también una advertencia dirigida a Irán. Estados Unidos demostró una vez más que posee la tecnología y el poder para eliminar objetivos críticos, sin importar lo bien resguardados que estén. Así, este despliegue de capacidades militares es algo que, sin duda, fue tomado en cuenta en Teherán.
Las cosas como son.
Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.