domingo, noviembre 24, 2024
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¿Porque Trump y no Kamala?

Salvatore Lucchense,

Apreciados lectores, tal vez yo no sea el más indicado para hacer este análisis, ya que mis ideales políticos y familiares son conservadores, o sea, pro familia, pro libre mercado, pro libertad de expresión y pensamiento, y entre otras cosas…, por ende pondría en tela de juicio mi ecuanimidad, pero les prometo que haré mi mejor esfuerzo para obligar a mi raciocinio a la neutralidad. Perfilando a Donald Trump; su ego está en el límite de ser un narcisista, pero a su vez sus acciones irrefutables hacia el prójimo lo acercan más a un humanista, bueno… excelente político indudablemente, exitoso empresario consumado, patriota a carta cabal, mujeriego empedernido que en sus últimos veinte años pareciera haber asentado cabeza, como un buen padre y un buen esposo, a las pruebas públicas me remito; pacifista a tal punto que en sus cuatro años de mandato presidencial (2017/2021), Estados Unidos no libró ninguna guerra con otros países bajo su administración, pero eso si, jamás demostró debilidad en actuar con mano dura, si los intereses de Estados Unidos y/o de sus aliados corrieran riesgos alguno; inolvidable cuando ordenó sin titubear el
asesinato del “carnicero iraní” Qasem Soleimani, jefe de las temibles y despiadadas Fuerzas Quds iraníes.

Considero importante resaltar que el sentimiento patriótico de Trump con respeto al control de las fronteras norteamericanas, no es inhumano, como tratan desesperadamente de hacerlo ver los nuevos demócratas “Woke”; según ellos la ley y el orden es violatoria a sus derechos humanos, derechos humanos que para los Wokes son sinónimo de anarquía; muy bien lo explica el ex general italiano Roberto Vannacci, hoy eurodiputado más votado en toda Italia, en su libro “Il Mondo al Contrario” El Mundo al Revés. Trump no está en contra de la inmigración legal en los EEUU, su abuelo fue un inmigrante alemán, el sabe muy bien que los cimientos de los Estados Unidos de Norteamérica fueron forjados por inmigrantes, en su gran mayoría, sin menospreciar el gran aporte de los indígenas nativos americanos, Trump lo ha reiterado en innumerables ocasiones, “no solo son bienvenidos los
inmigrantes que legalmente ingresen a Estados Unidos, los necesitamos para que este país siga siendo aún más grande”.

Su criterio acertado sobre cómo se están mal invirtiendo los fondos federales, para ayudar a los ciudadanos más necesitados es irrefutable; la administración Biden/Harris está despilfarrando el dinero que deberían de invertir en el bienestar de sus compatriotas más necesitados, como los son: los sin hogares “homeless”, los veteranos de guerra, las minorías étnicas raciales, que por años han sido discriminadas injustamente, La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, sigla en inglés); pero no… lo están dilapidando en hoteles, comidas, vestimenta entre otros, para los cientos de miles de ilegales, priorizándolos ante sus propios connacionales, tal vez parezca discriminatorio o tal vez cruel de mi parte, pero como “paterfamiliae”, o sea, el encargado sine qua non del bienestar de mi familia, y si lo magnificamos en este caso sería el jefe de gobierno, el máximo responsable de velar por el bienestar absoluto de sus coterráneos, primeramente cuidar, alimentar, proteger, proveer, abastecer entre otros a los míos, y lo que sobre a
los extraños, ¿crueldad en mi criterio…?

NO, es el instinto natural de la sobrevivencia humana, y punto! Lamentablemente para los estadounidenses la administración Biden/Harris ha permitido dolosamente el ingreso de ilegales sin control alguno, incentivando a los países odiadores de la tan bondadosa e imperfecta democracia, para convertir la ideología woke de los nuevos demócratas, en un eficaz caballo de Troya del siglo XXI.


Sus políticas económicas, ante, durante y después de la pandemia (COVID-19) fueron acertadas, no lo digo yo, así lo manifestaron todos los indicadores macroeconómicos, por cierto, logros que quiso atribuirse el ex presidente Obama, que fue desmentido por los más elocuentes economistas norteamericanos, algo así como lo que dijo Kamala: “trabajé en McDonald’s cuando era una adolescente”, o lo que dijo su compañero de fórmula a vice presidente Tim Walz: “luché en la guerra de Afganistán”.

Sin duda alguna el denominador común que los unen a los tres es la mentira y el engaño. Perfilando a Kamala Harris: se formó como abogado y politólogo, ocupando cargos relevantes (Fiscal General del Estado de California, Senadora Federal) antes de convertirse en la vicepresidente electa de los EEUU; en el ámbito familiar aparentemente estable, a las pruebas públicas me remito, su estadía en la Fiscalía General del Estados de California fue muy polémica, nueve casos en específicos pusieron en tela de juicio su aptitud como fiscal, su paso por el Senado nada relevante, como la mayoría de los Senadores Federales.

Ahora bien, en casi cuatro años ejerciendo el cargo de vicepresidente de EEUU, ha estado envuelta en un sin fin de polémicas, me atrevo a asegurar que en la gran mayoría de ellas
fueron con intención deliberada, no solo para congraciarse con las filas de los nuevos electores wokes, sino también para opacar al ya más que opacado presidente Biden, no le fue tan difícil lograr su objetivo, la demencia senil manifiesta de Joe la ayudó un montón. Kamala sabía muy bien que podía apoderarse de la nominación presidencial demócrata, sin medirse electoralmente a lo interno de su partido, solo tenía que seguir esperando cautamente, manifestando su apoyo maquiavélico incondicional a la aspiración
de Biden de reelegirse, hasta llegar al día (D) del debate presidencial contra Trump. Kamala presentía que el resultado del debate iba a ser catastrófico para Biden, bueno…, no solo ella, el día después del debate Kamala y su team wokes comenzaron a cocinar al indefenso
Biden a toda mecha, astuta maniobra del equipo político de la señora Harris, pero así es, en política no hay amigos solo intereses, y si hay amigos no hay piedad ni compasión hacia ellos. Ya cerrando este análisis perfilador, no puedo dejar de mencionar la conducta bipolar manifiesta de la señora Harris, sus carcajadas incontrolables solo se pueden comparar con la conducta del “trastorno de la personalidad narcisista con delirios psicóticos”.

Kamala rehuye constantemente a la reiterada pregunta de los periodistas; “”¿cuál es su plan de gobierno?””. El pleonasmo recurrente de la señora Harris me hace pensar que además de no tener un plan de gobierno propio, reiteraría el fracasado plan de gobierno del presidente Biden. Estimados lectores con derecho a voto en estas venideras elecciones presidenciales (EEUU), del 5 de noviembre de 2024, está es mi opinión, ustedes deciden… Un cordial saludo para todos ustedes.


Atte. Abogado Salvatore L

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