MIAMI. – El expresidente chileno Eduardo Frei lanzó una dura crítica a la comunidad internacional por su alegada falta de acción ante los recursos económicos que el régimen venezolano, bajo la égida de Nicolás Maduro, ha extraído del país para ser escondidos en el extranjero.
Y planteó una pregunta clave: «¿Dónde están los recursos que estos individuos, parte de un narcoestado, se llevan al exterior?». Según el exmandatario, esos fondos no están en países en desarrollo ni en América Latina o África, sino en las grandes potencias, que, desde su perspectiva, tienen la responsabilidad de actuar.
El exjefe de Estado de Chile (1994-2000) fue enfático al afirmar que estos capitales están depositados en “naciones poderosas”, y que estos mismos países deben asumir un rol activo en la lucha contra el régimen venezolano.
“Esos países tienen que hacer su trabajo”, dijo Frei, tras sugerir que, si se tomaran medidas decisivas en esas naciones para congelar los activos del régimen venezolano, habría esperanza de que la dictadura de Maduro pueda llegar a su fin.
La pregunta sobre la ubicación de los bienes saqueados por el régimen cobra especial relevancia en un momento crítico para Maduro. Recientemente, luego de su derrota en las elecciones del 28 de julio, el dictador emprendió su primer viaje oficial a Rusia, con la expectativa de obtener respaldo del BRICS.
Sin embargo, Maduro regresó sin el apoyo deseado y con un veto para la inclusión de Venezuela en el bloque. Para Frei, este rechazo representa una señal de que las potencias internacionales, incluidas algunas que antes apoyaron al régimen, podrían estar cambiando su postura. A pesar de este revés para Maduro, el expresidente chileno insiste en que no es suficiente.
Durante su entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, Frei también recordó al mundo la situación crítica de Cuba, un país que, en su opinión, ha sido “olvidado por muchos”.
Sobre este tema, el expresidente subrayó que la dictadura cubana sigue reprimiendo a su pueblo, y millones de personas están abandonando la isla en busca de una vida mejor, similar a lo que ocurre en Venezuela.
-El mundo ha sido testigo de acontecimientos producidos en Venezuela torno al régimen de Nicolás Maduro. ¿Cómo analiza la situación de ese país?
Venezuela hoy es una dictadura feroz. Vigila a sus ciudadanos, hay fuerzas de seguridad que ya no rinden cuentas, y nadie sabe a quién responden, atacan a todo el mundo, no respetan absolutamente nada. Es una dictadura vergonzosa que ha llevado al país a la ruina. Cuando estaba en la universidad en los años 60, Venezuela era el país más poderoso de América Latina. Hoy, hasta Chile lo ha superado. Venezuela ha sido destruida completamente en los últimos años, junto con todas sus riquezas. La dictadura promovió unas elecciones, pero cuando llegó el día no permitieron que entrara nadie que no los apoyara. Sin embargo, después de las elecciones, ni siquiera han podido presentar las actas, mientras la oposición dice: ‘Aquí las tenemos, no tenemos problema en mostrarlas’, pero los presentan como los perdedores. Ahora, no quieren entregar el poder. Es una tiranía horrorosa, indignante, que irrespeta todos los derechos humanos. En mi opinión, necesitamos dos cosas fundamentales. Lo primero es la unidad del pueblo venezolano, a pesar de que se han ido 8 millones de personas, muchos de ellos delincuentes que han sido enviados a toda América Latina, vía Bolivia, llegando a Chile, Ecuador, Argentina, a todos lados, lo que también ha sido una exportación no convencional, que ha dejado en un estado muy precario la seguridad en estos países. Segundo, se necesita el apoyo internacional porque si no hay un apoyo claro de naciones poderosas, como está pasando, ¿quién va a responder? Cualquiera puede preguntarse, ¿dónde están los recursos que estos individuos, que son parte de un narcoestado, se llevan al exterior? ¿Dónde están depositados? No están depositados en países en desarrollo. No creo que estén depositados en América Latina o África. Probablemente estén donde sabemos que están. Por lo tanto, esos países tienen que hacer su trabajo. Si se dan esos dos factores, habría esperanza de que algún día esta dictadura pudiera terminar.
-Maduro anuncia su primer viaje oficial desde su derrota en las elecciones del 28 de julio, se dirige a Rusia, muy expectante, creyendo que podría conseguir apoyo del BRICS, pero se va derrotado al no ser incluida Venezuela en ese bloque. ¿Puede verse esto como la estocada final para el dictador de marras?
Es una buena señal para lo que yo planteaba, que las grandes potencias mundiales y los países que tienen los recursos para hacerlo, y donde están depositados los recursos que extrae el narcoestado venezolano, tomen medidas. Es la segunda vez que le pasa a Maduro. La primera fue en una reunión de los BRICS en Brasilia, y en esa ocasión el presidente chileno se negó a apoyar su entrada. Ahora, el mismo Lula, que lo había invitado la primera vez, se lo niega. Los BRICS son cinco países y todos sabemos quiénes son y quién manda. Ellos invitan a muchos otros a estas reuniones o se hacen invitar, pero realmente no están en el juego. Es un acuerdo que puede ser político, pero desde una perspectiva económica y de futuro, creo que es muy difícil de construir, salvo decisiones que se tomen entre esos cinco países. Pero aquí han dicho claramente: ‘No queremos dictadores como el señor Maduro’.
-A Lula da Silva, arquitecto del Foro de Sao Paulo, amigo de todas estas dictaduras, lo vemos tomar una postura diferente. ¿Cuál es su interpretación?
Este cambio que ha tenido desde la primera vez que invitó a Maduro y fracasó, se suma a que ahora ha tomado esta posición. No sé quién estaría analizando las políticas que adopta un presidente, y mucho menos Brasil, que es el más importante de América Latina. Lo que los ciudadanos deben tener claro es que todos estamos en contra de las dictaduras, que no aceptamos ningún tipo de dictadura, venga de donde venga. Queremos trabajar en democracia, avanzar en democracia, crecer en democracia. Es el único camino para nuestros países, y siempre nos van a encontrar defendiendo eso. En términos de desarrollo internacional, en América Latina, al igual que África, no tenemos países desarrollados. Somos las dos únicas regiones del mundo donde no hay países desarrollados, a pesar de tener recursos infinitos para superar esta situación. Necesitamos desesperadamente integrarnos mucho más. La integración nunca ha funcionado en América Latina. El Mercosur no ha funcionado. Chile fue miembro fundador del Pacto Andino con Colombia. Chile entró al Mercosur cuando yo era presidente y los parlamentarios no quisieron votar porque decían que querían destruir la agricultura chilena, lo cual no se dio y hoy es una agricultura pujante y exportadora. No hay una integración real como la que existe en los BRICS y en la Unión Europea, como la que existe en Estados Unidos y sus países aliados. En los últimos 40 o 50 años, no hemos sido capaces de integrarnos, y eso nos está pasando factura hoy.
-En otro frente, algunas veces podríamos pensar que el mundo se ha olvidado de Cuba. ¿Cuál su percepción?
Parece que muchos lo han olvidado. Por supuesto, en este caso el presidente chileno [Gabriel Boric] ha sido muy claro con Venezuela, pero a Cuba prácticamente no se le ha mencionado, y eso pasa mucho. Cuba está viviendo un momento terrible. Hace poco tuvieron apagones totales. Y lo que más llama la atención es que millones de personas se están yendo de la isla porque no tienen soluciones para esa gente, como pasó en Venezuela, de donde se fueron ocho millones de personas. Si Maduro sigue después de enero, han dicho que se van a ir millones más, no sé cuántos. Es una situación compleja. Son 8 millones de personas que están principalmente en Colombia y el resto de los países de la región. Hay casi un millón, entre documentados e indocumentados, en Chile. Nunca hay que olvidar la situación en Cuba, que es espantosa. Es un país que enfrenta una hambruna y, lógicamente, la persecución policial debe ser tan severa o incluso más severa que la que se ve en Venezuela.