martes, noviembre 5, 2024
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¿Será Donald J. Trump el próximo presidente de EEUU?

MIAMI- El proceso electoral 2024 en Estados Unidos (EEUU) llegó a su momento crucial: cuando los votantes eligen a sus representantes federales en las dos Cámaras del Congreso en Washington, aprueban o no enmiendas estatales y en especial, deciden quién será el próximo presidente de la nación a través del Colegio Electoral.

Con tenacidad y convicción inquebrantables, el expresidente Donald Trump se lo ha jugado todo, hasta la vida, en su última oportunidad de retomar la Casa Blanca.

Su espíritu de guerrero indetenible en defensa de los valores estadounidenses sumó esta vez a figuras emblemáticas para su campaña: Elon Musk, Robert F. Kennedy, Tulsi Gabbard, Tucker Carlson y otros.

Junto al apoyo de su familia, aliados, republicanos y asesores leales como Steve Bannon, el candidato presidencial republicano ha desafiado la muerte en tres intentos de asesinato durante su campaña electoral.

El primero fue semanas después de haber dejado la Casa Blanca en 2021: un impacto de bala de alto calibre en una de las ventanas de su dormitorio en Mar-a-Lago.

¡Dios quiso que siguiera aquí!
El 13 de julio de 2024, Thomas Matthew Crooks ejecutó varios disparos contra Trump. Uno de ellos le quitó la vida a un asistente, bombero de profesión y padre de familia, Corey Comperatore; y dejaron heridas de gravedad a otras dos personas.

La primera bala del atacante rozó su oreja derecha. De no ser por un ligero movimiento de su rostro durante su mitin de campaña en Butler, Pennsylvania, le hubiera atravesado la cabeza.

¡Fue Dios, Dios quiso que siguiera aquí!, dijo el exmandatario momentos después del atentado.

El ataque rememoró días negros en la historia de EEUU: El atentado en el que murió John F. Kennedy; luego su hermano Robert F. Kennedy también fue asesinado en 1968, y en 1981 el intento de eliminar al presidente Ronald Reagan con varios impactos de bala en su cuerpo.

Trump ha sido la muralla infranqueable para los planes de la izquierda radical (“progresistas”, socialistas) no sólo en su avance en EEUU, sino en el mundo.

Las imágenes con el rostro ensangrentado, una gran bandera de EEUU detrás, abrazado por agentes del Servicio Secreto y gritando con su puño en alto ¡Fight, Fight, Fight! (¡lucha, lucha, lucha!), ya están en los anales de la historia.

Persecución política
Trump, quien ha calificado de vergüenza el Departamento de Justicia de Joe Biden y de la extrema izquierda, aún enfrenta tres procesos judiciales. En otro fue declarado culpable, pero la sentencia se pospuso para después de las elecciones, si finalmente ocurre, como ha dicho el juez del caso Juan Merchán.

El acoso y la persecución política contra el exmandatario, avalada por los grandes medios de prensa izquierdistas, ha sido denunciada en reiteradas ocasiones por senadores y representantes federales republicanos en Washington que han denominado a la Justicia actual en EEUU de dos niveles: contra los conservadores y a favor de los radicales demócratas.

Sin embargo, nada lo ha detenido y el respaldo popular, lejos de mermar, se ha duplicado. Siempre con los grandes medios de prensa izquierdistas en su contra.

Sus fieles asesores tampoco lo abandonaron. Ese es el caso de Steve Bannon, quien nada más salir del Correccional de Danbury en Connecticut tras cumplir cuatro meses, no sólo se declaró «prisionero político» sino que en su primera comparecencia en su pódcast «The War Room», Bannon advirtió que los demócratas «no tienen intención de dejar el poder» y arengó a sus seguidores para que se «aseguren» de que «no nos roben esta elección».

«La desesperación de Kamala Harris y su campaña es obvia (…) Saben que no pueden ganar en las urnas», añadió en una rueda de prensa en Nueva York.

Harris, sustituta a dedo de Joe Biden, quien fue despojado de su derecho a la reelección tras barrer en las primarias del Partido Demócrata, ha sido el producto fabricado por los grandes medios liberales.

Con un trabajo nefasto en la vicepresidencia del país y con un historial familiar y profesional controversial como exfiscal general en California, Harris es hoy la opción de la extrema izquierda, después de la sepultura política del presidente Joe Biden por parte de una élite, un hecho insólito dentro de la historia política estadounidense.

Kamala, con mucho menos respaldo que Biden y coprotagonista del fracaso económico que sufre EEUU, es también la coautora del caos de seguridad nacional en la frontera sur del país y el derroche del presupuesto federal, incluido el de inmigración [más de 750.000 millones de forma directa e indirecta]; el incremento sustancial de la inseguridad ciudadana, la mayor división en el Congreso y una política exterior muy cuestionable y guerrerista.

La deuda pública de EEUU asciende ahora a la catastrófica cifra de casi 36 billones (trillions) de dólares.

Más 250.000 millones de dólares del dinero de los contribuyentes han ido supuestamente a la guerra en Ucrania, sin ninguna supervisión.

Medios se desmarcan
La administración Biden-Harris, además del fiasco de sus políticas globalistas y “ambientalistas”, no sólo creó la peor inflación en las últimas cinco décadas, sino que deja al país y a los estadounidenses más endeudados.

La mayoría de los consumidores estadounidenses ha incrementado su deuda de tarjetas de crédito en más de un 27% en los últimos tres años; y deben hacer malabares para llegar a fin de mes con sus ingresos, muchos de ellos con dos o más empleos.

En esta elección, como nunca antes, el papel rector -por parte de la izquierda- lo han llevado los grandes medios de prensa alineados a una élite que dirige desde las sombras. Incluso, las informaciones de las agencias reafirman que serán ellos los encargados de anunciar al ganador, como si fuera esta una «función ofical» de los grandes medios liberales convertidos en voceros y propagandistas de la izquierda.

Han creado estados de opinión falsos mediante supuestas encuestas y han estado al frente de todas las estrategias de la izquierda radical; desde eliminar a Joe Biden hasta convertir en “estrella” de elecciones “reñidas” a una difunta política: Kamala Harris.

Primero, negaron en todo momento el deterioro mental de Biden y luego utilizaron ese mismo motivo para “sepultarlo”.

El caso Biden, salpicado de alta corrupción por los negocios turbios de su hijo Hunter Biden, ha sido el otro plato fuerte de la política en estos cuatro años.

“Estamos en presencia de una cultura familiar de corrupción a gran escala”, ha reiterado el presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Mike Johnson, al referirse a la información recopilada en una investigación independiente de la Cámara Baja, frente al absoluto silencio e inacción del Departamento de Justicia que persigue a Trump.

La situación ha llegado al punto de que Jeff Bezos, visionario multimillonario, dueño de Amazon y del influyente diario The Washington Post, decidió no endorsar a Harris bajo el pretexto de la “objetividad”, la credibilidad y la interferencia en el proceso electoral por parte de la prensa.

La noticia sorprendente es que Los Ángeles Times, el periódico insignia de su estado natal, California, también se negó a respaldar a Harris. El diario más influyente del estado, y uno de los principales en el país, la había apoyado en todas las elecciones en las que participó desde el 2008.

El hecho de que Harris ni siquiera haya conseguido el respaldo de Los Ángeles Times en la profundamente demócrata California, devela el nivel de descontento que rodea su candidatura.

Bezos, Soros y Bill Gates están bien empapados en los trucos de la izquierda. Esta vez, el magnate Bezos dio un paso hacia atrás, tal vez motivado por el paso hacia delante de Elon Musk y exdemócratas que decidieron abandonar y denunciar las nuevas prácticas del partido azul.

Las ya conocidas «irregularidades»
Ya se comenzaron a descifrar acciones antidemocráticas, como en 2020. La quema de buzones electorales con boletas dentro en el condado Clark, en Óregon. También en Vancouver, Washington.

El expresidente Trump denunció «trampas a gran escala» en comicios en Pennsylvania, cuando las autoridades judiciales de ese estado clave anunciaron la apertura de una investigación sobre un lote de 2.500 solicitudes de inscripción electoral con información de identidad incorrectas. Pero esta no ha sido la única acción de interferencia, de acuerdo con medios conservadores.

Una de las características de estas elecciones es su volatilidad. Todo puede cambiar de un día para otro.

Y lo mismo vemos a Trump en un McDonald’s que sobre un camión para recoger desechos, después del comentario desafortunado de Joe Biden en el que llamó basura a todos los seguidores de Trump (más de 100 millones de estadounidenses). O Harris en un “tour” forzado por los medios de prensa vendiendo promesas y soluciones a los problemas que ella misma creó en casi cuatro años en la Vicepresidencia. O verla en una entrevista de televisión en la cual le preguntan: ¿qué haría diferente a Biden? y casi medio minuto después de reflexionar, responder: … no se me ocurre nada.

A pocas horas de las elecciones presidenciales, Harris se ha dedicado a la promoción cultural y a conciertos, como si las elecciones se trataran de un carnaval previo a los Grammy. OtTal vez sus asesores le ordenaron hablar menos… Como se esperaba, no le ha ido nada bien.

Predicciones
Todas las instituciones y casas de apuestas indican ahora una victoria aplastante de Trump, un panorama muy diferente a un mes antes del 5 de noviembre.

Thomas Miller, un científico de datos que predijo con precisión el resultado de las elecciones presidenciales de 2020, y que semanas atrás se inclinaba por Harris, cambió su predicción a un triunfo demoledor de Trump con 345 votos en el Colegio Electoral.

Muchos estadounidenses podrían alegar que el pronóstico no revela nada nuevo. Harris jamás ha sido favorita, excepto para la “fiesta de espuma” de los medios liberales, que son -además- los que realizan y publican ahora los sondeos, por encima de las encuestadoras tradicionales.

El último análisis de probabilidades que hizo Polymarket muestra que Trump lidera a Harris a nivel nacional con un 60,3% de posibilidades de triunfo, en comparación con el 39,7% de Harris.

Hasta ahora, las probabilidades de las apuestas han determinado siempre al ganador correcto de las elecciones presidenciales en EEUU.

Por su parte, un estudio de AtlasIntel señala que Trump aventaja a Harris por tres puntos en Carolina del Norte, por más de dos puntos Georgia; por cuatro puntos en Arizona, casi cuatro en Nevada y en Michigan y Pennsylvania por un punto. En Wisconsin hay un empate. De los siete estados bisagra o péndulo, el expresidente cuenta con una clara ventaja en cinco y en los otros dos en una lucha muy cerrada.

Cuatro años de retroceso
Mucho más certero que las encuestas, pronósticos y apuestas es la influencia directa del altísimo costo de vida que sufren hoy los estadounidenses y el generalizado descontento con la gestión del gobierno Biden-Harris.

La crisis de la vivienda resulta otro tema de impacto directo, donde en más del 89% de los condados del país, el precio que puede pagar un potencial comprador es superado en 70.000 dólares como promedio. O sea, la mayoría de los compradores no califica, pero el que lo logre se sumaría de inmediato a la extensa lista de estadounidenses asfixiados por su hipoteca, los seguros y los impuestos, sin incluir los demás gastos prioritarios como alimentación, salud, educación, seguros, etc.

El otro tema puntero es la inmigración y sus consecuencias después de la entrada de más de 13 millones de personas mediante la irresponsable política de “Puertas Abiertas”: el incremento del tráfico humano, de estupefacientes, de la extrema violencia, del robo y el vandalismo amparado por leyes radicales de izquierda en los estados azules; del colapso de los servicios públicos en ciudades y condados Santuario.

Con muchas menos condiciones a favor, Trump se impuso en 2016 frente a la candidata demócrata Hillary Clinton, verdaderamente fuerte y con probabilidades reales de victoria.

«Quisiera comenzar con una simple pregunta: ¿están ustedes y sus familias mejor que hace cuatro años atrás?» ¡NOOO!, respondieron casi al unísono a Trump las 20.000 personas reunidas en el multitudinario e histórico evento de campaña en Nueva York.

El recibimiento al expresidente, personalidades y líderes republicanos en el Madison Square Garden de Nueva York y en media milla a la redonda del recinto, en el corazón del izquierdismo estadounidense, representa el mejor termómetro a sólo horas de estas elecciones presidenciales.

Fuente: Diario Las Américas

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