Oscar Arnal,
El triunfo de Trump es el de la constancia y la lucha sin cuartel. A los 78 años se convierte en un presidente de excepción, al ser después de Hebert Hoover el segundo presidente que llega a la Casa Blanca sin ser un político, sino un empresario y hombre de negocios. Trump es un líder exitoso, como hombre de negocios demostró lo que es caerse y volver a montarse en el caballo con nuevos bríos. Ante cada fracaso se reinventó de manera impresionante, salió ileso y supo vencer.
Los que lo critican por su actuación ante Venezuela olvidan que la situación en aquel momento del liderazgo opositor no le daba a Trump mucho margen de acción. Guaidó se autoproclamó presidente sin ser electo por nadie, y su grupo y quienes lo impulsaron no tenían la fuerza ni el arraigo popular para sostener al novel líder.
La situación es totalmente diferente, hoy el liderazgo que tenemos tiene una solidez demostrada en unas primarias abiertas, en una preparación como estadista y en una plataforma unitaria que reconoce también a María Corina Machado como la máxima guía. Además, tenemos un presidente electo con más de 7 millones de votos y 4 millones de diferencia. Un hombre también experimentado y ponderado.
El triunfo de Donald Trump es el de Venezuela. El del cambio. Trump hará lo que tiene que hacer y lo que le fue imposible hacer en su primer mandato. El pueblo no se equivoca. Trump ganó no solo en los colegios electorales, sino que también lo hizo en el voto popular. En Venezuela Trump tiene muchísimos seguidores incondicionales en el campo de la oposición. Se vienen tiempos nuevos. Dios bendiga a Venezuela y a Estados Unidos.