Esa sustancia amarillenta que presentó Nicolás Maduro como la salvación ante la pandemia en Venezuela por contener una supuesta molécula capaz de neutralizar al coronavirus sin causar efectos secundarios es una farsa. El producto carece de respaldo científico y tampoco existe evidencia sobre su efectividad.
Tres días bastaron para el régimen quedar al descubierto por la Academia Nacional de Medicina. En un comunicado, la organización emitió un “alerta” en la que asegura que el Carvativir –gotitas milagrosas promovidas por el chavismo– es un “tratamiento de mezcla de hierbas naturales” del cual la “Academia no tiene conocimiento de estudio alguno que demuestre científicamente la efectividad de este u otro tratamiento natural”.
Instan a la población a acatar las directrices médicas y al régimen a no difundir información sin sustento científico porque sería “contraproducente en una situación de pandemia, generar falsa sensación de seguridad en una población vulnerable, dado lo depauperado de la salud de los venezolanos”.
El documento destaca que pese a la Organización Mundial de la Salud considerar a “remedios occidentales tradicionales o caseros” como una fuente para aliviar los síntomas, aún están en fase experimental y no existen pruebas irrefutables sobre su impacto.
Una sustancia fracasada
Esta sustancia que Maduro vocifera como la solución a la pandemia del coronavirus y que producirá de forma masiva para distribuirla en los centros de salud pública, corresponde a una fórmula de vieja data, reveló Huníades Urbina, miembro de la Academia Nacional de Medicina y exdirector del Hospital J. M. de los Ríos, en entrevista con Radio Caracas Radio.
Urbina explica que para que una fórmula se convierta en medicamento, necesita pasar por los procesos de experimentación en animales, luego en humanos, hasta llegar a la revisión de la Organización Mundial de la Salud que debe, mediante una comitiva delegada, avalar desde la composición hasta su fabricación.
Pero la pretensión de Maduro es “construir la casa por el techo”, apelando además a la imagen y obra del doctor José Gregorio Hernández, próximo a su beatificación en el Vaticano para “tratar de penetrar en la población”.
Régimen de espaldas
La voz de la academia es vulnerada por Nicolás Maduro. Él insiste en que cuenta con otro “ejército de batas blancas” para enfrentar la enfermedad además de sus “gotitas milagrosas”. Mediante su cuenta en Twitter anunció que en abril reunirá al gremio chavista en un congreso para evaluar el avance de la “construcción del poder popular para la salud”.
Izquierda entre hierbas
Optar por métodos adversos a la ciencia es una coincidencia entre Maduro y sus aliados para desafiar los protocolos y las directrices internacionales. En Bolivia, el gobierno socialista de Luis Arce impuso por decreto el uso de hierbas de la madre tierra como eucalipto, manzanilla y matico argumentando que la “medicina tradicional tiene un efecto de acción muy importante en el tema del enfrentamiento contra el COVID-19 en el país».
La población tiene entonces que cumplir con el consumo de estas hierbas, y para ello se emitió un “decreto supremo” que contiene esta disposición para evitar el aumento de los casos, divulga la cadena alema de noticias Deutsche Welle (DW).
De esa forma, Bolivia postergó la compra de vacunas y ahora tiene la inmunización pautada para marzo según Gestión.
Populismo sin frenos
Sin la academia de su lado, Maduro asegura que sus “gotitas milagrosas” son la “creación de una mente brillante” a la que le protege la identidad “por ahora” y promete que la población conocerá en “el futuro”.
Pero el Centro Latinoamericano de Federalismo y Libertad enmarca estas iniciativas como una muestra de que “el populismo no tiene sentido de la institucionalidad”, así se desprende de su reciente foro.
Y “una de las dificultades mayores para combatir el populismo es que apela a los instintos más acendrados en los seres humanos, el espíritu tribal, la desconfianza y el miedo al otro, al que es de raza, lengua o religión distintas, la xenofobia, el patrioterismo, la ignorancia. Por eso prende tan fácilmente en sociedades que experimentan cualquier crisis o situación imprevista”, analiza La Tercera.
Otras voces como las de Demo Amlat apuntan a que Maduro aprovecha la crisis para continuar con la represión y las amenazas hacia quienes lo cuestionan. Divulgan que las “amenazas a la comunidad científica por emitir informes técnicos sobre la gravedad de la situación, donde se cuestiona el manejo oficial de la pandemia junto al Decreto de Estado de Alarma, ha sido una oportunidad para profundizar la persecución y el hostigamiento hacia sus adversarios políticos”.
En ese contexto, cuestionan que la población esté sometida a «condiciones de vida que rayan en lo inhumano, evitando el intento de actores domésticos y de la comunidad internacional, por mitigar el sufrimiento y las penurias de sus poblaciones” y aunque “una salida democrática a las crisis de Venezuela no está a la vista, está claro es que el proceso de ‘autocratización’ del régimen goza de buena salud”.
Fuente: PanamPost