Los comentarios del funcionario de la ACNUR coincidieron con declaraciones en la misma línea del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que también reconoció su frustración ante las medidas de contención y dijo que enviaría una carta a su homólogo estadounidense Joe Biden para insistirle en la necesidad de invertir en desarrollo y atajar de raíz las causas de la migración en los países de origen de la misma.
La administración estadounidense se ha mostrado a favor de atender las causas de las migración y el objetivo del viaje de la vicepresidenta Kamala Harris a México y Guatemala en junio fue para recabar información en ese sentido.
De momento no han concretado acuerdos y migrantes se desesperan en lugares como Tapachula, en la frontera con Guatemala, donde se han multiplicado las solicitudes de refugio y miles malviven en condiciones insalubres en una ciudad que tiene los albergues saturados y donde no tienen posibilidad de empleo.
“Nunca me dan papeles, no tengo trabajo”, dijo el haitiano Louis Galites, de 28 años, que se quejó de la lentitud de las autoridades para tramitarle los documentos y poder seguir su viaje hacia Estados Unidos, donde espera reencontrarse con su madre y otros familiares.
“Tengo como dos días caminando aquí, sin comer”, añadió el migrante que, según dijo, durante su estancia en México ha tenido que dormir a la intemperie en una plaza y soportar aguaceros.
Gaites salió hace cuatro años de Haití rumbo a Chile y luego de un largo periplo logró llegar a México en un viaje que le costó unos 5.000 dólares.
El jueves, era uno de los integrantes del último grupo que salió caminando de Tapachula conformado por unas 300 personas y que fue bloqueado por las fuerzas federales unos 50 kilómetros al norte de esa ciudad pasada la localidad de Huixtla.
Cuando los migrantes, incluidas familias con niños, descansaban bajo arboles de mango y papaya fueron interceptado por cientos de elementos de la Guardia Nacional, quienes con ayuda de escudos plásticos les bloquearon el paso mientras funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) detenían en torno a medio centenar, según imágenes que captó la AP.
Por momentos se dieron forcejeos entre agentes migratorios y migrantes que trataron de huir y fueron sujetados por los funcionarios para introducirlos en camionetas.
“Yo no voy a pelear con ustedes, pero suéltame”, gritaba desesperado un hombre a los funcionarios de migración mientras de decenas de migrantes corrían entre los árboles huyendo de las autoridades y otros lanzaban objetos contundentes hacia los guardias nacionales.
En los últimos días elementos federales han dejado caminar varias horas a los migrantes y han aprovechado su cansancio o la lluvia para dispersarlos con equipos antidisturbios y, en algunos casos, uso excesivo de la fuerza aunque López Obrador subrayó que los abusos que se dieron el pasado sábado, cuando dos agentes golpearon brutalmente a un migrante en el suelo, fueron casos excepciones que ya se han sancionado.
Sin embargo, el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, dejó claro la semana pasada que el objetivo principal del operativo del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional sigue siendo “detener toda la migración” y “cubrir la frontera norte, la frontera sur con efectivos”.
López Obrador parece querer distanciarse ahora de una política exclusiva de contención, aunque no negó que quieren «mantener hasta donde sea posible a los migrantes en el sur sureste del país”.
Según el representante de ACNUR, el gobierno federal sí tiene una voluntad de diálogo con las agencias de la ONU, por lo que confió en que se pueda avanzar en la gestión de esta situación antes de que lo que ahora es una señal de alarma se convierta en una verdadera crisis.
Fuente: Diario las Américas