miércoles, noviembre 20, 2024
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Acuerdo Chile y la UE: entre el litio barato y la paz y la justicia

La esperanza de su silbato de salida está puesta en el verano del 2023. No obstante, el reciente anuncio de la conclusión del nuevo acuerdo entre Chile y la Unión Europea es apenas el comienzo de un arduo camino que podría terminar en un plazo posterior.

Después que Bruselas y Santiago firmaran, hace una semana, ahora se trata de que quienes lo tienen que ratificar, tanto el Parlamento de la Unión Europea como el legislativo chileno, estén convencidos no solo de su utilidad, sino de su valor añadido.

Chile podrá exportar más salmón, pollo y cerdo; también más cereales y chocolate. La Unión Europea tendrá mayor acceso a las materias primas y sus inversiones estarán mejor aseguradas.

Mucho más que bienes y servicios
«No se trata de cuáles y cuántos bienes y servicios vamos a intercambiar, sino de cómo se van a producir esos bienes y servicios”, afirmó Inmaculada Rodríguez Piñero, en la Delegación para las Relaciones con Chile. Rodríguez Piñero, eurodiputada por España, preside la delegación y fue ponente del informe de la Eurocámara a favor de este acuerdo.

El acuerdo marco habla de derechos sociales y laborales, protección medioambiental, control de la sociedad civil. ¿Es una buena noticia? «Lo sería si fuera vinculante, pero no lo es. El respeto al medio ambiente, seguir los acuerdos de París, la participación de la sociedad civil, la paridad de género o el respeto a los derechos sociales, son puramente declaratorios”, dice a DW Miguel Urbán Crespo, eurodiputado por España, integrante de la comisión de Desarrollo y de Derechos Humanos.

Litio, ¿el fiel de la balanza?
En su opinión, la buena noticia es para las empresas europeas que accederán a un litio a precio chileno. «Y mientras que la paridad en el precio del litio es vinculante y obligatoria, el respeto al medio ambiente, seguir los acuerdos de París o el respeto a los derechos sociales son abalorios para conseguir el nuevo y mejorado acuerdo”, subraya Urbán Crespo.

«Lo nuevo de este acuerdo son dos cosas: el refuerzo de la protección de las inversiones multinacionales y el acceso a las nuevas materias primas como el litio. Para las multinacionales es una buena noticia, sí”, sostiene.

Como fuere, el acuerdo logrado es un win-win, una ganancia para todos, se subrayó esta semana en una reunión en la Eurocámara. Fuentes oficiales chilenas aseguraron que Chile de ninguna manera ha cedido a la presión de los negociadores europeos, sino que ha logrado también objetivos largamente avizorados, como un mejor acceso al gran mercado de productos agropecuarios. Del 96% al 99,6% ha pasado la liberalización de acceso mutuo a bienes. Y las puertas se han abierto a los mercados de servicios y telecomunicaciones.

A la par, el acuerdo marco, en su segundo pilar, prevé cooperación en temas como transición verde y digital , ciberseguridad, cibercrimen y lavado de dinero. También atisba mecanismos de control por parte de la sociedad civil.

Dado que, exceptuando el comercio y la inversión, la competencia para decidir en estos últimos no está en Bruselas, sino en los gobiernos de los 27 países de la UE y sus parlamentos, para la aprobación del acuerdo marco falta mucho todavía.

Paz, transición verde, seguridad alimentaria
Por otro lado, y teniendo en cuenta que la situación energética y alimentaria en la UE es apremiante debido a la guerra en Ucrania, un acuerdo rápido de libre comercio, a secas, es lo primero que está por aprobarse. Pasado un tiempo, y de ratificarse, el Acuerdo Marco reemplazaría al de libre comercio.

Si bien las buenas relaciones entre la UE y Chile cumplen 20 años, «los cambios geopolíticos tan profundos, los nuevos retos y los nuevos desafíos requieren de nuevos instrumentos para hacer frente a los mismos”, afirma Rodríguez Piñero, resaltando que no es casual que fuera Chile -con quien se comparte valores y objetivos en foros multilaterales- el primer país latinoamericano en firmar con el bloque europeo.

Pase lo que pase con la ratificación del acuerdo en su conjunto, en Bruselas se hace hincapié en que con él se envía un mensaje fuerte y significativo sobre el modelo de sociedad en que queremos para éstas y las futuras generaciones. «Queremos un comercio más justo y una globalización más igualitaria”, afirmó Rodríguez Piñero.

En ese contexto, el acuerdo con Chile -primero solo de comercio e inversión y, en caso de aprobarse, el acuerdo marco-, ¿es una buena noticia? Miguel Urbán responde: «Con este acuerdo, Chile no podrá dar litio más barato a sus empresas estatales que a las multinacionales europeas. Por otro lado, si bien no queremos las minas de litio en Europa, las queremos en Chile, aunque ellas signifiquen duros impactos en el medio ambiente y en las poblaciones. En Bruselas nos subimos en un coche con baterías de litio y no nos damos cuenta del impacto que tienen la industria extractivista en los territorios chilenos”.

Así las cosas, mientras Miguel Urbán afirma que, si bien es un buen acuerdo para las élites europeas, no es un buen acuerdo para Chile, «concluir este acuerdo sería un mensaje de ambición política innegable en cuanto a paz, justicia social y seguridad regional e internacional”, afirma Rodríguez-Piñero, esperando que se concluya antes del verano de 2024.

Fuente: DW

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