domingo, diciembre 22, 2024
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Acusaciones de fraude, actas «falsificadas» y segunda vuelta: lo que está pasando con las elecciones presidenciales en Guatemala

El pasado 25 de junio tuvieron lugar en Guatemala las elecciones presidenciales. Los resultados de los comicios fueron inesperados: Bernardo Arévalo (Movimiento Semilla) —a quien las encuestas otorgaban entre un 3% y un 6,8%— logró ser el segundo candidato más votado, con el 15,6% de los apoyos, unos 654.000 votos; y sólo fue superado por Sandra Torres (UNE), quien, como primera candidata, obtuvo el 20,9%, 881.000 votos. Los candidatos de tendencia conservadora Edmond Mulet (Cabal) y Zury Ríos (Valor-Unionista), quienes se perfilaban como favoritos, tan sólo recabaron el 8,9% y 8,7% de los votos, aunque las encuestas indicaban que obtendrían entre el 16% y el 19%.

Arévalo y Torres pasarán a la segunda vuelta, que tendrá lugar el 20 de agosto. Sin embargo, sus bajos porcentajes de apoyo prevén que el nuevo Ejecutivo de Guatemala será débil. Ninguno de los dos contendientes logró un apoyo decisivo ni consiguió superar el 20% en unos comicios marcados por una gran abstención, de casi un 40%. De hecho, es representativo que los votos nulos supusieron el 17% de los totales emitidos, unos 960.000, cifra superior a la que obtuvo ninguno de los candidatos, muestra del hartazgo de los guatemaltecos con su clase política.

De acuerdo con las misiones internacionales de observación desplegadas por la Unión Europea, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y Estados Unidos, la jornada transcurrió de forma normal. Sin embargo, algunas formaciones aseguraron que se habían producido irregularidades, aunque en un primer momento todos los candidatos felicitaron a Torres y Arévalo. Algunas frases del informe preliminar de la misión de la OEA, al parecer, fueron tomadas como una señal de alerta. Zury Ríos (Valor-Unionista) fue una de las primeras en cuestionar los resultados: el pasado viernes, Valor presentó una denuncia contra unos 400 miembros de juntas electorales por alteración de actas y delitos electorales. Otros ocho partidos han presentado también denuncias, entre ellos, la tercera fuerza, el partido oficialista Vamos. Se habrían denunciado unas 1.000 actas, que suponen menos del 1% del total. Tras el revuelo, el pasado domingo la Corte de Constitucionalidad ordenó al Tribunal Supremo Electoral detener «la calificación y oficialización de resultados».

La senadora de Colombia María Fernanda Cabal pidió al presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei (Vamos), la repetición de las elecciones y aseguró que Guatemala está sufriendo un fraude electoral que estaría planificado por el Foro de São Paulo. Por su parte, la Unión Europea, la OEA y EE.UU. pidieron a la Justicia de Guatemala que no interviniera en un proceso electoral celebrado con plenas garantías. El secretario de Estado, Antony Blinken, aseguró que la anulación de las elecciones sería «una amenaza para la democracia» y tendría un impacto negativo sobre la credibilidad de Guatemala.

A pesar de las advertencias internacionales, la Corte de Constitucionalidad siguió adelante con la decisión y el martes 4 de julio comenzaron a revisarse los resultados electorales. Antes de esa fecha, la OEA ya había anunciado que volvería a desplegar una misión de observación. Tras un proceso lento ante los observadores internacionales y durante el que no se detectaron irregularidades, el Tribunal Supremo Electoral oficializó los resultados y emplazó a los dos candidatos con más votos a la segunda vuelta.

Sin embargo, ese mismo día el Juzgado Séptimo de Primera Instancia Penal ordenó la suspensión de la personalidad jurídica del Movimiento Semilla, liderado por el candidato Bernardo Arévalo. El Tribunal Supremo Electoral ya aclaró que la decisión del juzgado no altera las elecciones presidenciales, que no se repetirán, ni impide que Arévalo se presente como candidato en la segunda vuelta.

La suspensión de la personalidad jurídica se ordenó a raíz de la denuncia de un ciudadano que aseguró que se habían empleado sus datos para adherirle «ilegalmente» al partido. Durante la investigación, se concluyó que la firma y letra del denunciante habían sido falsificadas. Tras esta constatación, la Justicia ha puesto en duda hasta 5.000 firmas más recolectadas durante el proceso de constitución del partido, que habrían sido «falsificadas». También se ha denunciado que la formación realizó pagos por cada firma obtenida durante la conformación del movimiento: unos 21.000 euros en total —175.000 quetzales, con pagos individuales de 7 quetzales, unos 80 céntimos de euro—. El importe pagado, además, tendría orígenes desconocidos, por lo que se está investigando si se trata de una operación de «lavado de dinero».

Quien es quién
Sandra Torres, candidata de UNE —partido socialdemócrata conservador— fue primera dama entre 2008 y 2011 por su matrimonio con el expresidente Álvaro Colom, y candidata presidencial en 2015 y 2019 (segunda en ambos comicios). Ya en 2011 había buscado presentarse a las elecciones presidenciales, tras divorciarse de Colom en un intento de evitar la ley que impide que familiares erijan dinastías políticas, pero la Justicia frenó su postulación. La de 2023 es la tercera candidatura presidencial de Torres, que en las dos elecciones anteriores también pasó a segunda vuelta, aunque en ninguna de estas ocasiones logró obtener la mayoría: fue vencida por Jimmy Morales en 2015 y por el actual presidente, Alejandro Giammattei, en 2019. Tras ser acusada durante las elecciones de 2015 de ocultación de financiación electoral, fondos presuntamente provenientes de grupos narcotraficantes, Torres fue a prisión durante cuatro meses. Nacida en el norte de Guatemala, en la frontera con Belice, la candidata de UNE recibe sus mayores apoyos del medio rural debido a sus programas de asistencia, a su apuesta por la salud y educación gratuitas y a la importancia que da a las zonas tradicionalmente abandonadas. Su evolución ideológica es poco clara, porque ella misma evita situarse, pero los medios señalan que, a pesar de ser socialdemócrata, sus posiciones han virado hacia un mayor conservadurismo.

Bernardo Arévalo, candidato de Semilla —partido socialdemócrata progresista— es diputado y líder del Movimiento Semilla. Nacido en Uruguay, sociólogo, diplomático y escritor, es hijo del expresidente Juan José Arévalo (1945-1951), máximo exponente del «socialismo espiritual» (arevalismo). Fue viceministro de Relaciones Exteriores brevemente, entre 1994 y 1995, durante el gobierno de Ramiro de León Carpio, y Embajador de Guatemala en España entre 1995 y 1996. Actualmente es diputado por Movimiento Semilla desde 2020. Sus seguidores denunciaron las últimas decisiones de la Justicia como maniobras para dejar sin posibilidades su candidatura presidencial, denunciando un «pacto de corruptos» y una «estructura criminal». Sin embargo, han celebrado la oficialización de los resultados y se prevé que Arévalo reinicie su campaña electoral de cara a los comicios del 20 de agosto, tras obtener cuatro veces más votos que los previstos.

El oficialista Manuel Conde fue el tercer candidato más votado, con un 7,84%. Es también el líder de Vamos —conservadurismo neoliberal—, partido del que forma parte el actual presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei. Conde fue diputado del Parlamento Centroamericano entre 1991 y 1996, y es diputado del Congreso de Guatemala desde 2016, por el Partido de Avanzada nacional (PAN). Sin éxito, fue también candidato presidencial en las elecciones de 2003 y 2007.

Armando Castillo, secretario general, diputado nacional y candidato presidencial de Visión con Valores (VIVA) —liberal conservador cristiano— quedó como cuarta fuerza, con un 7,27% del voto total. Es diputado por VIVA desde 2020 y ha prestado apoyo al gobierno de Giammattei, aunque en 2022 votó a favor de la Ley para la Protección de la Vida y la Familia, una medida que defendía la familia tradicional y prohibía el aborto salvo en caso de riesgo de vida de la madre y que finalmente fue vetada por el presidente.

El quinto candidato por número de votos fue Edmond Mulet, periodista, diplomático, abogado y candidato de Cabal —centroderecha—, quien obtuvo el 6,69% de los votos, a pesar de que las encuestas pronosticaban que podría pasar a segunda vuelta. Mulet fundó el Partido Humanista de Guatemala (PHG) en 2017, pero abandonó el partido tres años más tardes, después de que sus diputados entraran a formar parte del gobierno de Giammattei tras haberse declarado miembros de la oposición. En 2020 fundó Cabal. Fue diputado en el Congreso entre 1986 y 1993, presidente del Congreso entre 1992 y 1993, Embajador de Guatemala en Estados Unidos entre 1993 y 1996, ante la Unión Europea entre el año 2000 y 2006, Jefe de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) entre 2010 y 2011 y Jefe de Gabinete de la Secretaría General de las Naciones Unidas entre 2015 y 2016. En 2019 se presentó a las elecciones presidenciales y quedó tercero, tras Giammattei y Torres. Es un defensor de la seguridad y la estabilidad, y en 2019 propuso sacar al Ejército a las calles para hacer frente al narcotráfico. Se define centrista, pero aboga por la familia tradicional y se opone al aborto salvo en algunos casos.

Zury Ríos, la candidata de la coalición Valor-Unionista —conservadurismo nacional— y primera en denunciar irregularidades en los comicios del 25 de junio, es hija de José Efraín Ríos Montt, político, militar y dictador que gobernó entre 1982 y 1983 tras dar un golpe de Estado. El partido que fundó, Frente Republicano Guatemalteco, se reformó en 2013, pero la mayor parte de la estructura pasó a un tercer partido, bautizado como Valor en 2016. Zury Ríos fue precandidata presidencial por el Frente Republicano en 2010, aunque finalmente no llegó a presentarse. En 2015 fue candidata presidencial por Visión con Valores (VIVA): quedó quinta (6%). En 2019, tras la transformación de Valor, se presentó por ese partido en las elecciones presidenciales y era vista como segunda fuerza. Sin embargo, su candidatura fue anulada al revocarse un amparo que la Corte Suprema había emitido en las elecciones anteriores y permitía a Ríos presentarse a la presidencia aún a pesar de ser familiar de un militar implicado en un golpe de Estado —al haberse producido éste antes que la actual Constitución—. En junio de 2022, Ríos era la primera en las encuestas de intención de voto, con cerca del 27% nacional, por lo que se configuraba como la primera opción de voto conservador. Sin embargo, en los comicios del 25 de junio obtuvo el 6,57%, siendo la sexta opción más votada.

Por su parte, Manuel Villarcorta, el candidato de Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), partido socialdemócrata, fue el menos votado (4,3%).

Y la candidatura de Carlos Pineda, empresario famoso por sus acciones en TikTok que en los últimos meses se había configurado como favorito, especialmente entre los jóvenes y los desencantados con la política guatemalteca, fue rechazada definitivamente por el Tribunal Constitucional a finales de mayo. Las últimas encuestas le otorgaban más de un 26% de intención de voto.

Fuente: La gaceta de la Iberosfera

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