domingo, noviembre 17, 2024
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Administración Biden a los refugiados cubanos: lo siento, no son bienvenidos

El Gobierno de EE. UU. hace una declaración simple para los cubanos que arriesgan sus vidas para salir del comunismo. No vengan para acá.
«Permítanme ser claro: si se lanzan al mar, no vendrán a Estados Unidos», dijo el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, durante una rueda de prensa la semana pasada.

 
Miles de cubanos han salido a la calle en las últimas semanas al grito de «¡Libertad!» y «Abajo la dictadura» en algunas de las mayores protestas de la historia del país. Las protestas son una representación visible de una población que se levanta para enfrentarse a al régimen comunista, corrupto, que les ha dejado en la miseria, con hambre y sin acceso a la medicina básica.
En respuesta, sus líderes han trabajado para cerrar el acceso a Internet, donde muchos de los ciudadanos se están organizando y han culpado a Estados Unidos de la difícil situación de su pueblo. Según la directora de Amnistía Internacional para las Américas, Erika Guevara-Rosas, al menos 140 personas han sido detenidas o desaparecidas tras los enfrentamientos entre la policía estatal y los manifestantes.
De vuelta a Estados Unidos, se han celebrado manifestaciones masivas en ciudades de todo el país —desde Miami y Los Ángeles hasta Washington DC— para mostrar su solidaridad con quienes luchan por la libertad frente a nuestras costas.

Pero Mayorkas ha dado un tono muy diferente a sus declaraciones. En términos inequívocos, el secretario del DHS dijo a los cubanos que aquellos que logren llegar a Estados Unidos por mar serán detenidos por la Guardia Costera estadounidense y llevados de vuelta a sus países de origen. Y con respecto a los que tienen solicitudes de asilo político dijo: «Si los individuos hacen, establecen un temor bien fundado de persecución o tortura, son referidos a terceros países para su reasentamiento», continuó. «No entrarán en Estados Unidos».
Vale la pena señalar que el propio Mayorkas es un inmigrante cubano que huyó del país con su familia en 1960 cuando apenas tenía un año de edad.

Muchos ciudadanos creen que Estados Unidos tiene una política de acogida para los refugiados y los solicitantes de asilo político. Otros, al parecer, todavía tienen la impresión de que EE. UU. tiene un enfoque de «pies secos, pies mojados» para los inmigrantes cubanos que llegan por mar, lo que le permite a los cubanos, que llegan sin visado, permanecer en EE. UU. como residentes permanentes.

Gran parte de esta confusión puede achacarse a los medios de comunicación. Aunque la administración Trump fue vista como antiinmigrante (y con razón), los medios de comunicación pintaron a Biden como mucho más simpático en el tema. En realidad, sin embargo, las políticas de Biden y de Trump son prácticamente las mismas. Y no sólo eso, sino que también son remanentes de administraciones anteriores, como Obama y Bush.
De hecho, fue el expresidente Obama quien puso fin a la política de pies secos y pies mojados que le permitía a los cubanos permanecer en Estados Unidos.
«Al tomar esta medida, estamos tratando a los migrantes cubanos de la misma manera que tratamos a los migrantes de otros países», escribió Obama en una declaración en ese momento.
La forma en que tratamos a otros migrantes, es importante señalar, no es buena. En contra de la creencia popular, es extremadamente difícil emigrar a Estados Unidos y este hecho no cambia si eres un refugiado o buscas asilo.
En primer lugar, muy pocos inmigrantes son examinados para obtener protección humanitaria, y los que lo son han sido enviados históricamente a la tristemente célebre base naval de Guantánamo para ser entrevistados por los funcionarios encargados del asilo. Si superan esa entrevista, se les remite para su reasentamiento en terceros países.
Para ser claros, la ley nacional sí permite a los que llegan al país solicitar asilo, pero incluso eso ha sido suspendido en gran medida durante la pandemia y la mayoría han sido expulsados de todos modos.

Hay muchas razones por las que deberíamos esperar un cambio de política en lo que respecta a los refugiados cubanos, tanto humanitarias como económicas.
Los inmigrantes son siempre una ganancia neta para un país. Aumentan el número de personas que trabajan en una sociedad, algo que la mayoría de los países necesitan desesperadamente, ya que las tasas de natalidad siguen disminuyendo. Este mayor número significa que aumentan las ganancias del comercio y hacen que la disponibilidad de bienes y servicios sea más amplia, lo que a su vez abarata las cosas. Además, los inmigrantes crean nuevos puestos de trabajo. Abren negocios y contratan a otros, estimulando aún más el crecimiento económico allí donde van.
Y la población cubana ha demostrado ser especialmente industriosa, con muchos empresarios entre ellos. Miami, donde se encuentra el mayor número de inmigrantes cubanos en EE. UU., goza de uno de los índices más altos de creación de nuevas empresas, muchas de ellas impulsadas por cubanos. Empresarios y celebridades como Ruth Behar, Desi Amaz, Gloria Estefan, Pitbull, Andy García, el padre de Jeff Bezos y Martha de Miami se cuentan entre las historias de éxito cubano en los Estados Unidos.
Los cubanos no sólo aportan riqueza y crecimiento económico a los estados, sino que su salida sigue socavando una brutal dictadura comunista, razón por la cual la inmigración estadounidense es tan condenada por el régimen.
Es irrisorio que los líderes cubanos culpen de los problemas económicos de su país al embargo del Gobierno estadounidense, admitiendo esencialmente que el comunismo sólo puede funcionar mediante el acceso al libre comercio y a los mercados libres. Esto no quiere decir que el embargo sea una política justa o racional, no lo es. Pero tampoco es la causa principal de la difícil situación del pueblo cubano. Sin embargo, no se equivocan del todo al afirmar que Estados Unidos ha socavado su régimen. Millones de personas han huido de la Cuba comunista hacia nuestras costas más libres, llevándose a algunos de los mejores y más brillantes del país.
No hay ninguna razón para que los estadounidenses amantes de la libertad no esperen ver llegar a más cubanos a nuestras costas. Acoger a personas trabajadoras y amantes de la libertad en nuestro país debería ser algo obvio. Y cualquier cosa que podamos hacer pacíficamente para romper la opresión del comunismo debería estar como opción sobre la mesa.
En La Riqueza de las Naciones, Adam Smith explicó que los mercados libres requieren la libre circulación de la mano de obra. No tenemos que librar batallas en el extranjero con nuestros oponentes ideológicos. El libre mercado es lo suficientemente poderoso como para resolver el problema y romper las cadenas de la opresión sin violencia, si simplemente le permitimos hacer su trabajo.
Fuente: PanamPost

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