IBÉYISE PACHECO,
Aun cuando fuese puro teatro, disfruté viendo al despreciable Vladimir Putin bajar la cabeza al admitir en una ceremonia militar en Moscú que el grupo Wagner se había rebelado en su contra. Y si bien el motín fue abortado, es alentador ver a un dictador debilitado.
Wagner es una organización paramilitar que ha retado al ejército ruso, a Vladimir Putin y a su ministro de la Defensa, Serguéi Shoigú. El jefe de Wagner, armador de esta red de mercenarios, es Yevgeny Prighozin quien luego de ser parte del círculo íntimo del dictador ruso, se le alzó. Y Putin se asustó. El grupo Wagner le había sido útil a Putin en diversos escenarios del mundo. Con la guerra de Ucrania, el grupo fue reforzado con prebendas, alto presupuesto y personal reclutado en cárceles, bajo el perfil sanguinario de las peores atrocidades.
El grupo Wagner calza con los gobiernos autocráticos. Su jefe Prighozin, ubicado en la extrema derecha, amasó fortuna e incrementó poder desde la creación operativa del grupo en el 2014, cuando la guerra del Dombas. El accionar del grupo Wagner como ejército privado de Putin era un secreto a voces. En Rusia es ilegal que el estado financie una red de estas características, y ahora Putin lo tuvo que admitir. Ha quedado expuesto como un cínico mentiroso.
El grupo Wagner llegó a tener 60 mil miembros, pero la guerra con Ucrania lo ha devastado. Actualmente se calcula que quedan unos 10 mil efectivos, muchos reclutados con la promesa del pago de 3.500 dólares mensuales, pero ya se sabe cómo es Putin. Los familiares de miembros muertos se lamentan de no haber recibido nunca nada.
La opacidad en torno a esta banda de sicarios dificulta probar en ocasiones los lugares donde opera. Claramente lo ha hecho en la guerra civil de Siria, tiene una inocultable presencia en África: Libia, Sudán, la República Centroafricana, Mali, Burkina Faso, Chad, Eritrea y Zimbawe.
La misma opacidad ha alimentado la dificultad de demostrar su presencia en Venezuela, sin embargo, fuentes militares molestas con tener que aceptar órdenes de una red de mercenarios, han filtrado información.
En el 2019, luego del reconocimiento del gobierno interino que presidía Juan Guaidó, y de masivas movilizaciones de calle, Nicolás Maduro solicitó refuerzos al Kremlin al ver en peligro su permanencia en el poder. La agencia Reuters confirmó que un contingente del grupo Wagner había ingresado al país. En esa ocasión, en coherencia con la tradición del grupo, el refuerzo para la avanzada ofensiva contra las protestas fue completado con presos que actuaron bajo la batuta de la entonces ministra de Prisiones, Iris Varela y el gobernador del Táchira, Freddy Bernal.
Dos años después, actividades del grupo Wagner me fueron confirmadas por fuentes de inteligencia cuando el ejército venezolano el 21 de marzo de 2021, fue atacado en Apure, en la localidad de La Victoria, zona límite con Colombia. La agresión fue ejecutada por la llamada disidencia de la FARC y el saldo dramático fue de 16 muertos y 37 heridos, todos miembros de la Fuerza Armada venezolana. Los detalles que trascendieron mostraron
una alta vulnerabilidad en el ejército local, en especial en inteligencia y comunicaciones. Los radios de los efectivos de la FANB habían sido interceptados, fue muy sencillo para los insurgentes emboscar a los oficiales. La investigación del ataque reveló que alguien en el puesto de comando de la FANB entregó claves de los equipos de comunicación a los guerrilleros. Esto les permitió conocer de antemano los movimientos de ataque previstos y las coordenadas del lugar donde los helicópteros descenderían. Los militares fueron cazados, la guerrilla los esperó. Por suerte algunos lograron escapar y ocho de ellos llegaron a un pueblo amistoso con los guerrilleros y piadoso con los muchachos de la FANB. Los pobladores los entregaron a los insurgentes con la condición de que no les hicieran daño. Finalmente, los jóvenes fueron liberados. Poco después los de Wagner se instalaron en la zona, se encargaron del manejo de los drones y de intervenir adicionalmente comunicaciones en Colombia.
Respecto a la actualidad, fuentes castrenses afirman no tener seguridad de que todos los miembros del grupo Wagner hayan salido del país. Hay testimonios no confirmados sobre grupos reducidos detectados en el estado Zulia y en Caracas, específicamente en el Círculo Militar donde se encargarían de la seguridad de altos funcionarios. También en el Fuerte Paramacay en Naguanagua estado Carabobo, han observado entrenamientos específicos de las operaciones que ejecuta el grupo Wagner. Y por supuesto en Bolívar, donde las minas venezolanes atraen lo peor del delito.
¿Qué hará Maduro con sus otrora amigos a los que ahora no quiere? Para no dejar dudas, corrió muy rápido a defender al dictador ruso y a repudiar la acción de Prighozin.