El crecimiento de la economía estadounidense sufrió un frenazo en el primer trimestre: el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 1,4% en un contexto de alta inflación exacerbada por la guerra en Ucrania y los problemas persistentes en las cadenas de suministros, según cifras oficiales divulgadas el jueves.
«La caída del PIB refleja la reducción de las inversiones privadas, de las exportaciones, (…) los gastos públicos del Estado federal y de los gobiernos locales, mientras que las importaciones (…) aumentaron», explicó el Departamento de Comercio en un comunicado. Un consenso de analistas había estimado un crecimiento de 1,1%.
El gobierno de Joe Biden ha creado la peor inflación en más de 40 años (8,5%), agravada de forma progresiva porque revirtió la independencia energética estadounidense lograda en el 2019 y durante 11 meses le dio la espalda junto a la Reserva Federal (Fed o Banco Central) al incremento sostenido de los niveles inflacionarios .
Desde febrero del 2021, la Casa Blanca, el Tesoro y el Banco Central optaron por extender –sin necesidad- los programas de estímulo económico implementados por el gobierno del expresidente Donald Trump por la pandemia de COVID-19, que arrojaron resultados formidables y facilitaron una sólida y rápida recuperación.
Economistas aconsejaron al gobierno de Biden reducir al mínimo en el 2021 las medidas de estímulo federal a la economía por la pandemia, debido a la enorme deuda pública de $29 billones en ese entonces y al riesgo de desatar una crisis inflacionaria.
La Casa Blanca apenas escuchó y puso sobre la mesa un nuevo paquete de 1,9 billones de dólares para más ayudas y otro de $1,2 billones para infraestructura, ambos aprobados por el Congreso con simple mayoría. Además de continuar con el mismo programa de estímulo económico, cuando la pandemia estaba en pleno retroceso.
A modo de remate, la Casa Blanca emprendió su política de cambio climático y su apuesta por las llamadas energías limpias, contraria a la infraestructura histórica de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón y otros derivados como la gasolina).
A partir de ese momento, comenzó una imparable tormenta de precios hasta ahora que coloca la inflación en casi 9%, a menos de dos semanas de que concluya abril.
Con una subida de tasas de interés de 0,50% como ha propuesto el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, el freno económico sería mayor, pero la inflación sigue imparable y afecta de forma directa desde hace un año a los estadounidenses.
El Banco Central hizo una subida de 0.25% en marzo para intentar frenar la inflación, pero el efecto ha sido mínimo hasta el momento y los miembros del Comité de la Fed han dicho que se necesitan acciones más agresivas.
Fuente: Diario Las Américas