Alberto Fernández reconoció que su “impuesto a la riqueza” es inconstitucional

Las transferencias de recursos se dividen entre coercitivas y voluntarias. No hace falta abrir un debate terminológico ni filosófico para reconocer que el cobro de impuestos pertenece al ámbito de la obligatoriedad, la fuerza y la coerción.
Tanto las compras y ventas como los regalos y las donaciones pertenecen al ámbito de la voluntariedad. El robo, la extorsión y los impuestos son transferencias compulsivas. Varios autores del anarcocapitalismo como Murray Rothbard aseguran que el Estado es una asociación delictiva por esta cuestión, pero para el caso que discutimos hoy ni siquiera es necesario debatir esta cuestión, que podría dividir a liberales clásicos minarquistas y libertarios más anarcos. Alcanza solamente acordar, en términos conceptuales y terminológicos, que los impuestos son, justamente, impuestos.
El “impuesto a la riqueza” aprobado ayer en la Cámara de Diputados y que ahora se discutirá en el Senado, donde el kirchnerismo tiene mayoría, se pretende vender como algo que no es. Concebido para aplicarse a las “grandes fortunas” a fin de paliar algunos de los costos de la pandemia (mejor dicho, de la cuarentena larga, burda, torpe y fracasada), el oficialismo habla de un “aporte solidario”.
Pocos se animaron a cuestionar moral y conceptualmente el asunto. Más allá de lo que pensemos del impuesto, que generará aún más desincentivos y desconfianza en el país, no podemos tener dudas sobre lo que es. Como dice el dicho, si tiene cuatro patas y cola y ladra…es un perro. Pero para el presidente este “aporte” forzoso que piensa cobrar el Frente de Todos es otra cosa.
Impunemente, Alberto Fernández reconoció hoy que la iniciativa de su espacio político es contraria a la Constitución. “Si fuera un impuesto sería inconstitucional”, aseguró el mandatario. ¿Entonces qué es? ¿Pueden los que cuentan con el patrimonio indicado en el proyecto evitar hacer la “contribución”? ¿Podrían decidir que desean darles los recursos a las personas necesitadas en lugar de aportarlos al fisco? Claro que no. De aprobarse el proyecto en la Cámara Alta, el fallido del presidente, que argumenta que se trata de otra cosa porque se cobraría “sólo una vez”, debería ser utilizado en la justicia.
«Quisiera que todos los argentinos sepamos quiénes son los que hicieron ese aporte. Quisiera que un día hagamos un acto y dijéramos: éstas son las personas que han ayudado en la pandemia», agregó Fernández, buscando congraciarse con los que tendrán que pagar el impuesto.
En medio de esta locura, lo menos que podemos hacer es llamar la atención para que no se nos imponga una neolengua como en el libro 1984.
Fuente: PanamPost