Todavía no entienden Mario Delgado, Ignacio Mier y legisladores de Morena que es imposible la aprobación de reformas constitucionales, sino están consensuadas con la oposición, o por lo menos con una parte de ellos, para alcanzar la mayoría calificada.
Después del fracaso que tuvieron con el rechazo a la reforma eléctrica, los oficialistas escogieron la violencia para dirimir sus diferencias con sus oponentes políticos.
En lugar de privilegiar el diálogo y la política, escogieron el garrote y las amenazas, al concitar a la ciudadanía a perseguir a los diputados que se opusieron a la estatización de la CFE.
Calificados como traidores a la patria, muchos de esos diputados han padecido el insulto y la vejación por las huestes de Morena y PT, sin que, verbigracia, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, haya hecho llamado alguno a que cesen las hostilidades para preservar la gobernabilidad del país.
De hecho, si alguien sabe en dónde está el titular de la Segob, que le avisen que hace falta su intervención en aras de que se restablezcan las relaciones institucionales con el bloque opositor conformado por el PAN, PRI y PRD.
Claro, Adán Augusto se encargó de dinamitar la confianza que le tenían los opositores al participar activamente en la campaña de la revocación de mandato, en donde no solo se perdieron las formas políticas y el respeto al orden constitucional, sino también quedó al descubierto la escasa capacidad que tiene el tabasqueño en el discurso político y en despertar alguna emoción entre sus oyentes, en lugar de aburrimiento y confusión, pero, bueno, este es otro tema que será sopesado a la hora de elegir candidato de Morena a la presidencia de la República.
De regreso a la arena legislativa y con respecto a las reformas constitucionales de la Guardia Nacional y la Electoral, que están por llegar al Congreso, la oposición nuevamente ha cerrado filas para rechazarlas, tanto por su contenido, como por la crispación política que ha causado la beligerancia de las acciones promovidas por los líderes de Morena.
La oposición en el Senado calificó como un mensaje miserable la incitación a la ruptura social por parte del pastor de los diputados oficialistas, Ignacio Mier, quien pidió “fusilar pacíficamente” a los 223 diputados de la coalición Va por México que votaron en contra de la reforma eléctrica.
No se observa que existan las condiciones básicas para que pasen ambas reformas por el pleno de las dos cámaras, en las cuales ni de chiste Morena y sus aliados alcanzan la mayoría calificada, por lo que se anticipan otras dos derrotas para el presidente López Obrador, en cuanto a la consolidación de su agenda legislativa que daría paso, dice él, a la consolidación de la 4T.
En contraparte a la postura del ala radical de Morena, el senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara alta, reiteró que no es partidario del clima de linchamiento, ya que el debate debe estar en las Cámaras y no en la calle.
“El país está pasando por una etapa de transición política y todos tenemos que hacer un esfuerzo de conciliación. Yo creo en eso, en el acuerdo, en el consenso y no me sumo a ningún linchamiento político de nadie, prefiero el debate de nivel y la búsqueda de acuerdos y consensos para sacar adelante a México”.
El presidente López Obrador es el primero que sabe que sus dos reformas, en especial la Electoral, serán rechazadas por el bloque opositor y aun así insistirá en enviarla al Congreso, tal vez con la esperanza de que en el periplo para su aprobación, se sumen algunos legisladores de oposición y con ello, alcanzar la votación anhelada.
Mientras que una mitad del Congreso se crece al castigo y actúa patrióticamente en aras de construir un mejor país; la otra, la compuesta por Morena, PT y el PVEM, se obnubila y se arrastra en aras de preservar un proyecto político que, está visto, nos llevará al despeñadero.
¿Acaso la militarización del territorio nacional es la mejor opción para pacificar a México o se fortalecerá la democracia con desaparecer al INE para convertirla en un apéndice la SEGOB, además de reducir a los partidos políticos de oposición a su mínima expresión?