La nueva secretaria del organismo de derechos humanos se dijo «honrada de conocer la aceptación» del jefe de la OEA.
La CIDH seleccionó el martes a Reneaum para el cargo y dijo que su nominación – que dependía de la palabra final de Almagro – «fue el resultado de un proceso amplio, abierto, transparente y participativo».
Reneaum fue elegida entre más de 450 candidaturas, de las cuales hubo diez finalistas.
La CIDH destacó su trayectoria de «más de 23 años de experiencia profesional trabajando por los derechos humanos en el ámbito académico y con la sociedad civil, el gobierno y las organizaciones internacionales».
Reneaum, una jurista con dos décadas de experiencia, es doctora en Derecho por la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y allí obtuvo este grado académico con una tesis titulada, «¿Se debe obligar a declarar a las mujeres? Una aportación criminológica a la discusión sobre la obligación de las víctimas de violencia en la pareja a declarar en el proceso penal».
Este fuerte acento en el «género» también fue plasmado en las dos maestrías que cursó, la primera en México donde estudió el tratamiento de las mujeres en el sistema penitenciario y la segunda en Barcelona donde indagó sobre la «Reparación del daño por violaciones a los derechos humanos de las mujeres».
Ejerce desde 2017 como directora ejecutiva de Amnistía Internacional (AI) en su sección de México y su trabajo se caracteriza por un estilo contemporáneo con el uso de palabras como «sororidad» y en su foto de perfil de la red Twitter luce una mascarilla con la consigna «No se va a caer, lo vamos a tirar», en referencia al patriarcado.
Antes de este cargo fue asesora de la CIDH entre 2014 y 2017.
Fin de un ciclo de crisis
Esta designación cierra un ciclo de crisis entre ambas instituciones del Sistema Interamericano de derechos humanos con sede en Washington, tras la salida del anterior secretario ejecutivo, el brasileño Paulo Abrao.
En agosto pasado, Almagro indicó que no iba a prorrogar el contrato del jurista brasileño «debido a la existencia de decenas de denuncias de carácter funcional» contra Abrao, relativas al clima laboral.
Después Almagro explicó que las quejas eran de funcionarios víctimas de maltrato laboral y algunos exfuncionarios denunciaron anónimamente casos extremos de acoso moral que los llevó a seguir tratamientos psiquiátricos llegando incluso a sufrir pensamientos suicidas.
El rifirrafe abierto entre las instituciones recibió una ola de críticas de organizaciones de derechos humanos que criticaron que esta pugna podía minar la independencia de la CIDH.
Fuente: Diario las Américas