Quienes se dedican a contar la repetición de palabras contenidas en los discursos, seguramente tienen a la palabra Corrupción como una de las más mencionadas. En el caso de Andrés Manuel López Obrador la utiliza desde que estuvo en campaña, en tres ocasiones, más los cuatro años que tiene gobernando. En su discurso de propaganda debe haberla repetido cientos de miles de veces y la sigue utilizando, es su palaba preferida, equivalente al famoso Caballo de Troya, para aniquilar al adversario político.
Para acreditar el uso de la palabra corrupción en su discurso, López Obrador antes se ocupó en hacernos creer, en su propaganda, que es portador de lo que llamó “Honestidad Valiente” dijo que combatiría la corrupción y la barrería, como se barren las escaleras, de arriba para abajo. Ya en el poder, presentó sus “principios éticos” No Miento, No Robo, no Traiciono y asegura que en su gobierno no hay corrupción, no es como los de antes. Su paquete de persuasión y disuasión lo repite cada día en su mañanera. Cientos, miles de veces y alguien termina creyendo que es verdad.
El pasado lunes en un noticiero de Televisa fueron divulgados videos en los que reciben fajos de billetes, Raúl Pozos Lanz, actual secretario de Educación de Campeche; Armando Toledo Jamit, jefe de la oficina de la gobernadora Laysa Sansores; y la senadora de Morena por esa entidad, Rocío Abreu Artiñano. El dinero fue entregado en las oficinas del gobernador interino, Carlos Miguel Aysa, en 2021, cuando eran integrantes del equipo de campaña que llevó a Layda Sansores a la gubernatura de Campeche.
La interpretación en medios y redes sociales indica que el dinero que se observa en las imágenes fue para financiar la campaña de Layda Sansores y que además la fuente de esos recursos era un gobierno del PRI.
La gobernadora Sansores se deslindó de los hechos divulgados en los videos de Televisa, los consideró difamaciones y responsabilizó a Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI. Sus colaboradores afirmaron que recibieron el dinero para realizar “gestiones”, para “ayudar” y para “pagar impuestos”.
En su programa “Martes del Jaguar” la gobernadora Sansores replicó los videos. Aseguró que fueron manipulados y no se aprecia la fecha de grabación. Señaló que la recepción de dinero no sucedió en 2021, sino entre 2015 y 2018. Comentó que la filtración de los videos es parte de una “guerra sucia” para detener “los avances” de la 4T.
Desde su tribuna mañanera López Obrador, interrogado, respondió que desconocía los videos difundidos por Televisa, que involucran a Layda Sansores, gobernadora de Campeche.
“No conozco el video, habría que verlo. Hay mucho interés de querer igualarnos. Es echar porquería al ventilador. Es decir, “todos son iguales”. Eso ya lo hemos padecido y más cuando hay escándalos de corrupción en el bloque conservador.” (
Fiel a su práctica, López Obrador comentó que se trata de una nueva guerra sucia en su contra, porque su gobierno ha tocado intereses poderosos que tratan de descalificar a la 4T. Aseguró que su administración combate a la corrupción y ahora no se toleran actos ilegales y mucho menos por parte de altos funcionarios.
El comentario presidencial se origina desde el reconocimiento de su desinformación, pero no tiene recato para ubicarse como víctima, su sitio preferido en la escena política, cuando califica la evidencia de corrupción de Televisa como “nueva guerra sucia en su contra”.
La justificación de López Obrador a lo denunciado por los videos se encuentra en la frase “Todos son iguales. Eso ya lo hemos padecido”. Como si la corrupción fuera un fenómeno que no toca a su gobierno. Aplica el concepto en los otros, los adversarios, conservadores, neoliberales, los del pasado. Dice que en su gobierno no son iguales a los anteriores, pero cuando la evidencia los delata, entonces lo malamente obtenido se justifica como un donativo para la causa, así pasó con su hermano Pío. Así se contextualiza en el caso de Layda Sansores.
Cuando las evidencias denuncian a Morena, se trata de complots, venganzas, guerras sucias, mentiras o montajes. Y la palabra corrupción no aparece en el discurso presidencial.
Cuando las evidencias delatan los turbios manejos de los adversarios se trata de verdades absolutas, hechos irrefutables, pruebas contundentes. Entonces la palabra corrupción salta en mayúsculas, se grita a todo pulmón, es paseada repetidamente en la tribuna mañanera.
Es el uso de la palabra Corrupción en el doble discurso de la propaganda diaria de López Obrador. Una imagen dice más que mil palabras y las imágenes que nos mostró Televisa son hechos de corrupción. Se le puede dar crédito a la imagen o discurso presidencial. Usted elija. Pero no se equivoque.