Castro II esta vez no tuvo un pretexto ideológico como el que sacó de la manga su hermano Fidel cuando en 1968 apoyó la invasión soviética de Checoslovaquia para frenar las reformas de liberalización económica y política del presidente Alexander Dubcek. Entonces Castro I argumentó que la ocupación soviética era necesaria para evitar que Checoslovaquia volviera al capitalismo corrupto y decadente.
Ahora, al no tener ninguna excusa la cúpula raulista simplemente repitió el pretexto de Putin de que es una «operación provocada por las propias autoridades ucranianas» que tiene como objetivo «la desmilitarización y la desnazificación del territorio ucraniano». Y culpó oficialmente al «empeño estadounidense en continuar la progresiva expansión de la OTAN hacia las fronteras de la Federación de Rusia».
El nazi aquí es Putin. Su pretexto de invadir Ucrania para reclamar la región del Donbás, donde hay población rusa, es el mismo que usó Hitler en 1938 para ocupar los Sudetes, la región checoslovaca en la frontera con Alemania donde habitaban personas de origen alemán. Y se anexó 30.000 kilómetros cuadrados de Checoslovaquia.
Al desnudo la hipocresía castrista de la «soberanía nacional»
Además, la OTAN no invadió en 1977 a Alemania Oriental, o Checoslovaquia cuando Leonid Brezhnev desplegó allí misiles nucleares SS-20 con alcance de 5.500 kilómetros. Tampoco hubo invasión cuando desde 1955 Europa Occidental fue rodeada por la URSS con 14.000 aviones de combate, 69.000 tanques, 2.000 buques de guerra y 6,1 millones de soldados, bajo el paraguas del Pacto de Varsovia inventado por Moscú como contrapartida de la OTAN, pacto que impuso a sus siete satélites comunistas: Polonia, Alemania Oriental, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania y Albania.
Con su justificación del criminal zarpazo al pueblo ucraniano se evidencia la hipocresía del discurso político castrista, que desde 1959 esgrime la «soberanía nacional» de Cuba como piedra angular de su propaganda para exacerbar el patriotismo en la Isla, y para presentarse como el pequeño David que se enfrenta al gigante Goliat estadounidense.
¿De qué defensa de la soberanía nacional pueden hablar ahora Castro II o su asistente Miguel Díaz-Canel? En Ucrania en 1991 el 93% de la población votó a favor de la creación de un Estado soberano. Se liberaron al fin del yugo ruso. Y estamos hablando de un país que con 603.628 kilómetros cuadrados es el más grande de Europa luego de Rusia, y con 44 millones de habitantes es el octavo más poblado.
Peón del imperialismo ruso, pero sin las 30 monedas de plata
Para Cuba esta alianza con el invasor ruso significará un empeoramiento de la crisis socioeconómica por las sanciones internacionales impuestas a Moscú. Ya Rusia, a causa de la prohibición de utilizar el espacio aéreo de la Unión Europea y Canadá, suspendió los vuelos a Cuba y toda Latinoamérica. Con eso se desploma el turismo desde Rusia, hoy el mayor emisor de vacacionistas hacia la Isla. En 2021 viajaron a Cuba 146.151 turistas rusos y 68.944 de Canadá, que antes era el mayor emisor de vacacionistas a la Isla.
En otras palabras, esta vez el castrismo no va a recibir las 30 monedas de plata que narra la Biblia recibió Judas Iscariote por traicionar a Jesucristo. Durante 31 años (1960-1991) Moscú utilizó a Cuba como cabeza de playa soviética de penetración político-ideológica subversiva en América, y desafió a Washington en sus mismas narices, pero a cambio mantuvo económica y militarmente a la dictadura con subsidios, petróleo y armamento gratuitos por valor de no menos de 150.000 millones de dólares de hoy.
Ahora el zar Vladimir I no dará nada a cambio a Cuba, porque ni puede, ni quiere. Y encima las sanciones internacionales a Rusia la golpearán muy duro. Ya los analistas de J.P. Morgan dicen que la economía rusa se contraerá un 20% en el segundo trimestre con respecto al primero. El rublo se ha devaluado en un 30% frente al dólar y el euro. Los mercados de valores se han desplomado, y también las exportaciones de petróleo. Los inversionistas huyen de Rusia.
Eso afectará a Cuba no solo en turismo, sino en créditos y en colaboración para la industria y el transporte. Tampoco Rusia da armamento gratis. Para modernizar el obsoleto armamento castrista la Rusia postsoviética solo ha dado a Cuba un crédito de 50 millones de dólares para comprar —nada de regalado— armamento ruso, pero un solo avión Mig-35 cuesta más de 40 millones.
Una sanción fortísima a Rusia ha sido la desconexión de importantes bancos de Rusia del sistema del sistema internacional de pagos SWIFT, utilizado por más de 11.000 bancos e instituciones financieras de 200 países o territorios para enviar órdenes de pago seguras y es clave para el movimiento de fondos al sector del petróleo y el gas de Rusia.
Ya antes de estas sanciones Moscú no estaba en condiciones de dar ayuda a Cuba ni a nadie. Rusia es un gigante atómico con pies de barro, no integra el Primer Mundo. Sigue siendo un país exportador de materias primas, igual que hace 200 años. La economía de California duplica la de Rusia; en 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia fue de 1,4 billones de dólares y el de California de tres billones. El PIB de Rusia es inferior al de Brasil (1,5 billones) y similar al de México. La economía rusa es clasificada en la ONU como «emergente» al mismo nivel que Brasil, India, China y Sudáfrica.
Se aleja el «deshielo» con EEUU
Al alinearse con el genocida Putin, el castrismo sale perdiendo. Se le aleja la posibilidad de una normalización de las relaciones con EEUU que últimamente trataba de conseguir con propuestas para el envío de remesas y melifluos mensajes a Washington. Y ojo, esa presión de La Habana ya estaba haciendo efecto en la Casa Blanca entre los asesores izquierdistas de Joe Biden, que insisten en un nuevo acercamiento a la dictadura para que no sea «tan malita».
También se enfriará el apoyo a la dictadura castrista por parte de la izquierda internacional menos fanática, y de algunos gobiernos populistas izquierdosos. Salvo las tiranías de Venezuela y Nicaragua, los gobiernos de América Latina han condenado la invasión a Ucrania, incluyendo los gobiernos izquierdistas de Argentina, México y el presidente electo de Chile, Gabriel Boric.
El golpe a la economía rusa empeorará la escasez y el malvivir de los cubanos. Aun si la guerra cesase y las tropas rusas y de Bielorrusia se retirasen de Ucrania luego de negociaciones, no pocas de las sanciones a Moscú seguirán vigentes. Las relaciones de Rusia con el mundo civilizado no serán normales por un buen rato. Ya el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, anunció que abrirá una investigación sobre la invasión rusa de Ucrania.
Encima de ponerse del lado del agresor del pueblo ucraniano, la mafia gubernamental castrista agrava la escasez y el malvivir de los cubanos, que es mucho decir. Pero lo peor, como decía al principio, les hace pasar a los cubanos la mayor vergüenza en mucho tiempo.
Fuente: Diario las Américas