En más de una oportunidad manifestamos que los controles de precios en Argentina (como en cualquier país del mundo) solamente pueden arrojar dos únicos resultados posibles: o el gobierno pretende mentirosamente que funcione, y se sirve de los precios de productos inexistentes en la góndola para falsear el índice de inflación, o se lo toma en serio. Si va a fondo con la medida queriendo aplicar las multas y sanciones de verdad, lo único que se obtiene, tarde o temprano, es el desabastecimiento.
Pero parece que la confusión general en materia económica y la existencia de las redes sociales, que muestran lo que sucede en la calle y los supermercados, llevan a los gobiernos populistas al desastroso segundo escenario. Desde que viralizaron las imágenes de la pésima calidad de los cortes cárnicos a “precios cuidados”, el peronismo, en lugar de reflexionar y eliminar el programa (buscando solucionar los problemas de fondo que generan la inflación) se decidió por el peor de los caminos: convocar a organizaciones “populares” de izquierda para “controlen” las góndolas, los precios y su calidad.
Para empezar, sin titubear, hay que advertir que esta iniciativa no hace otra cosa que recordar al nazismo de Adolf Hitler. Nadie está diciendo que Alberto y Cristina quieran dominar el mundo y llevar a cabo una limpieza étnica o religiosa, pero la utilización de militantes por parte del Estado, que se sirve de ellos para desarrollar sus tropelías, es uno de los símbolos clásicos del nacionalsocialismo y del fascismo original. Es la mezcla del Estado, del partido y del Gobierno, que se percibe en la bandera con la esvástica. La cooptación de las estructuras estatales por parte de las facciones partidarias, que desarrollan las acciones de gobierno. En este caso, pésimas, desacertadas y miles de veces fracasadas acciones de gobierno.
“Tenemos la obligación de cuidar la mesa de todos y todas”. Con esta consigna, organizaciones como el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa, están reclutando y capacitando a 20 mil voluntarios, que ejercerán el rol de policía de los precios y fiscales de la calidad de la carne. El desastre es inminente.
Responsabilidad opositora
Pero, al igual que ocurrió en Venezuela, las responsabilidades no se limitan al Gobierno populista, extraviado e irresponsable. Para que se consolide el camino hacia el desastre total hace falta una oposición que avale algunas de las premisas calamitosas del oficialismo. La oposición parlamentaria al frente peronista/kirchnerista de Juntos por el Cambio, conformada por el radicalismo, el macrismo y la Coalición Cívica tiene serios inconvenientes para cuestionar estos desastres.
Por el lado de la Unión Cívica Radical, el centenario partido —afiliado a la Internacional Socialista en las últimas décadas— se avala la teoría de que la emisión monetaria para cubrir el déficit como el causante de la inflación es un “mito neoliberal”. Los radicales siguen insistiendo que a Raúl Alfonsín lo volteó un “golpe de mercado”, como para justificar la última hiperinflación que se llevó puesto al “padre de la democracia”.
En el PRO tienen serios problemas de archivo: durante la gestión de Mauricio Macri, que evitó todas las reformas de fondo, se mantuvo el programa de “Precios Cuidados”, del que se hacía gala como para justificar la supuesta vocación social de la gestión. Mientras se reeditaba el programa inventado por el kirchnerismo, el exjefe de Gabinete Marcos Peña aseguraba que su espacio político estaba “a la izquierda del Partido Demócrata de los Estados Unidos”. De más está decir que muchos macristas irresponsables hasta propusieron y lograron aprobar iniciativas legislativas de controles de precios como la ley de alquileres, que ya hizo desastres en el sector. Cabe recordar que Macri dejó el gobierno, en medio del desastre económico, utilizando la nefasta ley de abastecimiento del peronismo de los setenta, que ni el kirchnerismo se había animado a implementar.
Por el lado de Carrió y la CC, mejor no hablar. Los “lilitos” entienden menos de economía que yo de física cuántica.
Con una oposición de estas características, no hay mucho margen para cuestionar la iniciativa peronista. El oficialismo les dirá que los desprecian porque son morochos, pobres o humildes y desde Cambiemos no habrá ninguna respuesta de peso para dar.
Que Argentina decidió transitar el camino al desastre, ya no hay duda alguna. La única preocupación debería ser la creación del espacio político que sustituya al peronismo, con un ambicioso programa de reconstrucción. Será desde las cenizas, lamentablemente.
Fuente: PanamPost