SONIA SCHOTT,
La guerra en Ucrania y la participación multimillonaria de Estados Unidos. ha alcanzado un nuevo punto crítico.
Estados Unidos esperaba que, con la contraofensiva actual de Ucrania contra las tropas rusas en el territorio ocupado en el este y el sur, se lograra un gran avance que pusiera fin al estancamiento del conflicto.
Sin embargo, después de meses de duras luchas, no hay señales de progreso.
Incluso el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha reconocido la falta de progreso y está al tanto de que la frustración está creciendo.
“El gran temor es una guerra eterna, un conflicto que se prolongue indefinidamente con un gran costo humano y fiscal, pero sin un resultado claro”, señaló Mark Cancian, del Center for Strategic and International Studies (CSIS).
Mucho se debe a que los rusos han construido defensas tan fuertes y han plantado tantas minas terrestres por todas partes que ha dificultado los avances de las tropas ucranianas.
Si bien es decepcionante para Ucrania, Estados Unidos y sus socios, amén de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el no haber podido hacer retroceder a los rusos, tiene otras consecuencias.
Cada cierto tiempo, el Pentágono anuncia el último paquete de armas que se enviará a Ucrania por lo que es posible constatar que el costo, ha ido en alza
El objetivo desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania ha sido suministrar a Kiev armas y municiones suficientes para defender al país contra los invasores.
Ahora, desde que comenzó la contraofensiva, la estrategia parece haber cambiado.
Ahora se habla mucho en Washington sobre la necesidad de ganar la guerra y expulsar a los rusos de Ucrania, pero, aquí está el problema.
Para ganar la guerra, Ucrania necesitará el tipo de armas que, hasta ahora, la administración de Joe Biden se ha mostrado reacia a proporcionar. A saber, misiles y cohetes de largo alcance.
La razón es que la Casa Blanca teme que Ucrania pueda lanzar ataques contra objetivos dentro de Rusia, abriendo la posibilidad de una confrontación directa Rusia- OTAN.
Lentamente, Estados Unidos ha ido adaptando su programa armamentista a Ucrania para adaptarlo al cambiante campo de batalla. Los tanques Abrams ahora están prontos para su envío a Ucrania, y la semana pasada se aprobó el envío de aviones de combate F-16 para ser usados tan pronto como se complete el curso de formación de pilotos ucranianos.
Si bien el nuevo armamento tendrá un impacto significativo en la batalla, Washington todavía se muestra reacio a enviar cohetes de largo alcance que Kiev exige desde hace meses.
Algunos miembros del Congreso dicen que, si Estados Unidos realmente quiere que Ucrania gane la guerra, estas armas deben enviarse lo antes posible, de lo contrario, todo lo que se está haciendo es preservar el statu quo, es decir, un estancamiento de larga duración, quizás interminable.
El problema es que hay mucho en juego en esta guerra. Naciones Unidas cree que ya han muerto 10.000 civiles.
La secretaria general adjunta de asuntos políticos y consolidación de la paz, de Naciones Unidas, Rosemary DiCarlo, dijo recientemente que “Cuanto más dure esta guerra, más peligrosas serán sus consecuencias, incluida la posibilidad de un conflicto más amplio. Por el bien del pueblo ucraniano y por el bien de nuestra comunidad global, esta guerra injustificada y sin sentido debe terminar’.
Pero ¿cuál es la mejor vía?
Si Biden decide enviar los cohetes de largo alcance llamados ATACMS (sistema de misiles tácticos del ejército), capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 190 millas, ¿realmente ayudarán a poner fin a la guerra o provocarán una peligrosa escalada.
Ante este dilema, todos preferirían que hubiera un acuerdo negociado entre Ucrania y Rusia.
No obstante, cada vez que alguien sugiere que Ucrania tendrá que entregar algún territorio para poner fin a la guerra, Kiev se opone a esa idea.
El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue la última persona en sugerirlo y fue duramente criticado por Kiev.
Entonces, sin un acuerdo de paz en perspectiva todo el enfoque parece estar en tratar de ayudar a que la contraofensiva ucraniana tenga éxito.
Porque ¿alguien realmente cree que los rusos se rendirán repentinamente y se irán a casa? A juzgar por lo que ha estado sucediendo desde la invasión rusa en febrero del año pasado, no parece que haya alguna esperanza de que Moscú decida que ha tenido suficiente guerra y busque la paz.