Las elecciones presidenciales en Perú siguen disputadas, a pesar de haber concluido el proceso de votación el pasado 6 de junio. Debido a las presuntas irregularidades que alude la candidata Keiko Fujimori, el proceso se ha ralentizado, por lo tanto, la dirigente política pidió auditoría internacional para resolverlo.
«Hemos pedido formalmente al presidente Francisco Sagasti para que él pueda solicitar la auditoría internacional», dijo Fujimori a los periodistas presentes alrededor del Palacio de Gobierno, donde entregó al presidente interino la petición, reseña Perú21.
El objetivo de la medida es “determinar si los resultados procesados y contabilizados por la ONPE representan un fiel reflejo de la voluntad popular en los comicios del 6 de junio”, indica la misiva.
Fujimori también aclaro que esta petición a Sagasti no afecta la neutralidad que debe representar el jefe de Estado en elecciones. A su juicio, esto “va a garantizar que finalmente se está respetando la voluntad popular”.
Actualmente, son 200.000 votos los que están en disputa, en 802 actas, que Keiko Fujimori ha pedido anular por medio de la interposición de varios recursos legales. La versión oficial es que la candidata del partido Fuerza Popular perdió por 44.000 votos ante el socialista Pedro Castillo.
Por lo tanto, en el caso de que se compruebe que estos votos sean inválidos, el cómputo le daría el triunfo a la hija del expresidente Alberto Fujimori. Ante este escenario, el medio señaló que la dirigente peruana se dirigió a Sagasti para decirle: «Este pedido lo hago debido a la gran cantidad de irregularidades que se vienen denunciando a través de la ciudadanía, los medios de comunicación y de las redes sociales».
La consignación de dichas peticiones, corresponde a un reclamo que hace la dirigente de Fuerza Popular de la mano del furor de millones de peruanos que han tomado las calles y las redes sociales bajo el grito “respeta mi voto”. Alrededor de 9 millones de personas le dieron el voto a la candidata y abogan por esclarecer estas supuestas irregularidades.
Existe en cierto modo un sentimiento que se traduce en números si se miran con detenimiento los números que dejó el balotaje. Se trata del rechazo de prácticamente la mitad del país al sistema que Pedro Castillo promueve: el socialismo.
Y es que el candidato del partido Perú Libre ha declarado abiertamente que tomará como ejemplo a Evo Morales y Rafael Correa para ciertas políticas nacionales Sin embargo, en dicha oportunidad Keiko Fujimori fue implacable. Advirtió al dirigente socialista boliviano que no se metiera en las elecciones del Perú.
De hecho, aunque el discurso de Castillo se muestra como soberanista, ha sido promotor de un proyecto internacionalista. Esto ha permitido la intervención de líderes regionales como Evo Morales.
Ahora, es tal la complicidad de Castillo con el socialismo regional que con total impunidad en su cierre de campaña, el candidato por el partido Perú Libre expuso que planeaba expulsar a extranjeros.
En aquel entonces, ante sus seguidores, el dirigente izquierdista dijo que el 28 de julio —día de la toma de posesión para quien resulte ganador— firmaría un «decreto supremo» para dar 72 horas de plazo a ciudadanos de otros países «que han ido a faltar el respeto”, para que se vayan.
Lo preocupante de estas declaraciones tachadas de xenófobas es que Perú ha sido destino de millones de migrantes, especialmente venezolanos. Alrededor de 1,2 millones para ser más exactos. Una cifra de inmigrantes que se disparó en la nación inca y también en la región debido a la grave crisis que provocó el régimen socialista de Nicolás Maduro.
Es más, Perú es el segundo país de América Latina que más migrantes venezolanos ha recibido. Con 19,8 % del total de personas que han salido de Venezuela, se ubica por detrás de Colombia (29,9 %) y por delante de Chile (19,7 %), según datos de ACNUR
Pese a su flagrante llamado a la xenofobia, Castillo cuenta con respaldo internacional. Tanto que medios masivos como CNN han llegado a comparar a Keiko Fujimori con Donald Trump, por no querer aceptar una supuesta derrota. Hoy la líder de Fuerza Popular sigue luchando por salvar a su nación del socialismo.