Este sábado 11 de marzo se cumplió un año de la Administración Boric, que se ha caracterizado por erráticas iniciativas y decisiones políticas. En este periodo, la economía ha sufrido una desaceleración que ha impactado a los chilenos. Asimismo, la seguridad pública y la violencia asociada a ella se ha instalado como una de las principales preocupaciones, dado su aumento y radicalización —como se ve en la zona norte con la crisis migratoria y los atentados en la macrozona sur—. No obstante, el Gobierno de Gabriel Boric ha mandado ambiguas señales en esta materia con iniciativas que no logran su solución mientras ha avalado la violencia, como lo demuestra el caso de los indultos a los mal llamados «presos políticos».
Por otro lado, el presidente Boric sufrió dos grandes derrotas que lo dejaron sin programa de Gobierno: el rechazo a la propuesta de Constitución, en la que fueron voceros de campaña realizando un preocupante intervencionismo; y el también rechazo a la Reforma Tributaria, que buscaba financiar sus progresistas políticas. Con todo, hasta el momento no es dable evaluar de manera positiva el primer año de Gobierno de Boric, que en lugar de velar por el real bien común y solucionar la anomia instalada en el país desde la revuelta de 2019, sólo profundizan antagonismos que continúan con la espiral de conflictividad. Por eso, Boric cierra su primer año con un 35% de aprobación. En este artículo se analizan los principales ejes que han marcado el primer año del frenteamplismo-comunismo en el Ejecutivo.
Inflación elevada
Durante estos doce meses de ejecución del presidente Boric, la economía ha sido una de las dimensiones que más han preocupado a los chilenos. La inflación se mantiene elevada, producto de los retiros del 10% de los fondos de pensiones AFP en la administración anterior, así como los subsidios otorgados por la pandemia —y por las restrictivas medidas tomadas en este periodo—.
Boric anuncia cambios en su gabinete por segunda ocasión
El mal desempeño económico en el primer año de Gobierno de Boric se puede evaluar por distintas variables. El Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) —o crecimiento económico— registró su peor evaluación en el mes de noviembre (-2,5%), el que se mantuvo negativo desde septiembre —en el contexto del plebiscito de salida—. Si bien, en enero se registró un pequeño repunte, el riesgo a nivel país no, ya que Chile pasó en un año de 80,81% a 101,55% (de marzo 2022 a marzo 2023).
Las cifras de empleo también han descendido drásticamente, pues hace un año la tasa de ocupación era de 10,1%, para el trimestre móvil de noviembre-enero fue de 3,4%. De igual modo, el precio del dólar superó los $1.000 pesos chilenos en julio pasado afectando directamente el precio de la canasta básica. Por otro lado, las iniciativas como la reforma tributaria y la de pensiones afectaron la fuga de capitales, siendo marzo de 2022 el mes en que más salidas se registraron (más de US$ 16.000 millones). Igualmente, la incertidumbre alcanzó su punto máximo en el mes de septiembre, coincidiendo con la votación del plebiscito, con 220,89 puntos.
En suma, el aspecto económico bajo los primeros doce meses de la Administración Boric ha sido sumamente frágil, lo que se refleja en las proyecciones del Banco Central chileno sobre la inflación, que estaría en torno del orden del 3%, y que la conversión de peso chileno a dólar seguirá sobre los $800 pesos chilenos (para el año 2019, la conversión más baja fue de $650 pesos chilenos por dólar).
Más inseguridad y violencia
La crisis migratoria en el norte, los constantes atentados en la macrozona sur, la llegada de carteles de narcotráfico, el aumento de la delincuencia y la violencia asociada a ella, se ha situado como la principal preocupación de los chilenos. El informe Preocupaciones del Mundo (Ipsos, enero 2023) reveló que para el 63% de los encuestados la violencia es una real inquietud, superando el promedio mundial de 28 puntos. Por su parte, Paz Ciudadana develó que los delitos son, efectivamente, más violentos que antes.
La débil posición del Gobierno en esta materia ha generado que la macrozona sur esté en un constante estado de excepción, mientras que la anomia en la frontera norte ya es una realidad producto de la inmigración irregular. Lo más preocupante han sido las ambiguas señales del gobierno en torno a la violencia, como los dichos sobre los incendios forestales ocurridos en los meses de enero-febrero en la zona sur del país, cuando sostuvieron que los amagos eran consecuencias del “cambio climático” y que se esparcían por los conejos de la zona. Todo esto fue sumamente criticado, pues, se encontraron a personas provocando los incendios e, incluso, carteles aludiendo a la «causa mapuche» y a grupos guerrilleros. El descontrol fue tal que, incluso, ministros del expresidente Piñera ofrecieron su experiencia para controlar los incendios forestales.
Las ambiguas definiciones del Gobierno en torno a la violencia se manifestaron en diciembre, con los indultos a los mal llamados «presos políticos» de la revuelta. Por ello, el Gobierno alcanzó sus peores índices de aprobación, con 70% de desaprobación y 25% de aprobación, según los sondeos de Cadem.
Sin embargo, no debe sorprender la estrecha relación que tiene el Gobierno con la violencia, y Gabriel Boric en particular. En el caso del mandatario, se ha reunido con guerrilleros asesinos del exsenador Jaime Guzmán; ha reivindicado al Frente «Patriótico Manuel Rodríguez» —la agrupación terrorista de estos asesinos—; recibió y celebró sonrientemente una polera con el rostro de Jaime Guzmán con un impacto de bala; llamó a la desobediencia civil en plenas revueltas del 18-O; y ahora como presidente indultó a controversiales guerrilleros como Jorge Mateluna —con quien ya tenía una relación previa y en la época que Boric fue diputado lo visitó en la cárcel—.
Lamentablemente, la violencia no sólo ha afectado la seguridad, ya que también capturó la educación pública chilena. Los últimos resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) demostraron que los liceos emblemáticos, conocidos por su excelencia académica, ninguno se posicionó dentro de los cien mejores. Incluso, en marzo se registraron bajas matrículas en estos establecimientos. Todo esto se explica por la instrumentalización por parte de colectivos y agrupaciones de extrema izquierda, que han adoctrinado de manera desvergonzada a estos estudiantes. Lo curioso es que el gobierno ha fracasado en materia de educación, una dimensión que, supuestamente, era su tema de experticia, ya que el frenteamplismo y comunismo chileno han levantado numerosas movilizaciones estudiantiles en lo que va del siglo XXI, pidiendo que se mejore la educación al eliminar las —supuestas— “políticas neoliberales». Ahora que son gobierno se observa que sus propuestas no han tenido ningún impacto positivo.
Errores en política exterior
Lamentablemente, las relaciones internacionales que ha mantenido el Gobierno de Boric con otros países reprueba este primer año de gestión. No solo el escándalo del nombramiento de embajadores sin carrera diplomática —por lo que se acusó de pagar favores políticos—, el mal manejo de la Cancillería al enemistarse con el embajador de Argentina en Chile —por la filtración de un audio que denosta su figura—, son parte de la errática conducción de la política exterior chilena.
Pues, el mismo presidente Boric ha protagonizado controversiales puesta en escena en distintas instancias de cooperación internacional, como en la IV Cumbre de las Américas realizada en los Estados Unidos, en la que el mandatario chileno se enemistó con John Kerry, representante de la Casa Blanca para el clima, al acusar a los Estados Unidos de ausentarse de la cumbre; rechazar las credenciales del embajador de Israel en Chile en septiembre pasado; o los dichos en la CELAC en enero pasado sobre que en Perú se violan los derechos humanos, lo que enemistó a Chile con las autoridades peruanas.
Derrotas del Gobierno de Boric
Cuando Boric asumió el Ejecutivo, el proceso constituyente estaba en curso, por lo que le tocó llevar a cabo el plebiscito de salida. Si bien, siempre fue conocida la posición de las autoridades de gobierno en torno a esta temática, inéditamente hicieron intervencionismo electoral por la alternativa «Apruebo» lo que provocó que Contraloría se instalase en el palacio presidencial. Y, a pesar de las grotescas iniciativas de distintas figuras del oficialismo para persuadir a los chilenos de aprobar la propuesta de Constitución, la ciudadanía la rechazó de manera contundente. Esto implicó también una derrota del gobierno, ya que lo plasmado en dicho texto dialogaba completamente con las propuestas ideológicas del gobierno de Boric.
Desde las izquierdas, las lecturas del rechazo a la propuesta constitucional han sido miopes, al sostener que «no se puede ir más rápido que el pueblo», que hubo «campaña del terror», o que fue producto de las «fake news». No obstante, el sentido común primó en los chilenos debido a que han visto cómo el octubrismo ha comenzado a destruir a Chile.
Por otra parte, el rechazo de la Cámara de Diputados a legislar la Reforma Tributaria el mismo 8 de marzo pasado —día que se anunció una serie de medidas con enfoque feminista y de género, que pasaron sin pena ni gloria por este revés que sufrió el gobierno—, fue otra gran derrota para Boric, y en especial para el Ministro de Hacienda, porque dicho proyecto buscaba financiar las progresistas políticas que quieren instalar en Chile. Si bien, esta es otra buena noticia para el país, existe alguna posibilidad que la Reforma Previsional —que busca instalar un sistema de reparto— pueda tener el mismo resultado siendo otro golpe para la gestión de Gabriel Boric.
Con todo lo expuesto, es dable evaluar de manera negativa la ejecución del primer año del presidente Gabriel Boric, y el Gobierno bien lo sabe. Por ello, el último día de su primer año realizó un segundo cambio de gabinete, el que a final de cuentas no representó un cambio a la moderación ni experiencia —con excepción en Cancillería—. Pues, no modificó al núcleo político de su gabinete —se esperaba la salida del ministro de Educación—, ni al equipo económico.
Finalmente, Chile aún presenta grandes riesgos bajo la dirección Boric, a pesar de los esfuerzos de mostrarse a la ciudadanía con estampa republicana, la que se cae cada vez que la violencia se toma la coyuntura. Asimismo, Chile está cruzando por un nuevo proceso constitucional, el que tampoco asegura que esté libre del octubrismo ya que los consejeros constitucionales serán elegidos en mayo, y el comité de expertos y técnicos —a pesar de su experiencia académica— no augura que la discusión no tome un tono ideologizado.