Si el gobierno del presidente de Chile, Gabriel Boric, asumió que el triunfo del “Rechazo” en el plebiscito constitucional oxigenaría a la economía del país cometió un error. El efecto positivo del resultado en los mercados financieros será fugaz, así lo demuestran las proyecciones del Banco Central de Chile que apuntan a una recesión inevitable, alta inflación y desempleo.
El Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre divulgado por el ente señala que el PIB tendrá una reducción de entre 0,5 % y 1,5 % el próximo año. Las consecuencias ya pintan complejas.
En el documento el Banco Central de Chile admite que “la economía crecerá por debajo de su potencial por varios trimestres más, con lo que la brecha seguirá reduciéndose y se ubicará en niveles negativos a partir de fines de este año”.
En el caso del consumo privado en 2023, la entidad financiera estima que registrará una caída de 5,7 % anual. Mientras tanto, la inversión variaría -4,7 % en 12 meses. El panorama es desalentador porque “en la inversión, se anticipa un débil desempeño durante lo que queda de 2022 y todo 2023, reflejo de condiciones financieras menos favorables, un mayor pesimismo de las empresas, un tipo de cambio real más elevado y una incertidumbre que desciende, pero lentamente”.
El escenario confirma la “ralentización de la economía chilena” que calculó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en junio. Una debacle que provocó el descenso de la nación austral en el Informe de Competitividad Global de la escuela de negocios de Suiza (IMD), donde ocupa el puesto 45, un peldaño menos con respecto al año pasado. Es su peor resultado desde 2005, cuando ocupó el puesto 19 en un ranking de 63 países.
Brazos caídos a la vista
El (IPoM) contiene sólo noticias pesimistas, considerando que el desempleo también aumentará en los próximos meses. Para este indicador, el Banco Central argumenta que “la creación de empleos se ha ralentizado en un contexto en que la demanda laboral ha ido reduciéndose”.
Incluso admite que “la oferta de trabajo ha frenado su recuperación. La evolución de la tasa de participación muestra un estancamiento en los últimos meses, y todavía se ubica por debajo de su nivel previo a la pandemia, manteniendo el rezago respecto de otras economías”.
En esa misma línea deja claro que “los salarios reales han continuado disminuyendo, ante la menor estrechez del mercado laboral y el importante incremento de la inflación”. La guinda del pastel es que la inflación anual en diciembre llegaría 12 %, un 3 % más de lo calculó en junio. Con estos números Boric insiste en una reforma tributaria.