La primera medida que ha tomado Joe Biden con respecto a Venezuela ha sido una ligera modificación del régimen de sanciones para permitir contactos con puertos y aeropuertos en ese país caribeño, después de que Donald Trump los hubiera prohibido en agosto de 2019. El grueso de las sanciones, y el embargo al crudo venezolano, siguen vigentes, de momento, y a la espera de que el nuevo gobierno formule su política de sanciones. La autorización de transacciones con el Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos (Inea) la anunció el martes la agencia de Control de Activos Extranjeros (por sus siglas en inglés, OFAC) del Departamento del Tesoro de EE.UU.
Esencialmente, permite las transacciones con puertos y aeropuertos de Venezuela excepto para «cualquier actividad relacionada con la exportación o reexportación de diluyentes, directamente o no, a Venezuela». Esos diluyentes, empleados para refinar el crudo, escasean en Venezuela debido a las sanciones.
Curiosamente, una de las últimas decisiones de Trump y su equipo antes de salir del gobierno fue sancionar a Inea, entre otras entidades e individuos acusados de sortear las sanciones al sector del crudo venezolano. A Inea se la sancionó concretamente por adquirir y operar un buque de bandera rusa, el Maksim Gorky, empleado para la extracción y exportación del crudo venezolano. A los 13 días de llegar al cargo, Biden ha autorizado las transacciones con esa misma entidad portuaria sancionada hace apenas 15 días por Trump.
Según un funcionario del Tesoro estadounidense, que pide anonimato para hablar de sanciones, esta modificación supone «una calibración de las sanciones impuestas al Inea para limitar las posibles consecuencias adversas de la actividad portuaria en Venezuela, al tiempo que dirige la presión a los patrocinadores del régimen de Maduro que operan en el sector petrolero». Ese funcionario destaca que «el Tesoro mantiene su compromiso de garantizar el flujo ilimitado de bienes humanitarios a Venezuela».
Prioridades
Según publicó este diario, hay en pie una campaña de presión de los socios del chavismo sobre la Administración Biden para que levante sanciones aprobadas por Trump en sus cuatro años de mandato. Esos socios de Maduro, capitaneados por el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, piden que la Casa Blanca pase a dar prioridad a resolver la crisis humanitaria, y deje en segundo plano el cambio político necesario para que la dictadura dé paso a unas elecciones democráticas.
Aprovechando el cambio en Washington, en enero se han disparado las exportaciones de Pdvsa, la petrolera estatal venezolana sancionada por Trump. Según Reuters, en enero, un total de 22 petroleros salieron de puertos venezolanos con crudo crudos y refinados para la exportación, a China y otros destinos asiáticos. Salieron de Venezuela 544.290 barriles por día, una cantidad un 12% más alta que en diciembre, pero un 43% más baja que en 2020.
Fuente: ABC