sábado, noviembre 16, 2024
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Biden se niega a admitir que ha destruido la economía

El presidente estadounidense Joe Biden le dijo el martes a la mayor federación sindical del país que está trabajando para [reconstruir la economía], con la mira puesta en los trabajadores.
Sus palabras denotan que asumió la Presidencia en un caos económico, cuando fue todo lo contrario.
La economía de Estados Unidos marchaba de una forma increíble en su recuperación con las medidas implementadas por el expresidente Donald Trump, hasta que entró en un retroceso con el arribo a la Casa Blanca de Biden y sus más de 75 órdenes ejecutivas en sus primeros 15 días de gobierno, con la única intención de revertir todo el éxito económico y político logrado por Trump y su gabinete.
A sólo horas de su investidura, Biden destruyó 11.000 puestos de trabajo al elimar el proyecto del oleoducto Keystone XL y otros miles al detener la línea 5 del oleoducto Enbrige en Michigan. Ese fue apenas el comienzo.
Biden se ha descrito a sí mismo como un “hombre sindicalista” y alguien que cuida al trabajador estadounidense. Este movimiento contradijo desde un principio esas afirmaciones.
Cuando era candidato a las elecciones de 2020, Joe Biden, aseguró que estaba dispuesto a sacrificar cientos de miles de empleos de obreros de los sectores del gas y del petróleo para combatir el cambio climático.
La industria del petróleo en EEUU emplea a más de 14 millones de personas directa e indirectamente.
Un déficit fiscal récord de casi 90.000 millones de dólares en abril, la confianza de los consumidores en caída en tres meses consecutivos de descenso, la desorbitante inflación en 8,6%; la subida de tasas abruptamente [ahora] para intentar contenerla; altos costos y escasez de materias primas y productos esenciales como la crisis de leche en polvo para bebés; los 8,4 millones de empleos sin que las empresas puedan cubrir durante año y medio, el caos en inmigración y otras crisis por sí mismas califican la gestión de Biden, con el más bajo respaldo popular de un presidente en la historia de EEUU.
La deuda pública de EEUU supera los 30 billones de dólares (trillions en inglés). Y el precio nacional promedio del galón de combustible supera los 4.99 dólares el galón regular, sin mencionar los alimentos y productos de primer orden, que el muchos casos se ha triplicado su valor
“Debemos alentar los sindicatos” declaró Joe Biden. “No lo digo solamente por ser alguien a favor de los sindicatos. Lo digo porque soy pro estadounidense”.
El discurso en la convención de la central AFL-CIO en Filadelfia trata de calmar a la clase trabajadora en el país, asfixiada por una economía en recesión y con una inflación de 8.6%.
Solo un 22% de los estadounidenses cree que el país va por un buen camino con la administración Biden. Otras encuestas otorgan una aprobación a Biden de apenas un 32%.
La crisis sin solucionar de leche en polvo para bebés es apenas una de las creadas por el gobierno de Joe Biden, donde la tercera parte de su equipo de prensa ha renunciado ante la impotencia de cómo explicar y convencer a los estadounidenses de las funestas políticas de la Casa Blanca.
La inflación, en su nivel más alto en más de 40 años, ha hecho que los votantes se sientan bastante pesimistas sobre la economía y la propia administración Biden se ha puesto la soga en el cuello con su errada política económica, basada en las energías renovables y el cambio climático.
Biden no halla qué decir y recordó que durante la pandemio hubo millones de despidos y filas para alimentos. La pregunta es: ¿Y cómo hubiera sido la pandemia con una administración Biden?, si casi un año después ha creado un desatre económico y social.
Aunque la economía ha ganado puestos de trabajo, la inflación ha dejado a muchos trabajadores sintiéndose peor, pues los salarios no han mantenido el paso del costo de la vida. El viernes, el Departamento de Trabajo dijo que el salario promedio por hora, ajustado a la inflación, ha caído más de 3% en el último año.
La inflación ha dejado vulnerables a Biden y el control demócrata de la Cámara de Representantes y el Senado de cara a las elecciones intermedias de noviembre.
Los legisladores republicanos culpan, entre otras causas, al paquete de 1,9 billones de dólares de ayuda por el coronavirus y las medidas contra el petróleo estadounidense del comienzo de la inflación el año pasado. Y puntualizan que Biden restringió demasiado la producción nacional de crudo, cuando ahora en medio de su desesperación y de los demócratas ha pedido que suba la producción de crudo en el país, al tiempo que revertía algunas de sus propias órdenes ejecutivas a finales de enero del 2021.
“Los presupuestos de las familias trabajadoras quedaron relegados por las prioridades de la extrema izquierda”, declaró el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch MConnell, en un discurso el lunes.

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