El caso por la venta de TikTok tomó un nuevo rumbo. El presidente estadounidense, Joe Biden, suspendió indefinidamente su venta exigida el año pasado por Donald Trump al calificar la aplicación como un riesgo para la seguridad nacional.
Biden decide de esta manera dar un paso atrás con el proceso impulsado por el expresidente. El argumento de todo el escándalo era que el gobierno comunista Chino buscaba recolectar datos personales de ciudadanos estadounidenses.
El Departamento de Comercio lo dejó plasmado en un comunicado el año pasado. “El Partido Comunista chino ha demostrado que tiene los medios y la intención de utilizar estas aplicaciones para amenazar la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos» indicaba.
Ahora la nueva administración está revisando la seguridad de los datos y la información que recopila TikTok sobre los usuarios estadounidenses, pero no habrá un movimiento inminente para forzar la venta, aclaró The Wall Street Journal.
En resumen, el mandatario estadounidense permite que la aplicación, con un alcance de 123 millones de descargas en EE. UU., siga en manos de la empresa china de tecnología ByteDance.
Venta frustrada
Existía un acuerdo preliminar para que la aplicación pudiera seguir operando en EE. UU. Las empresas Oracle y Walmart se asociaron con ByteDance dentro de la nueva compañía TikTok Global. Los gigantes estadounidenses adquirieron una participación combinada del 20 %.
El acuerdo citado por el portal DW, también estipulaba que TikTok Global «será propiedad mayoritaria de inversores de EE. UU., incluidos Oracle y Walmart», que será una empresa estadounidense independiente, con sede en el país norteamericano y con cuatro estadounidenses entre los cinco miembros de la Junta Directiva.
En septiembre de 2020 Trump aprobó este acuerdo, un día antes el Departamento de Comercio de Estados Unidos había anunciado la prohibición de descargas de las aplicaciones chinas TikTok y WeChat desde los sistemas operativos Google (Play Store) y Apple (App Store).
Sin embargo, mientras el acuerdo permitía a la aplicación seguir operando, sobre esta ya pasaba un decreto emitido en agosto de 2020 que exigía su venta. Como condición, el comprador debía ser estadounidense y “demostrar su voluntad y capacidad para cumplir con este decreto”.
Los peligros de las apps chinas
Donald Trump alertaba los peligros de esta red social. Los datos, presuntamente recopilados por el Partido Comunista chino les permitía hilar fino en sus objetivos. Y así China podría «rastrear las ubicaciones de los empleados y contratistas federales, crear expedientes de información personal para chantaje y realizar espionaje corporativo», sostenía una orden que prohibía hacer negocios con ByteDance, el desarrollador chino de la aplicación.
La aplicación WeChat recibió por las mismas medidas. No se pudo descargar más por los sistemas operativos tradicionales y no se podían hacer negocios con la empresa tecnológica china Tencent.
Esta aplicación tiene más de 1200 millones de usuarios en todo el mundo según el portal Statista y es un símil de Whatsapp en China (el régimen comunista no permita la aplicación estadounidense). La intromisión del Gobierno chino en Wechat es casi un secreto a voces.
«La ley en China otorga a las autoridades el poder de requerir diferentes tipos de datos. Lógicamente, nosotros tenemos que cumplir la ley», declaró un empleado de Tencent en 2018 a El País.
«En países como Estados Unidos o los de la Unión Europea es necesaria una orden judicial, pero en China basta una llamada de los agentes de seguridad», añadió.
Para mayo de 2020 un informe de Citizen Lab, grupo de investigación de seguridad de la Universidad de Toronto, mostraba cómo WeChat supervisa de cerca la actividad de sus usuarios fuera de China continental.
«En cualquier momento, pero especialmente durante la pandemia, cuando confiamos en la tecnología como salvavidas, creo que es imperativo que las empresas que nos brindan esos servicios sean transparentes sobre lo que hacen con nuestros datos», declaró Ron Deibert, director del grupo a The Wall Street Journal.
Fuente: PanamPost