Bolivia alcanzó un déficit de más de 2.800 millones de dólares en el primer semestre de 2020, una cifra que estaba prevista para todo el año y que el Gobierno interino optó por financiarla con créditos internos y externos.
En un contacto con los medios en La Paz, el ministro interino de Economía, Óscar Ortiz, señaló este martes que “debido a la cuarentena se ha tenido una reducción de ingresos muy significativa”, que ha paralizado varias de las principales actividades económicas tras la declaración de emergencia sanitaria en marzo pasado.
Ortiz se presentó ante la Comisión de Planificación de la Cámara de Diputados del país, que le solicitó un informe sobre la situación y el manejo de la economía durante la pandemia de la COVID-19.
La caída de ingresos que se produjo en el primer semestre “se va a prolongar en el segundo”, ya que esos más de 2.800 millones de dólares negativos reportados entre enero y junio estaban en realidad proyectados para todo el año, manifestó.
El ministro interino mencionó que las acciones del Gobierno de transición se han orientado a “financiar el déficit” o adquirir préstamos internos y externos, que hagan posible que el Estado “siga funcionando” pese al efecto de la cuarenta que se extendió por más de cinco meses.
Parte de ese colchón monetario ha provenido de créditos como el que el Banco Central de Bolivia ha brindado, de unos 1.000 millones de dólares, y aquellos de entidades exteriores que han facilitado el pago de bonos sociales con 718 millones, dijo Ortiz.
Pero lamentó que otros créditos de organismos internacionales no se hayan aprobado debido a la puja entre el Gobierno de transición con el Parlamento, que debe autorizarlos y donde tiene mayoría del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales.
Para contener esta situación, se han “reducido los gastos” pero esto no ha sido suficiente, debido a que esta caída de ingresos “excepcional e inesperada”, por la pandemia, se mantiene, apuntó Ortiz.
La economía boliviana experimentó una caída de casi el 8 por ciento de enero a junio de este año, respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, según un indicador del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia.
El desempleo alcanzó en julio el 11,8 por ciento, cuando al término de 2019 fue del 4,8 por ciento, según la información de la entidad estadística.
El Gobierno interino presentó a fines de junio un plan de reactivación de empleo enfocado a inyectar a la economía boliviana 2.228 millones para preservar alrededor de tres millones de empleos y generar otros, además de la creación de fondos para reponer actividades como el turismo del país.
A inicios de septiembre, las autoridades nacionales decretaron la etapa de “posconfinamiento” con el levantamiento de varias restricciones, con medidas como la reanudación de la jornada laboral de ocho horas.