Morales renunció en noviembre del año pasado en medio de violentas protestas que dejaron 36 muertos tras unas elecciones denunciadas como fraudulentas. Después de su salida del país, Áñez asumió la presidencia y su gobierno inició varios procesos contra Morales por terrorismo, fraude electoral, delitos de lesa humanidad y estupro, entre otros.
Morales primero se asiló en México y desde diciembre está refugiado en Argentina, donde tomó el cargo de jefe de campaña de su partido político, el Movimiento Al Socialismo. Áñez asegura que un refugiado no puede hacer política y le reclama eso a la Argentina, entre otras cosas.
El gobierno de Alberto Fernández, sin embargo, no reconoce la gestión de Áñez.
El miércoles, en un discurso de tono marcadamente ideológico, en el que planteó la disyuntiva de libertad o “populismo caudillista y autoritario”, Áñez dijo que no tiene nada contra “el noble pueblo argentino” pero sí contra el gobierno de Alberto Fernández.
“¿Cuál es la autoridad que tiene el gobierno argentino para ofrecer impunidad a Evo Morales ante casos tan graves como las investigaciones nacionales e internacionales que están en marcha contra este ex dictador, por violaciones a los derechos humanos, por violaciones sexuales contra niñas o mujeres menores de edad, o por complicidad en asesinato político?”, preguntó Áñez.
Portavoces del gobierno argentino dijeron a la AP que de momento no tenían comentarios respecto al discurso de Áñez.
A fines de agosto, Bolivia envió un reclamo ante una posible intromisión en la que incurrió el subsecretario argentino de Obras Públicas, Edgardo Depetri, quien, mediante su cuenta de Twitter se comprometió ante Morales, “a fortalecer la participación de migrantes bolivianos” en las elecciones generales del 18 de octubre.
Si bien el presidente argentino ha dicho que Morales fue víctima de un golpe de Estado, hace varios meses que ni él ni su canciller Felipe Solá se pronuncian públicamente sobre la situación política en Bolivia. No obstante, el presidente Fernández se desconectó en la última cumbre virtual de jefes de Estado del Mercosur cuando Áñez tomó la palabra.
Retrasada en las encuestas, Áñez renunció este mes a su candidatura presidencial. El MAS de Morales asoma como favorito.
La organización Human Rights Watch calificó recientemente de infundada y política la acusación de terrorismo contra Morales y pidió que se retiren los cargos en su contra.
Fuente: Diario las Américas