El presidente de Chile, Gabriel Boric, alista su tercer cambio de gabinete. A puerta cerrada, el mandatario dirime quiénes serán los miembros de su tren que rotarán de cartera y aquellos que definitivamente saldrán de La Moneda. De esta manera, el otrora dirigente estudiantil pretende enfrentar, con nuevas caras, las crisis que ahogan a su gobierno, no sólo por corrupción sino ineficiencia
Decidir el tercer cambio de gabinete no luce tan fácil esta vez para Boric, ante la falta de figuras cercanas y aliadas que puedan encajar en un nuevo cuadro ministerial. La baja de fichas es un problema. En su Frente Amplio admiten que la coalición cuenta con pocos militantes con perfil para llegar a un alto cargo público, cuando ya el tiempo para las curvas de aprendizajes terminó y ahora el Ejecutivo requiere experimentados para terminar de administrar al país, sin más turbulencias políticas.
Tampoco el Socialismo Democrático, el otro sector que forma parte del gobierno de Boric, tiene nombres para ofrecer. De hecho, el segundo gabinete lo armó en marzo con fichas de la expresidente, Michele Bachelet en medio de una caótica ceremonia que mantuvo en expectativa a la audiencia que veía retirar e incorporar sillas, debido a una ruleta de nombres de última hora. De siete giros anunciados terminaron siendo cinco.
Los ministros en jaque
Las conversaciones para avanzar hacia el tercer cambio de gabinete ya comenzaron. De acuerdo con La Tercera, la presidente del Partido Socialista, Paulina Vodanovic y el timonel de Convergencia Social, Diego Ibáñez, pululan con discreción en el Palacio, para negociar el remezón que se viene luego de la renuncia de Giorgio Jackson al ministerio de Desarrollo Social. El funcionario dimitió la semana pasada, por el escándalo de traspaso directo de fondos públicos a fundaciones aliadas del gobierno que dirigió su partido, Revolución Democrática.
Boric tiene consejeros que le sugieren esperar el asentamiento de la salida de Jackson y concentrarse en el nombramiento de su reemplazo, para estabilizar a la configuración actual después de la conmemoración de los 50 años del golpe contra el socialista Salvador Allende, prevista para el 11 de septiembre.
Sin embargo, antes o después, el tercer gabinete es inminente. El plan del presidente, hasta ahora, apunta a remover al ministro de Educación, Marco Ávila, luego de la tensión que provocó por aprobar una guía sexoafectiva para escolares. También tendría en la mira a la titular de la cartera de Minería, Marcela Hernando; a la titular de Obras Públicas, Jéssica López; así como a Jaime De Aguirre, ministro de Cultura; ambos con cinco meses en los cargos. Para cerrar también figura el nombre de Carlos Montes, la cabeza de Vivienda.
Plan sin peso
Si esos cambios que revela La Tercera son los que se ejecutarán, el tercer gabinete no sería real sino simbólico, considerando que la aprobación de la ministra del Interior, Carolina Tohá, hay caído 17 puntos desde abril, como consecuencia del aumento de la delincuencia en el país.
Según la última encuesta del Centro de Análisis de Estudios de Mercados (Cadem), Montes pasó de 55 a 45 puntos de aprobación entre junio y julio, en medio de la ola de corrupción con fundaciones que involucran a su cartera.
En el caso de Camila Vallejo, la ministra vocera de gobierno, la caída también es contundente. El descenso fue de 48 % a 41 % en lo relacionado con su aprobación en los últimos registros. Asimismo, el jefe del ministerio de Hacienda, Mario Marcel, cayó de 68 % a 53 % en el mismo periodo, ante el fracaso de la reforma tributaria y acuerdo previsional que lidera.
¿Escuchará Boric el rechazo ciudadano a sus ministros encargados de los problemas prioritarios? Es impredecible, pero “parece claro que, cual niño torpemente preso de una irracional terquedad, Boric se resiste a hacer lo que todo el mundo sabe igual terminará ocurriendo”, señala el analista Patricio Navia en su columna de El Líbero.
Si bien reconoce que “los cambios de gabinete son prerrogativa del presidente, la obstinación de Boric por negarse a ver lo que todos los demás consideran obvio está poniendo en riesgo a su propia administración”. Este gabinete puede pasar agosto, en su opinión. Sin embargo, “el costo de seguir manteniéndolo vivo con respirador artificial, pronto comenzará a convertir a Boric en el presidente más débil e inefectivo que ha gobernado Chile, desde el retorno de la democracia en 1990”.