Pasó un semana desde el día en que se realizó la segunda vuelta electoral y aún así, las protestas continúan en las calles de Brasil. El clamor de los manifestantes es el mismo: rechazar el próximo gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, reclamar un presunto fraude y pedir una «intervención militar». No hay impugnaciones presentadas ante la justicia, pero sí se revelaron «anomalías» que habrían provocado «un cambio en el resultado» del balotaje, según el grupo «Brazil Was Stolen».
El país está convertido en una auténtica olla de presión. Aumentaron los reportes de censura ordenados desde el Tribunal Superior Electoral (TSE), mientras que la expectativa crece sobre la respuesta de las Fuerzas Armadas. Ese «poder moderador» en el país, del cual se espera su posible pronunciamiento respecto a los resultados del pasado 30 de octubre. A todas estas, el presidente Jair Bolsonaro pidió a los manifestantes en su más reciente discurso liberar las carreteras del país.
Sin embargo, videos publicados en Twitter muestran que las manifestaciones se mantienen en las calles este domingo 6 de noviembre. En las afueras del Palacio Duque de Caxias, sede del Cuartel General del Comando Militar del Este (CML) en Río de Janeiro, también hay protestas, así como en el noreste del país. Sin embargo, debido a la nueva orden censura, es poca la información que parece llegar a los ciudadanos brasileños a través de los principales medios de comunicación, de acuerdo con usuarios de la red social. En estas últimas horas una nueva transmisión del grupo «Brazil Was Stolen» fue silenciada en YouTube por supuestamente «infringir normas de la comunidad».
El llamado a paro en Brasil y la decisión del ejército
Un llamado a paro indefinido a partir del 7 de noviembre circula en redes sociales y eso demuestra que si hay algo claro entre tanta incertidumbre, es que lo que ocurre en Brasil, está lejos de terminar. La convocatoria va dirigida a todos los sectores de la sociedad civil: empresas, industrias y comercios para «luchar contra la instalación del comunismo». Será entonces la puesta en marcha de una idea que ya habían lanzado los camioneros que participaron al inicio de las manifestaciones.
Pero no es casualidad que los electores del presidente Bolsonaro reclamen con esta vehemencia, que sigan protestando, que llamen a paro, que se acerquen a los cuarteles militares y en paralelo surja el informe de las presuntas «anomalías».
El objetivo —además de rechazar rotundamente un futuro mandato de Lula da Silva— es llamar la atención del Ministerio de Defensa. Es que dicha instancia aún tiene que presentar en los próximos días el informe que certificará o no la seguridad de las urnas en la elección presidencial, tal como indica el portal Jovem Pan. En ese documento reside la esperanza del 49,1 % de los votantes que apoyaron a Bolsonaro.
Empeoró la censura
No quedan de lado los reportes de censura, sobre todo en Twitter. El propio juez Alexandre de Moraes (alineado con Lula da Silva), dijo que aquellos que «en forma delictiva» no acepten el resultado «serán tratados como delincuentes y tendrán que hacerse responsables». Sumado a eso, una decisión judicial del TSE habría sido emitida «en tiempo récord» precisamente para oficializar y también dañar el libre flujo de información dentro del país, reseñó La Derecha Diario.
Comprobar esa decisión no resultó difícil. Este domingo el grupo «Brazil Was Stolen» realizó una segunda transmisión por internet para repasar las «anomalías» detectadas en máquinas de votación no auditadas, cuando Youtube eliminó dicho clip audiovisual. Horas antes, se reportó el bloqueo de los perfiles en Twitter en territorio brasileño de los dirigentes bolsonaristas y diputados Carla Zambelli, Nikolas Ferreira y Gustavo Gayer. Lo mismo le ocurrió a la cuenta de Instagram del portal mencionado.
La tensión reina Brasil, de eso no queda duda. Mientras tanto, las horas pasan, las esperanzas residen en lo que digan las Fuerzas Armadas y los electores siguen insistiendo en que no quieren el regreso del comunismo.