En la inauguración del año legislativo, el presidente de ultraderecha presentó son sus prioridades: la vacunación masiva y un plan económico que ayude a Brasil en una de sus peores crisis financieras. Mientras los legisladores oficialistas le ofrecieron trabajar en armonía con el Ejecutivo, los opositores lo abuchearon.
Durante la sesión inaugural del Congreso, el mandatario volvió a comprometerse con la implementación de un plan masivo de vacunación. Su promesa es que, bajo su Administración, el gigante sudamericano logrará comprar las dosis necesarias para inocular a los 210 millones de brasileños. También señaló que el país adquirirá inmediatamente las vacunas que sean aprobadas por las autoridades sanitarias de Brasil.
Hasta ahora, la Fundación Osvaldo Cruz (Fiocruz) tiene una alianza con la británico-sueca AstraZeneca para producir vacunas localmente y el Instituto Butantan de Sao Paulo desarrolla las dosis de CureVac en asociación con el laboratorio chino Sinovac. Con las inoculaciones de ambos laboratorios extranjeros, se ha logrado vacunar a 1 de cada 100 habitantes del país, según los datos de Our World in Data, que cuenta con el respaldo de la Universidad de Oxford.
Además de los avances ya logrados, Bolsonaro sostuvo que su Gobierno ha reservado desde hace menos de dos meses unos 20.000 millones de reales (cerca de 4.000 millones de dólares) para comprar más vacunas. Y es que a pesar de que el presidente chocó abiertamente con el gobernador de Sao Paulo por promover la vacuna de Sinovac; ahora, ante el Congreso, el mandatario defendió la inoculación masiva como parte de su «esfuerzo por un regreso a la normalidad».
Posteriormente, en su cuenta de Twitter, Bolsonaro se refirió al inicio del año legislativo como una «nueva oportunidad para trabajar juntos por Brasil» y poner al país en el centro de todas las decisiones.
Una agenda para la recuperación económica
El gran reto será la dura crisis económica que desafía su popularidad y sus planes en el Legislativo. Los dineros que el Gobierno ordenó para los brasileños que perdieron empleos durante la pandemia impulsaron la popularidad del mandatario, pero le costaron al Tesoro más de 322.000 millones de reales (60.000 millones de dólares). Ese gasto empujó las finanzas gubernamentales hacia números rojos.
Ante ese panorama, en la sesión de este miércoles, Bolsonaro le pidió «ayuda y colaboración» a los diputados y a los senadores con la aprobación de las iniciativas económicas del Ejecutivo. Actualmente, las dos Cámaras debaten propuestas gubernamentales encaminadas a la recuperación financiera de Brasil, luego de que su economía cayera un 4,5 % en 2020 como consecuencia de la pandemia.
Una de las discusiones, por ejemplo, gira en torno a la posible extensión de las asistencias financieras que dio el Gobierno a los desempleados hasta el 31 de diciembre del año pasado.
Otros de los temas que enfatizó Bolsonaro fueron la independencia del Banco Central y la reforma administrativa y fiscal. También resaltó la privatización de las empresas estatales, como Eletrobras, considerada la mayor del sector eléctrico en toda América Latina y que está a la espera de que el Parlamento apruebe su privatización desde 2016.
El presidente recalcó además la importancia de un proyecto de ley de reforma del «pacto federativo» planificado que apunta a renovar los lazos financieros entre los gobiernos federal y local.
Lo más probable es que el Congreso apruebe los proyectos del Ejecutivo, pues los aliados políticos de Bolsonaro tomaron el control del Legislativo el pasado lunes 1 de febrero en las elecciones para los portavoces de ambas cámaras: Arthur Lira presidirá la Cámara de Diputados y Rodrigo Pacheco hará lo mismo en el Senado durante los próximos dos años.
Una prueba de la ventaja que tendrá el partido de gobierno se evidenció en la sesión de este miércoles. Mientras Bolsonaro aseguró que las circunstancias actuales exigían «una actuación mucho más coordinada» entre todos los actores públicos, Lira y Pacheco se comprometieron con el presidente para colaborar con la búsqueda de la «necesaria armonía entre los poderes de la nación».
A pesar de ello, el camino no parece del todo despejado para el presidente de ultraderecha, o por lo menos así se evidenció en la inauguración parlamentaria.
Un Parlamento dividido entre el apoyo y el rechazo a Bolsonaro
Los legisladores de la oposición abuchearon al presidente cuando él se dirigía a la sesión conjunta del Congreso. Mientras algunos gritaban «genocida», los políticos oficialistas lo defendían con la palabra «mito», como llaman a Bolsonaro sus seguidores.
Los críticos del presidente brasileño se quejan del manejo que Bolsonaro le ha dado a la pandemia y especialmente a la segunda ola que atraviesa el país. En las últimas tres semanas, las cifras del Ministerio de Salud muestran que el país ha registrado cerca de 60.000 contagios nuevos cada día, una estadística que no se vio ni siquiera en julio durante la peor época.
Brasil es además uno de los países más afectados por la pandemia y hasta ahora acumula más de 9,3 millones de casos y 226.000 muertos, con la incidencia del virus descontrolada y con una nueva variable surgida en la Amazonía. Además, el panorama es tan crítico que un grupo de expertos australianos del Instituto Lowy concluyó que Brasil es el país que peor ha gestionado la pandemia. Todo esto pondrá a prueba las ideas que hoy Bolsonaro llevó al Legislativo.
Fuente: France 24