La Sala Constitucional, cuya misión es velar por el cumplimiento de la Carta Magna, había contenido varias medidas presidenciales relacionadas con el manejo de la pandemia, la mayoría sobre regímenes de excepción, porque consideró que vulneraban derechos fundamentales de la ciudadanía.
También fue destituido el fiscal general, Raúl Melara, y en su lugar fue nombrado, el abogado Rodolfo Delgado.
Los magistrados destituidos y el fiscal Melara, habían sido electos por la anterior legislatura que dominaron los partidos tradicionales Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha) y la exguerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Tanto Arena como el FMLN se alternaron en el poder en El Salvador entre 1989 y 2019, y se repartieron los cargos. Ambos partidos son señalados de corrupción y de pactar con las pandillas.
«Aquí nos costó 30 años botar el régimen que nos tenía en la miseria, en la corrupción, en la inseguridad y en la desesperanza», subrayó Bukele.
El mandatario también pareció responder a las críticas internacionales sobre intentos de concentración de poder.
«Si la oposición gana en Nicaragua, dejarían a la Corte y la Fiscal Sandinista. Si la oposición logra ganar en Honduras, dejarían a la Corte y Fiscal de JOH (Juan Orlando Hernández). Si la oposición gana en Venezuela, dejarían a la Corte y Fiscal del Chavismo. Digo, por aquello del balance de fuerzas», valoró Bukele.
Por las destituciones de los funcionarios, Bukele recibió la censura del gobierno de Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos (OEA) y organismos humanitarios, entre otros.
El domingo, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, expresó la «profunda preocupación» de su gobierno «por la democracia de El Salvador», tras la destitución de magistrados.
«Un poder judicial independiente es fundamental para una democracia sana y para una economía fuerte», escribió Harris en Twitter.
Fuente: Diario las Américas