Representantes del exilio cubano en Miami dijeron que reciben la muerte del general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja con “esperanza” para la lucha anticastrista y como una “señal inequívoca del derrumbamiento del régimen” que gobierna a la isla desde 1959.
El coordinador de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), Orlando Gutiérrez-Boronat, afirmó que el militar “era el encargado de las finanzas de la familia Castro” y se contaba entre “los cinco más poderosos” dentro de la cúpula gubernamental.
“Con la muerte de López-Calleja ya son 21 los generales cubanos que han muerto en el último año y esto es un golpe fuerte para la tiranía cubana”, agregó.
López-Calleja era presidente ejecutivo del Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas (Gaesa). Falleció en La Habana este viernes de un «paro cardiorrespiratorio», de acuerdo con la prensa oficialista.
Alivio
Por su parte, el activista Jorge Luis García Pérez ‘Antúnez’ dijo “sentir un alivio” tras el fallecimiento del general López-Calleja, e incluso “alegría”.
Explicó que “siento lo mismo del pueblo chileno cuando murió Pinochet y de los colombianos cuando daban de baja a un líder de la guerrilla”.
Según ‘Antúnez’, quien estuvo en prisión 17 años en la isla por sus actividades opositoras, “López-Calleja se mostraba con perfil bajo, pero tenía mucho poder dentro del régimen”.
“Este señor era una de las personas destinadas a darle continuidad al régimen”, apuntó el reconocido contradictor de la dictadura cubana.
Lamentó que el militar cubano “se haya ido sin antes pagar ante la justicia terrenal por toda la miseria que generó a nuestro pueblo”.
López-Calleja era considerado el ‘hombre fuerte’ de Cuba. Estuvo casado con una de las hijas de Raúl Castro y Vilma Espín, Déborah, y era padre de Raúl Guillermo Rodríguez Castro, El Cangrejo, guardaespaldas de su abuelo.
Agudiza la crisis
Entretanto, el también ex preso político y diplomático cubano Luis Zuñiga opinó que la muerte del general “viene a agudizar aún más la crisis generalizada” que afecta a la nación insular.
Según Zúñiga, “el propio Díaz-Canel reconoció hace algunos días que antes de dos años se podría acabar la industria azucarera en Cuba”.
Al realizar un balance de la situación actual en la isla, el activista hizo énfasis en la crisis de alimentos, la falta de medicinas y los problemas eléctricos que mantienen prácticamente a oscuras a las provincias cubanas.