Jeanette Celis ansía que la lluvia caiga sobre el deprimido barrio caraqueño de La Vega una tarde de finales de febrero. Hace meses que el agua no sale cuando abre los grifos, como en buena parte de Venezuela, y la que cae del cielo bien podría llenar la media docena de tanques vacíos que tiene en casa.
Sobre el techo de su casa, una lámina de zinc transformada en canal es capaz de recoger el agua de lluvia y desviarla hasta un enorme tanque que tiene fuera de casa.
Fuente: EFE