CARACAS.- Al finalizar el año 2008 la relación comercial entre Colombia y Venezuela exhibía sus mejores resultados históricos. Ese año Colombia le compró bienes a Venezuela por el orden de 1.140 millones de dólares, y a su vez Venezuela le compró a su vecino productos por 6.070 millones de dólares.
Sin embargo, las tensiones políticas entre ambos países convirtieron a este intercambio en algo insignificante. Según las estadísticas del gobierno colombiano, durante el año 2021 solo exportaron a Venezuela mercancías valoradas en 331 millones de dólares, mientras importaron productos por apenas 69 millones de dólares.
La reanudación de las relaciones entre ambos países era un hecho previsible con la salida de Iván Duque de la presidencia. Sin embargo, aún es pronto para evaluar el impacto del regreso a las relaciones políticas por un lado y del intercambio comercial y fronterizo por otro lado, especialmente porque, aunque las relaciones diplomáticas están rotas desde 2019, no se debe obviar que las tensiones entre ambos países comenzaron durante los Gobiernos de Álvaro Uribe en Colombia y Hugo Chávez en Venezuela.
Para el asesor senior de Crisis Group, Mariano De Alba, la designación de nuevos embajadores en Colombia y Venezuela (Armando Benedetti designado por Petro y Félix Plasencia por Maduro) revela cuál es la perspectiva de ambos gobiernos al tratar de normalizar las relaciones.
«Con estos nombramientos -explicó recientemente De Alba- es evidente que la prioridad de ambos es la relación comercial, y luego hay unos temas más complicados como la seguridad y la situación en la frontera. Hay que ver cómo se van a desarrollar, porque allí es donde hay mayor posibilidad de que surjan tensiones. La relación no va a ser sencilla, tiene muchos ámbitos que puede llevar a una situación como en el pasado donde se cortaban las comunicaciones, había conflictos en ambos gobiernos».
Temas pendientes
Los embajadores Benedetti y Plasencia deben lidiar con temas mucho más complejos que reflotar el mermado intercambio comercial entre ambos países. Aún deben lidiar con el complejo caso de Monómeros, la principal empresa de fertilizantes del mercado colombiano, que pertenece a los activos de Venezuela en el exterior que se encuentran en disputa entre el régimen de Maduro y el gobierno (E) de Juan Guaidó.
Además, aún no hay menciones explícitas a cómo afrontar la crisis migratoria de Venezuela, que ha llevado a territorio colombiano, al menos, a 2,5 millones de venezolanos, y que paralelamente dejó sin atención consular a los colombianos que se residenciaron en Venezuela durante el conflicto con los guerrilleros y los carteles de la droga.
Por otra parte, durante los años del gobierno de Iván Duque, la mayoría de los principales líderes de la oposición venezolana se trasladaron hasta Colombia. El cambio de gobierno ha provocado que estos líderes y sus familias comiencen a recibir amenazas de parte del chavismo, al sentir que la diáspora venezolana perdió el respaldo del Estado colombiano con la llegada de Gustavo Petro.
Comercio antes que política
De Alba sostiene que el intercambio comercial adquiere preferencia en esta nueva etapa. Sobre el perfil de Benedetti recuerda que “es muy cercano a Petro. Fue su coordinador de agenda durante la campaña. Tenía opciones de ser ministro o incluso secretario del presidente, pero terminó pesando que tiene una investigación pendiente por enriquecimiento ilícito ante la Corte Suprema de Colombia. Benedetti también fue clave para que Petro lograra sentarse con actores del sector privado colombiano, buscando construir confianza. Habrá que ver cuánto dura como embajador porque es probable que opte a la alcaldía de Barranquilla en las elecciones locales de octubre 2023.”.
Un perfil similar encuentra De Alba en Plascencia. “Fue hasta hace poco Canciller, pero no logró entrar al círculo de confianza de Maduro. Su prioridad han sido los vínculos económicos con nuevos países. Ahora buscará captar inversiones colombianas. Para Maduro sigue siendo clave tratar de impulsar una recuperación económica. Colombia podría ser relevante y Plasencia ofrece la experiencia de buscar oportunidades en Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Nigeria y Serbia, y estrechar lazos con Rusia, Turquía, Irán y China”.
Según los datos oficiales del gobierno colombiano en 2008 las ventas a Venezuela significaron 16,2% del ingreso de Colombia por exportaciones, mientras en 2021 apenas representaron 0,7%.
No obstante, esta reducción del comercio formal ha impulsado las transacciones ilegales.
En declaraciones a medios colombianos Germán Umaña, presidente ejecutivo de la Cámara Colombo Venezolana, explicó que “por el cierre de la frontera entre Norte de Santander y Táchira tenemos un comercio binacional cercano a los 1.200-1.300 millones de dólares de puro contrabando, lavado de activos y prácticas indebidas”
Habrá que esperar
De Alba también advierte que los nuevos embajadores tendrán que hacer “un gran esfuerzo para que las comisiones binacionales vuelvan a funcionar». Vista la extensa agenda, parece improbable que Petro vaya a querer fijar posición sobre el conflicto político venezolano. Pero como las circunstancias posiblemente lo obliguen, Colombia podría terminar sumándose a una instancia como el Grupo Internacional de Contacto».
Sin embargo, para otros temas igual de complejos que el intercambio comercial aún habrá que esperar.
Según De Alba “el restablecimiento pleno tomará tiempo. Desde 2019 los consulados y embajadas han estado abandonados. Además del personal, habrá que invertir en recuperar y equipar las sedes. También está el espinoso tema de la seguridad fronteriza, incluyendo el restablecimiento de la comunicación entre las Fuerzas Armadas. De entrada, no es el fuerte de los embajadores designados”.
En declaraciones a varios medios, De Alba recordó que el gobierno de Petro está planteando como uno de sus grandes objetivos, “alcanzar lo que han llamado la paz total en Colombia. Es evidente que grupos armados en Colombia como el ELN tienen presencia en Venezuela. El ELN es un grupo bastante descentralizado, no hay un comando unificado, ¿qué va a pasar si esos grupos presentes en Venezuela, el ELN, por ejemplo, deciden no negociar y resguardarse en Venezuela? ¿Qué posición va a adoptar el gobierno de Maduro y las FFAA venezolanas respecto a eso, y qué reacciones tendrá eso en Colombia?”.
La duda sobre EEUU
En el análisis de la reanudación de relaciones, el rol del gobierno de Estados Unidos tampoco puede desestimarse.
De Alba recuerda que “otro actor, otra triangulación importante es qué posición va a adoptar el gobierno de EEUU. Colombia es quizás el aliado regional en América Latina más importante de EEUU, van a haber unos temas donde van a empezar a surgir tensiones. EEUU sigue insistiendo en el reconocimiento de la oposición venezolana como gobierno, el impacto que tienen las sanciones de EEUU sigue siendo importante por ejemplo para este tema comercial. Al final el gobierno colombiano va a tener que adoptar una posición, va a tener que manifestarse. La experiencia ya dicta que hay tensiones y desconfianza entre el petrismo y el chavismo, y yo pienso que es probable que eso vaya a aflorar de nuevo».
Fuente: Diario Las Américas