Los problemas de alimentación en la región están contenidos en el “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina y el Caribe 2020”, desarrollado por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP).
El documento fue divulgado en una rueda de prensa en línea desde la capital chilena.
“Este informe ratifica la necesidad de que los gobiernos de la región amplíen sus redes de protección social existentes e incrementen el gasto social para que sus beneficios lleguen a las personas más vulnerables afectadas por la inseguridad alimentaria en una etapa de pandemia”, señaló Miguel Barreto, director regional del WFP.
Pese a que aún no es posible medir el efecto de la pandemia en los indicadores relacionados con la alimentación y la nutrición, sí se sabe que provocará en la región la peor contracción del Producto Interno Bruto de su historia, estimado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en un 9,1% para 2020.
Esta caída -provocada por las cuarentenas y la paralización de actividades para evitar la propagación del COVID-19- tendrá profundas consecuencias sociales y labores.
Berdagué dijo que desde el inicio de la divulgación de los informes en 2008, “nunca habíamos presentado un panorama… en un entorno tan adverso para la seguridad alimentaria y nutricional”.
La pandemia llegó a la región en un momento en que la seguridad alimentaria venía decayendo desde 2014. “El número de personas afectadas por el hambre creció en 13 millones sólo en los últimos cinco años y uno de cada tres habitantes de América Latina no tuvo acceso a alimentos nutritivos y suficientes en 2019”, destacó el informe.
Añadió que de continuar esta tendencia, en 2030 esa cifra se elevaría a 66,9 millones. «Y hay que tener en cuenta que estas proyecciones no contemplan los posibles efectos de la pandemia de COVID-19”.
Anselm Hennis, de la OPS, declaró que “la distribución desigual de recursos y oportunidades está dejando atrás a muchas personas y se prevé que el COVID-19 aumente todas las formas de malnutrición infantil, incluidos el retraso del crecimiento, las deficiencias de micronutrientes y el sobrepeso y la obesidad”.
El sobrepeso en menores de cinco años afectó en 2019 al 7,5% de la población infantil de la región, por encima del promedio mundial de 5,6%.
Rossana Polastri, directora del FIDA para la región, indicó que es urgente invertir en las áreas rurales y en la agricultura familiar, porque son las más afectadas por los problemas de malnutrición.
Fuente: Diario las Américas