Al presidente de Perú, Pedro Castillo, le gusta el fútbol. Es hincha del Universitario de Deportes —un club limeño— y seguidor del Barcelona FC. Ahora, es él quien quiere protagonizar —en medio de la crisis de su gobierno— un gol político con la solicitud de una «cuestión de confianza» que le permitiría impulsar no sólo una reforma constitucional, sino neutralizar al Congreso. En otras palabras, el izquierdista usa este tipo de tácticas para evitar su destitución o suspensión del cargo, debido a las investigaciones en su contra por presunta corrupción.
El mandatario ya tiene la pelota en la cancha del parlamento. Su primer ministro, Aníbal Torres, envió un oficio al presidente del legislativo, José Williams, donde gestiona una invitación “a la primera oportunidad que sesione el pleno del Congreso” para “plantear una cuestión de confianza” que permita debatir y, de ser el caso, aprobar, el proyecto de ley 1704/2021-PE. Este documento propone derogar la Ley 31355, una norma promulgada para bloquear las cuestiones de confianza que versen sobre la aprobación de reformas constitucionales.
“Si el Congreso aprueba la cuestión de confianza, esta ley queda derogada y el gabinete queda en su cargo”. Si la rechaza, caería todo el gabinete de Torres, según el constitucionalistaOmar Cairo.
Es una solicitud ambiciosa, considerando que la primera vicepresidente del Congreso, la fujimorista Martha Moyano, afirma que esta «cuestión de confianza» es improcedente, porque trata sobre facultades exclusivas y excluyentes del Legislativo.
“(El primer ministro) Debe saber que sobre las funciones exclusivas y excluyentes del Parlamento no se pueden presentar cuestiones de confianza. Además, así lo ha determinado el Tribunal Constitucional”, dijo a La República.
Hemiciclo en tensión
¿Qué hará el Congreso? Para empezar necesita alinearse, porque si el pleno niega su voto de confianza, Castillo deberá reformar su gabinete como consecuencia del rechazo. Sin embargo, si tras ello el jefe de Estado presenta una segunda petición de confianza y también fracasa, estaría facultado para cerrar el Congreso como ya lo hizo el expresidente Martín Vizcarra en 2019.
Si esto ocurre, Castillo tendría que convocar a nuevas elecciones dentro de los cuatro meses posteriores a la disolución.
La tensión es profunda porque el primer ministro ha recordado que el proyecto de ley planteado por Castillo tiene siete meses esperando ser incluido en la agenda y aún no obtiene respuesta.
Sin embargo, Alonso Cárdenas, especialista en Ciencias Políticas, considera que la solitud de confianza de Torres llega “totalmente” a destiempo porque debió presentarse a inicios de gobierno y no después de 20 meses después, cando hay cuestionamientos por todos lados, un nivel de aprobación bajo y asesores presos o prófugos”, dijo a Infobae.
Pronostica que el “el Congreso no va arriesgar y dará el visto bueno a la primera” argumentando que si bien “es la institución más impopular del país, pero ha mejorado su cálculo”. No tiene más opción. El abogado, Carlos Hakansson admite que este pedido de cuestión de confianza “sería el preludio de una estrategia que tiene como conclusión la disolución del Congreso previsto en el artículo 134 de la Constitución”.
Congreso astuto
El Congreso detectó estas intenciones de Castillo. Es por ello, que está decidido a evitar su desaparición con la discusión de un proyecto de ley que propone eliminar la solicitud obligatoria de voto de confianza que debe presentar el Poder Ejecutivo, para la instalación de sus gabinetes ministeriales. Oposición y oficialismo parecen estar de acuerdo. Es un acuerdo de reconciliación y casi tregua tácita entre ambos poderes.
Sin embargo, el órgano juega a su manera. En paralelo, la comisión de Constitución debate también dos iniciativas parlamentarias que proponen agilizar la declaración de la vacancia presidencial, rebajando de 87 a 78 el número de votos necesarios para destituir al presidente o ampliando en el reglamento las causales para suspender de sus funciones al primer mandatario nacional.
Pocas esperanzas
Las probabilidades de éxito de esta cuestión de confianza para derogar una norma aprobada por el Congreso y constitucionalizada podría convertirse en un imposible jurídico, al plantear la figura de “un gobierno con función derogatoria indirecta”, asegura el abogado y politólogo Juan De la Puente en Twitter.
“La cuestión de confianza es una huida hacia adelante. El pedido anuda más la crisis y puede terminar en un desorden sucesivo. Votada o no, puede terminar en un conflicto de competencia ante el Tribunal Constitucional”.
Con este panorama coincidirá la misión de alto nivel de la Organización de Estados Americanos (OEA) que arribará a Lima para aplicar la Carta Democrática Interamericana solicitada por Castillo, quien escogió a Torres para liderar la petición después de sus expresiones contra la periodista Sol Carreño, a quien llamó “mala madre” y «mala».
Cuatro bancadas piden su destitución. Es otro error de cálculo en el terreno de juego que podría llevar a Castillo a repetir el amargo resultado de su equipo en la temporada: está de noveno en la tabla de posiciones acumulada con una pésima racha que lo aleja de la Copa Suramericana.