Colombia decidió dar un salto al vacío. Con el triunfo del izquierdista Gustavo Petro en la segunda vuelta presidencial de este domingo la democracia del país cafetero comienza a transitar un camino incierto. La nación que se había mantenido firme por la senda de la libertad finalmente cayó en manos del socialismo del siglo XXI, la nueva corriente del comunismo que ha dejado muerte y miseria a su paso y que pese a haber tenido un espejo en la vecina Venezuela, Colombia no escarmentó por la experiencia ajena.
Con 94,57 % de las mesas informadas, el candidato del Pacto Histórico consiguió 10.692.503 votos, equivalentes a 50,6 %, mientras que el ingeniero Rodolfo Hernández, abanderado de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, se quedó con 9.923.729, que representan 47,04 %.
Los departamentos clave
La Registraduría Nacional del Estado Civil dio cuenta de una participación de 54,79 %. El voto en blanco creció con respecto a la primera vuelta pero fue mucho menor a lo proyectado por las encuestas, con solo 2,25 %. En la jornada electoral del 29 de mayo había sido de apenas 1,73 %.
Gustavo Petro mantuvo la ventaja en Bogotá con 58,84 % sobre 38,23 % de Hernández. La capital colombiana se ha destacado como la ciudad más izquierdista de Colombia y en esta oportunidad volvió a demostrarle su respaldo a quien la gobernó entre 2014 y 2015, ayudándole a sumar los sufragios necesarios para el total nacional. También fue clave el departamento del Valle del Cauca, así como toda la región costera, tanto del Caribe como del Pacífico.
Por su parte, Rodolfo Hernández consiguió en Antioquia y Santander su más alta votación, pero no le alcanzó para la victoria. Otros departamentos que también se inclinaron por el ingeniero fueron Boyacá, Norte de Santander y Cundinamarca. Hernández ganó también el voto de los colombianos en el exterior.
El camino al poder
Pero, ¿cómo consiguió Petro ganar la Presidencia de Colombia? Ante la dificultad de sumar votos con respecto al techo que parecía haber alcanzado en la primera vuelta, la campaña de Gustavo Petro se centró en restarle a su adversario. Fue una campaña de prácticamente cuatro años en la que se valió de todos los medios para sumar apoyos: protestas violentas, alianzas cuestionadas, inversiones millonarias y hasta estrategias de campaña sucia para “quemar” a sus adversarios, según se evidenció en los ‘petrovidos’ revelados por la revista Semana.
Colombia se suma ahora a la lista de países de la región que en los últimos años han girado a la izquierda como Argentina, Perú y Chile. Aunque durante la campaña Petro trató de alejarse del chavismo, en Miraflores ya celebran haber ganado otro aliado para la Venezuela socialista. Con este resultados también celebran el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, la Internacional Progresista, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en La Habana, en Moscú, en Pekín, pero sin ir muy lejos también en la cárcel de La Picota, donde esperaban el triunfo de Petro para empezar a negociar extradiciones y el prometido “perdón social”.