Entre los más perjudicados están los partidos de la oposición de centroizquierda, que compitió fragmentada en varias listas, y entre los más favorecidos estuvieron el bloque formado por el Partido Comunista y el izquierdista Frente Amplio, que se impuso a la centroizquierda y una multiplicidad de listas de independientes, según informó el lunes el Servicio Electoral (SERVEL).
Los chilenos también castigaron a la derecha oficialista, que con su peor votación desde 1990 no logró el tercio de los 155 escaños de la convención que necesitaba para proteger el modelo neoliberal que atraviesa a la Constitución de la dictadura (1973-1990).
La convención se instalará con 48 escaños independientes, la mayoría de izquierda, 37 del oficialismo de centroderecha, 28 del bloque formado por el Partido Comunista y el izquierdista Frente Amplio, 25 de la centroizquierda y 17 de los pueblos indígenas. Entre las listas independientes fueron electos seis candidatos de las minorías sexuales.
Los resultados desafiaron todos los pronósticos de analistas y las predicciones de las encuestas. Los especialistas daban como máximo 10 o 12 cupos a los independientes.
“Es un resultado desastroso”, dijo el presidente del centrista Partido Demócrata Cristiano, Fuad Chaín, que el fin de semana fue electo constituyente.
La incertidumbre surgida tras los comicios golpeó con fuerza a la bolsa de Santiago, que en las primeras horas de la jornada bajó un 10%, especialmente en las acciones de la banca y del retail. También subía el dólar.
Rodrigo Espinoza, académico de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales, dijo a The Associated Press que “lo sorprendente es (el resultado de) la Lista del Pueblo, que es de extrema izquierda, que logró 22 asientos… Hay mucha dispersión en el espectro político que va a componer la convención”.
“Lograr un quórum de acuerdo en contenidos va a requerir un esfuerzo bastante significativo”, añadió.
La lista del pueblo surgió tras el violento estallido social que golpeó a Chile en octubre de 2019, que fue seguido de gigantescas protestas que los partidos políticos tradicionales frenaron con la convocatoria a un plebiscito que se realizó en octubre pasado en el que el 79% de los chilenos dijo que quería una nueva Carta Magna que fuera escrita por una convención paritaria.
El académico Marcelo Mella, doctor en Estudios Americanos, señaló a la AP que “hay que mirar con atención la capacidad que tienen los distintos bloques políticos de izquierda para articularse políticamente para transformar esta mayoría tremenda… en una mayoría orgánica política para que funcionen dentro del espacio de la convención de manera articulada”.
Llamó la atención la baja participación de los chilenos, con un 43,35%, según el SERVEL, poco más de un millón menos del 51% alcanzado en el plebiscito del año pasado, cuando se decidió escribir un nuevo pacto social que abra las puertas a un país más justo y con menos desigualdades.
Mella dijo que la abstención en Chile puede deberse a que una parte importante de los ciudadanos “todavía no se convence de que a través del camino electoral se pueden cambiar las cosas”. Agregó que los problemas sociales derivados de la crisis sanitaria hacen que muchos hagan que “el debate constitucional se vea como algo lejano”.
La desafección hacia la clase política se exteriorizó tras el estallido social y una reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos, el más respetado del mercado, señaló a fines de abril que cuenta sólo con un 2% de aprobación.
La llegada de la pandemia a Chile desató una fuerte crisis económica que golpeó a los más vulnerables y empobreció a la clase media. La lentitud de las ayudas sociales del gobierno fue criticada por la oposición que, con votos del oficialismo, aprobó que millones de chilenos sacaran en tres ocasiones el 10% de sus fondos de pensiones para autoayudarse. Políticos derechistas afirman que el rechazo oficial del gobierno a los giros los perjudicó electoralmente.
Además, el fin de semana se eligieron alcaldes, gobernadores y concejales. Los independientes, de izquierda y derecha, lograron la mayoría de los 345 municipios chilenos, seguidos por el oficialismo y algunas colectividades de la centroizquierda tradicional.
El proyecto de Constitución que surja del órgano constitucional que se instalará en las próximas semanas y debe ser escrito en nueve meses prorrogables a un año, deberá ser aprobado o rechazado en un plebiscito obligatorio el segundo semestre de 2022.
Fuente: Diario las Américas