Es por ello que destruir a la Iglesia como pilar religioso de fe y moral, resulta primordial. «Sobre todo porque el fundamento ideológico del cambio constitucional es darle dotes divinos al Estado, desde dador de vida hasta emisor del maná del cielo» detalla el medio de comunicación.
Tal es así que pretenden lograr su tan ansiada «igualdad» mediante una Constitución que garantice «derechos sociales».
Dios ha muerto, se lee en las paredes de los templos en el país austral, en referencia al filósofo alemán Friederich Nietzsche. Quitando de contexto la célebre frase que hace alusión a un lamento y no a una celebración. Pues, «Nietzsche advirtió cómo con la muerte de Dios surgiría con mayor poder el monstruo más frío: el Estado», detalla el medio.
Hacer del Estado una religión
En conclusión, los ataques constantes a la Iglesia se traducen en que la izquierda chilena busca convertir al Estado en un semi-dios.
Tiene virtudes y también pecados. Bajo el término «woke«, los jóvenes de esta generación aclaman estar despiertos. «Chile despertó» es la consigna más común desde octubre del 2019, cuando los jóvenes iniciaron la insurrección, explica PanamPost
Fuente: Diario las Américas