SANTIAGO — El rechazo a la nueva constitución de Chile alcanzaba el domingo el 61.88%, según el conteo oficial preliminar, mientras la aprobación sumaba 38.12, tras computar el 99.4% de los votos.
De esta manera, permanece la carta magna que fue aprobada hace 41 años cuando la dictadura de Augusto Pinochet se prepara para terminar su período.
El resultado del plebiscito, informado por el autónomo Servicio Electoral de Chile (SERVEL) , coloca en la palestra la derrota del presidente Gabriel Boric, quien ha sido uno de los principales defensores de la propuesta constitucional.
«Compatriotas, hoy ha hablado el pueblo de Chile y lo ha hecho de manera fuerte y clara. Nos ha entregado dos mensajes: el primero, que quiere y valora su democracia. Que confía en ella para superar las diferencias y avanzar. Y eso lo confirma este proceso electoral, que ha tenido la mayor convocatoria de ciudadanas y ciudadanos en toda nuestra historia», señaló el presidente chileno.
No obstante, Flavia Torrealba, dirigente de la campaña a favor del Sí, opinó «la constitución de (el dictador Augusto) Pinochet está enterrada, el proceso va a seguir”.
El plebiscito es el cierre de un proceso de tres años iniciado en 2019 cuando en Chile -considerado hasta entonces un ejemplo de estabilidad en la región- estallaron protestas callejeras estudiantiles en demanda de más igualdad y derechos sociales.
Un año después, el 78% del electorado decidió que quería una nueva constitución que reemplazara a la constitución que fue redactada durante la dictadura militar, que tuvo lugar de 1973 a 1990.
No obstante, la propuesta redactada por una consituyente no fue aprobada por la mayoría de los electores.
La propuesta de carta magna hacía énfasis en asuntos sociales e igualdad de género, consagraba ‘derechos’ a 11 pueblos originarios chilenos, priorizaba la protección del medio ambiente e introducía derechos a la vivienda, salud y educación gratis, aunque muchos críticos mencionaban maniobras entre líneas que limitaban «derechos a la ciudadanía y pulverizaba la existencia de Chile como nación».
Hace dos meses la oposición prometió públicamente que, de triunfar el NO, introduciría a la carta magna una decena de reformas, entre ellas cambiar el actual Estado subsidiario que instauró un modelo de libre mercado por un Estado social de derechos.
“Debemos garantizar el acceso y adecuado ejercicio de derechos sociales en educación, salud, pensiones, vivienda y seguridad social en general, que haga posible una vida verdaderamente libre y digna”, señaló el compromiso opositor.
Quienes apostaron por NO prometieron reconocer constitucionalmente a los 11 pueblos originarios chilenos y el derecho humano al agua, además de garantizar “igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres” y defender la existencia del Senado, que la propuesta oficialista eliminó.