En lugar de resguardarse para evitar los contagios de la pandemia de COVID-19, los venezolanos del interior del país tienen que salir a la calle para cubrir las necesidades del hogar. En el tercer día de “confinamiento estricto” del esquema 7×7 del gobierno chavista, conseguir la gasolina subsidiada o a precio premium sigue siendo prioridad para muchos y por ello siguen las colas.
Este martes 9 de junio es el noveno día desde que Nicolás Maduro puso en marcha la nueva estrategia para la distribución de combustible, que pretende cubrir la escasez que hay desde que comenzó la cuarentena y por la que se importó desde Irán.
Sin embargo, mientras que en la capital se redujo el tiempo de espera en algunas estaciones de servicio, en algunas regiones del interior “la situación empeoró”, de acuerdo con usuarios que hablaron con Efecto Cocuyo.
“Ya en las calles y avenidas hay dos colas para la gasolina: una para mañana y la otra para pasado mañana” dijo Moisés Bermúdez desde Maturín.
Hace una semana Bermúdez tuvo que hacer cola desde las 5:00 de la tarde del día anterior para poder llenar 30 litros de gasolina subsidiada a las 8:00 de la mañana. Sin embargo, progresivamente las colas se fueron ampliando en la capital de Monagas, estado por de más petrolero.
Al día de hoy tiene que hacer dos días de cola para comprar la misma cantidad de gasolina. En las estaciones subsidiadas del sector Tipuro duermen por las noches entre 200 y 400 personas con vehículos cuyas placas corresponden al turno del día siguiente, y se estacionan en doble fila los carros que tienen el turno el día posterior.
La cantidad de usuarios que atienden depende de la cantidad de gasolina que se distribuya por estación cada día.
Cambió el modo de conducir
Para no permanecer los dos días en el carro, los vecinos se organizan para dejar sus vehículos en cola frente a los urbanismos, pequeños complejos habitacionales cercanos a las avenidas donde se encuentran las gasolineras. De ese modo exponen en menor medida sus unidades a la criminalidad y evitan pasar la noche solos.
De igual modo, la escasez de gasolina ha limitado la capacidad de movilizarse de Bermúdez y de muchos otros venezolanos, que se rehúsan a ocupar su tiempo en espera del combustible.
“Tratamos de hacer la mayor cantidad de diligencias programadas en un solo viaje, de tal forma que no tengamos que salir varias veces a la semana a gastar combustible”, dijo sobre su dinámica familiar.
Incluso otras personas han cambiado su modo de conducir. En lugar de manejar utilizando las velocidades, cuando es posible conducen en neutro, lo cual gasta una menor cantidad de combustible, pero desgasta los frenos del vehículo. Esto puede ocasionar accidentes, como el ocurrido el pasado 20 de mayo, cuando un camión segó la vida de una quinceañera en Aragua.
En Sucre también crecen las colas
Esta segunda semana de la nueva estrategia de distribución “han incrementado las colas para echar gasolina” de acuerdo a Robert Franco, poblador de Sucre.
En lugar de cinco o seis horas, ahora los habitantes de Cumaná pasan hasta 10 horas de cola para recargar gasolina, como pasa en la estación Virgen del Valle II.
“Incluso ha quedado gente sin poder echar porque se ha acabado la gasolina en la estación de servicio”, dijo.
En ese sentido, su vecina, Lourdes Ramírez, dijo que en este sector del oriente del país “el confinamiento se cumple a medias, ya que las personas en las horas de espera se ponen a echar cuentos”, rompiendo con el distanciamiento físico.
Bolívar: Más personas en la calle
En todo el territorio nacional la escasez de gasolina recrudeció a partir de la cuarentena que se inició el pasado 16 de marzo. En Bolívar los residentes “se estaban conformando con gasolina revendida”, según Raúl Vejar, que vive en el municipio Caroní, ya que antes de la cuarentena la escasez se había empezado a notar en su sector.
Ahora con la nueva directriz nacional, el abastecimiento “no ha mejorado del todo”. Los vecinos de Vejar tardan hasta seis horas en las colas para la gasolina de 5.000 bolívares por litro en Caroní, donde surten hasta un máximo de 20 litros por vehículo. La gasolina “premium”, que cuesta 0,50 dólares por litro, también estaba regulada en un principio hasta un máximo de 40 litros, pero actualmente el límite depende de la cantidad de dinero que tenga el usuario.
“El gobierno (de Maduro) ha tratado de crear una pantalla de que por fin tenemos gasolina, pero tienes que pasar horas y horas en una cola”, dijo Vejar.
Esto, de acuerdo con este bolivarense, impide que se cumpla el distanciamiento físico que las autoridades sanitarias de todo el mundo han recomendado desde el inicio de la pandemia.
También denunció que el transporte público de Caroní es un foco de contagio.
“Van llenos y la gente se sube sin tapabocas por la misma necesidad de trasladarse” ya que, por la escasez de gasolina que se suma a la escasez de repuestos automotrices, hay menos unidades de transporte.
Aída González también confirmó que en Caroní los vecinos no han respetado la medida del confinamiento.
“Sales a la calle y ves los microbuses full de gente, que va a trabajar buscando una manera de comer”, comentó.
En ese sentido las mañanas “parecen como las de cualquier otro día” antes de la cuarentena, según los testimonios de ambos entrevistados.
También en Delta Amacuro
Eleannys González, pobladora de Delta Amacuro, considera que la situación de la gasolina “es bastante crítica en el estado”.
Las estaciones de servicio de Tucupita están administrando el combustible hasta la 1:00 de la tarde, y a pesar de que las colas cuentan con una menor cantidad de vehículos, las colas son de horas por las fallas en las telecomunicaciones.
La gasolinera de preferencia de González es la E/S San Rafael, que está apartada de la ciudad. Ahí llega a las 6:00 de la mañana con, en promedio, 70 personas por delante y tarda hasta la 1:00 de la tarde en la cola para la gasolina subsidiada.
“El sistema biopago es bastante lento porque la cobertura es baja estación San Rafael”, explicó.
En cambio, en el casco de la ciudad, en la E/S Texaco se hacen colas por gasolina de hasta tres cuadras y la que se encuentra en el Paseo Manamo es más larga, de hasta más de cuatro cuadras.
Fuente: Efecto Cocuyo