El fantasma de la crisis financiera sobrevuela la economía colombiana. El Gobierno de Iván Duque anunció este martes que solicitó renovar una línea de crédito de cerca de 11.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) para tratar de mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus en ese sector.
El encargado de dibujar el panorama, un día después de que el presidente decidiera prolongar hasta el 27 de abril una cuarentena obligatoria que se inició el 25 de marzo, fue el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. “Tenemos reservas internacionales, tenemos unas luchas permanentes por conseguir recursos adicionales, el Fondo Monetario Internacional en este momento está estudiando nuestra solicitud de que tengamos acceso como país a los 11.000 millones de dólares de lo que se llama la facilidad de liquidez”, afirmó.
Se trata de la posibilidad de disponer de una línea de crédito vigente desde 2009 y cuya renovación fue solicitada el 19 de marzo. El Ministerio de Hacienda explica que su concesión no supone que Colombia haya solicitado todavía el desembolso de esos recursos.
El horizonte, en un país golpeado por la caída de los precios del petróleo, que suponen más del 9% de los ingresos estatales, es proceloso. Y el ministro utilizó precisamente el símil de la tormenta para describir la situación. “Este es un río caudaloso, se nos cayó un puente, tenemos que hacer un puente provisional pero vamos a llegar al otro lado”, dijo durante su intervención en la sesión de la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes, realizada por videoconferencia. “Por fortuna”, agregó Carrasquilla, “no ha llegado ni esperamos que llegue, pero pueden empezar a surgir unos problemas en el sector financiero y que la crisis económica pueda derivar en una crisis financiera”.
Colombia representa la cuarta economía de América Latina y el año pasado creció un 3,3%, por encima de la media regional, mientras la divisa nacional se comportó de forma estable. La epidemia sacudió las previsiones incluso antes de que Duque decretara el confinamiento. El Banco de la República rebajó las expectativas de crecimiento mientras la moneda ha alcanzado tasas de cambio históricas frente al dólar, por encima de los 4.000 pesos. “En circunstancias tan complejas, sabemos que es indispensable que el banco suministre a los mercados financieros la liquidez necesaria para facilitar el crédito y asegurar el buen funcionamiento del sistema de pagos”, declaró el gerente del ente emisor, Juan José Echevarría, en vísperas del comienzo de la cuarentena.
En cualquier caso, el ministro de Hacienda trató de transmitir serenidad. “Hay que tener todos los mecanismos de cobertura que se han creado para manejar estas situaciones”, consideró. Recordó algunas de las medidas adoptadas por el Ejecutivo para atender la sanidad pública y paliar los efectos del Covid-19 -que ha provocado casi 1.800 contagios y 50 muertes en el país andino- entre los más vulnerables. El mandatario prometió inicialmente un ingreso de 160.000 pesos, unos 40 dólares, a los trabajadores informales, esto es casi la mitad de la población activa, un 47%. La exposición de esos millones de colombianos, que viven al día, se suma a la de los casi dos millones de migrantes venezolanos radicados en el país. La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, también anunció hace dos semanas un bono de poco más de 100 dólares destinado a 350.000 familias sin recursos residentes en la capital.
Carrasquilla habló este martes también de “un tercer anillo […] para el cual el Gobierno ha decidido compartir los riesgos crediticios, para las empresas micro, pequeñas y medianas, en primera instancia». Sin embargo, añadió, se trata de una preocupación que afecta «a todo el sector empresarial colombiano y sus necesidades para poder pagar la nómina”. “Hay empresas y microempresas que tienen unas dificultades enormes de flujo de caja”, aseguró. El escenario es desalentador, como en la mayoría de los mercados mundiales, y en ese contexto Duque recurrió a una de las palabras más empleadas por los colombianos, que acaban de salir de un conflicto armado de más de medio siglo, y quizá también desgastada: resiliencia. “Tenemos que salir de la idea de calamidad y entender que este es el gran momento de la resiliencia en nuestro país, donde nuestra innovación, nuestra creatividad y nuestra inteligencia colectiva es lo que nos va a permitir salir adelante”, manifestó el presidente.