Colombia y Brasil, bajo el mando del socialismo de Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva, llegan a marzo con un aumento de la gasolina como parte de las políticas de ambos mandatarios, quienes pretenden llenar las arcas estatales exprimiendo el bolsillo de los ciudadanos.
En el caso de Brasil, regirán nuevamente los impuestos sobre la gasolina y el etanol a 0,47 reales y 0,02 reales por litro, respectivamente, hasta finales de junio. La medida de Lula ya genera impacto en los indicadores económicos. Por un lado, las acciones preferentes de Petrobras reportan una caída de 3,5 % mientras que las de PetroRio bajan 9 % y las de 3R Petroleum reconocen un declive de 7%.
De esa manera, el presidente izquierdista desmorona los logros del gobierno conservador del expresidente Jair Bolsonaro, quien tras eliminar estos mismos cánones de impuestos logró la mayor deflación en 42 años.
Exportación en jaque
Lula busca dinero en todos lados, considerando que además gravará la exportación de crudo en un 9,2 % durante los próximos cuatro meses. El impuesto equivale al 1 % de la ganancia de Petrobras y con esa medida habrá un aumento equivalente a R$ 6,66 mil millones de reales para su gobierno, es decir, 1266 millones de dólares.
Estas maniobras se implementan con el fin de recaudar poco más de 28.000 millones de reales en total (5371 millones de dólares) en impuestos sobre los combustibles, de acuerdo con el ministro de Hacienda, Fernando Haddad.
El aumento de la gasolina en la nación suramericana es fruto de pactos. Lula negoció con Petrobras este acuerdo que selló el secretario ejecutivo de Hacienda, Gabriel Galípolo, quien viajó a Río de Janeiro para una conversación programada de última hora con el presidente, Jean Paul Prates, y con directores de la empresa estatal.
Sin embargo, “tratar de mantener los ingresos y reducir el daño a la popularidad de Lula, creó un “monstruo”: el impuesto a la exportación de petróleo” dijo la presentadora de CNN, Daniela Lima.
Colombia al precipicio
Coincidencia o no, Petro también autorizó un aumento de 400 pesos colombianos de la gasolina, que desde ahora se cotizará en 10.766 pesos colombianos por galón, en promedio.
En el caso de las cinco principales ciudades el incremento será más alto. En Bogotá se pagarán 11.173 pesos, mientras que en Medellín se ubicará en 11.109 pesos. En Cali será de 11.207 pesos, Barranquilla pagará 10.846 pesos y Bucaramanga unos 10.925 pesos.
“Esto si debería prender las alarmas de todos. Cada día más cara la gasolina. Subir la gasolina implica aumentar costos básicos de la canasta familiar. Hoy en Colombia acceder a la canasta familiar es cuatro veces más costoso que hace un par de meses. ¿Este es el cambio?” se pregunta el concejal de Bogotá, Rolando González.
Discurso para convencer
Para convencer a la población sobre la disposición, el mandatario del Pacto Histórico sostiene que el incremento del precio de la gasolina corriente pretende disminuir el impacto fiscal del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles (Fepc) sobre el gobierno.
Petro argumenta que la dinámica de los precios internacionales de los refinados tensionados por factores internacionales, como el precio del petróleo y el nivel de riesgo global, incide en el escenario de los hidrocarburos de la nación neogranadina. Con ese discurso ya acumula cinco meses de alzas consecutivas, luego del aumento del costo de la gasolina en un promedio de 1250 pesos por galón, mientras que el diésel ha aumentado 57 pesos, en promedio por galón.
En el más reciente ajuste, en el que se fijaron los precios de referencia para febrero, el incremento promedio fue de 232 pesos, ubicándose en 10.399 pesos por galón.